Javier Cercas: "Si una novela busca ser útil, se vuelve pedagogía o propaganda"
Literatura
El autor publica 'El castillo de Barbazul', tercera entrega de sus novelas de 'Terra Alta', una intriga sobre la impunidad de los poderosos y la necesidad del coraje para hacer justicia
Cuando terminó Terra Alta, el libro con el que ganó el Premio Planeta,Javier Cercas albergó un pálpito que no había sentido con sus obras anteriores: que esa historia no acababa ahí y que la vida de su protagonista, Melchor Marín, depararía nuevas entregas, un mismo proyecto narrativo que continuó con Independencia y culmina ahora con El castillo de Barbazul. En su nueva aventura, este ex policía reconvertido a bibliotecario se pregunta si ha sido correcto el mentirle a Cosette, su hija, sobre sus orígenes: el intento de protegerla ha motivado que la adolescente, al descubrir la verdad, decida aplazar el regreso de sus vacaciones en Mallorca. "La relación entre padres e hijos es una tragedia", se dice en un pasaje de la narración, y en esta intriga Melchor se sentirá desamparado en la búsqueda de su familiar ante la pasividad de la Guardia Civil y la sospecha de que los poderosos volverán a quedar impunes. Pero Cercas se guarda ases en la manga: el "coraje" y el "carisma" de su personaje, y un atisbo de esperanza frente a toda la violencia que reserva el mundo.
Cercas presentó este jueves en Mallorca el que cree el cierre de su trilogía de Terra Alta, "pero le he dejado al relato un final abierto", reconoció con prudencia sobre El castillo de Barbazul, que publica Tusquets. "Decidí hace años que Cosette viajaría aquí", explicó a los periodistas, "porque es un destino habitual de los jóvenes catalanes cuando terminan el Bachillerato". El escenario le facilitaba localizaciones "donde vive gente muy rica", uno de los hilos que explora en esta novela sobre los abusos de poder y la lucha por la justicia.
El creador (Ibahernando, Cáceres, 1962) confesó que se embarcó en este proyecto narrativo "que puede entenderse como una sola obra pero en tres volúmenes" por cansancio con lo que había hecho anteriormente, porque anhelaba "convertirse en otro escritor".El monarca de las sombras, un libro "muy personal", dialogaba con Soldados de Salamina, "que apareció cuando nadie apostaba por la autoficción, antes de que hubiese demasiada", y Cercas advertía que si continuaba "el mismo camino, iba a correr el peor peligro que corre un escritor, que es convertirse en un imitador de sí mismo. Un autor muere ahí. Si no comete riesgos, se queda en escribano", opinó, antes de poner como modelo a Pessoa, "con todos sus heterónimos y hasta sus grafías distintas", por su capacidad para desdoblarse.
Cercas aseguró que dio un giro hacia la novela policiaca como una necesidad y "no como una provocación", dijo, antes de añadir que le causa "perplejidad" que haya "gente para quien esto es un género menor. No existen géneros mayores o menores, sino formas mayores o menores de enfocarlos", matizó. A él le entusiasma que se trate de una propuesta "popular", frente a quien concibe la literatura como "algo secreto, de catacumbas, con el escritor encerrado en un búnker y haciendo literatura para literatos", olvidando que "la mejor novela que conocemos, el Quijote, tuvo un éxito fenomenal y hasta los analfabetos identificaban a Sancho Panza", o que Los miserables, un clásico muy presente en El castillo de Barbazul, causara tal impacto que "trastocó la Francia de su época".
Acompañado del editor Juan Cerezo y del artista Biel March, al que define como "el productor ejecutivo de esta novela" por conseguir las "localizaciones" y toda la información que necesitaba sobre Mallorca, Cercas admitió que no sabía si ahora le tocaba una nueva reconversión. "Yo averiguo las cosas a medida que escribo, no sé lo que quiero decir hasta que ya lo he dicho. Así que ésa es la pregunta del millón, qué voy a hacer ahora. Los escritores que me gustan evolucionan, pero en el fondo son, siguen siendo, fieles a sí mismos. Pienso que en realidad estos libros de Terra Alta no son tan diferentes a lo que hice antes", valora el creador, que vuelve a ser juzgado por sus personajes en una broma cómplice. "Por lo menos son entretenidas [sus novelas], no como otros rollos macabeos que me he tenido que tragar. Hombre, es verdad que el hombre se lo inventa todo", dictamina una de sus criaturas.
El castillo de Barbazul retrata una red de abusos sexuales, y por ello la conversación se detiene en la cuestión de la violencia que sufren las mujeres. "Melchor ha sido testigo de escenas de este tipo, y todos conocemos casos. Ahora, felizmente, hablamos de eso, no nos lo callamos", afirma, antes de lamentar que "durante toda la Historia una parte de la humanidad le estuvo poniendo el pie en el cuello a la otra mitad. Aristóteles aseguraba que las mujeres eran inferiores, porque todo el mundo lo pensaba. A mí, a todos, nos educaron así, y hablamos de una mentalidad que predominaba hace dos días. Eso de que todos deberíamos ser feministas es una verdad", reivindica el autor.
Preguntado sobre la circunstancia de que Melchor Marín se tome en cada entrega de esta trilogía la justicia por su mano, y si calificaría su narrativa como "antisistema", Cercas no lo dudó. "Es que la literatura o es antisistema o no es literatura. Es verdad que en las tres novelas se repite la misma pregunta, si es legítima la venganza cuando la justicia no nos hace justicia. La literatura es placer, como el sexo, pero también es una forma de conocimiento, como el sexo. Un autor tiene que hacerse preguntas complejas, pero no contestarlas, eso está prohibido. Tiene que obligar al lector a que se cuestione sus certezas, asomarlo a otros gustos, otras ideologías. Incomodarlo. Si una obra se propone ser útil se convierte en propaganda, en pedagogía, pero deja de ser arte".
Tras hablar del triunfo en los Goya de la adaptación de Las leyes de la frontera, realizada por Daniel Monzón, Cercas destacó también la versión de Anatomía de un instante que recorre los teatros, y la traslación al cómic de Soldados de Salamina. "Puedo decirlo ya porque lo han anunciado sus responsables, Terra Alta será una serie de televisión. Pero en estas producciones yo me limito a prestar mi partitura, mi obra, para que ellos hagan otra partitura que es el guión, y a partir de ahí levanten su proyecto. Mi trabajo aquí es no hacer nada, y, por cierto, eso me encanta".
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