Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Artes Escénicas
"Mi padre me llevaba al museo, mi madre me enseñaba literatura. Mi obra es como el resultado de ese matrimonio, una batalla entre imagen y texto", explicaba Jan Fabre (Amberes, 1958) hace unos años a este periódico, cuando presentaba una de sus obras en el Teatro Central. Entonces dijo también: "En la vida moderna hay mucho cinismo. Mi arte planta cara a eso, está muy vinculado a la conciencia".
Ahora, este creador polifacético, presencia frecuente en la programación del Central, donde no se olvida el impresionante maratón que supuso su Monte Olimpo, regresa al escenario de la Cartuja este fin de semana –sábado y domingo, a las 12:00, localidades agotadas– con su compañía Troubleyn y The Fluid Force of Love (La fuerza fluida del amor). Una propuesta en la que su autor, al que "como el salmón", aseguró en una de sus muchas visitas a Sevilla, disfruta de "ir contra la corriente", se rebela contra el peso de las etiquetas.
"Hoy en día, en las redes sociales, uno puede elegir entre más de 70 identidades de género diferente. En La fuerza fluida del amor los guerreros de la belleza de Jan Fabre salen del armario en busca de la esencia misma del amor. Se preguntan; ¿de qué va todo esto del etiquetado de la sexualidad? ¿Por qué sentimos la necesidad de mencionar y hacer público nuestro sexo, género y preferencias sexuales? ¿Es que no podemos ser simplemente humanos, respetándonos y respetando el amor que experimentamos hacia otros seres humanos?", se plantea en las notas promocionales del espectáculo.
"En The Fluid Force of Love, asistimos a un verdadero desfile de armarios, de todas las formas, tallas y colores. En efecto, ¿quién eres tú de verdad? Hombre o mujer, o los dos, o ni lo uno ni lo otro, ¿o quizá no sois binarios? ¿O a lo mejor sois transgénero? ¿Verdadero o falso? ¿Y el armario de los cisgéneros? ¿El travesti estodavía un armario utilizable, o parece ya un poco usado? ¿Y qué preferís: ser asexuales, bisexuales, demisexuales, monosexuales, polisexuales o pansexuales? ¿O bien eso depende de vuestro humor y del humor del día (o de la noche)?", apunta Luk Van den Dries, de la Universidad de Amberes, sobre el trabajo de Fabre, en un texto en el que no falta el ánimo provocador del director y dramaturgo: "A propósito de preferencias, ¿preferís a las personas velludas o sin pelo? ¿Ultra musculados o con un poco de tripa? ¿Grandes, corpulentos, gordos, delgados, musculados, pequeños, blancos, negros, rubios, morenos o pelirrojos? ¡Vamos, decidlo!".
En The Fluid Force of Love, nueve intérpretes se ponen al servicio de la inventiva desaforada de Fabre, que desarrolla con ellos un método particular. "En el seno de Troubleyn, desde hace cuarenta años me he concentrado en aplicar una línea de conducta con mis actores y mis bailarines. Les hago hacer ejercicios, los inicio en lo que yo llamo el juego fisiológico", explica. "Este entrenamiento les hace tomar conciencia de que las emociones no son psicológicas sino que son el resultado de unos impulsos fisiológicos, los lleva a comprender mejor cómo funciona el cuerpo humano. El concepto de actor o de bailarín me parece un concepto burgués del siglo XIX. Los miembros de mi compañía son performers contemporáneos que siguen un aprendizaje muy amplio (danza moderna y clásica, artes performativas, artes visuales…) y se interrogan sobre el lugar del cuerpo en el mundo y en la Historia".
Fabre, a quien el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo dedicó en 2018 una amplia exposición sobre su inclasificable carrera, volverá a desplegar sobre el escenario del Central su interés en el cuerpo humano y sus fluidos y su apabullante imaginario. "Lo cierto es que este controvertido artista ha dejado su huella en terrenos como el de la dramaturgia y la escritura teatral, la coreografía, la dirección de escena y de cine y las artes plásticas", analizaba hace unos años Rosalía Gómez en este periódico. "Y si es cierto que ha puesto en discusión los límites de cada uno de ellos no lo es menos que su lugar actual en el mundo del arte no obedece a su carácter provocador sino a un talento tan raro como sus obras, en las que el caos o la histeria se unen a una técnica realmente admirable, y que ha hecho de él una especie de filósofo que nos avisa, aunque utilizando sus mismos materiales, del absoluto deterioro al que nos conduce el actual capitalismo, basado en el éxtasis del consumo y en la unión imposible entre el exceso y el déficit". The Fluid Force of Love supone una nueva oportunidad para comprobarlo. Aparte de las funciones, Fabre realizará este domingo en el Central una audición –que ya ha cerrado el plazo para aceptar candidaturas– en la que buscará a los intérpretes de su próximo espectáculo.
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