"Si me importara lo que piensa la gente, seguiría en el Oeste"
El actor y director Clint Eastwood vuelve a dar un giro a su carrera y lleva un montaje de Broadway al cine, 'Jersey Boys'.
¿Qué hace Clint Eastwood dirigiendo un musical? A sus 84 años, el tipo duro que demostró tener una inmensa sensibilidad da el enésimo giro a su carrera y lleva un montaje de Broadway al cine, Jersey Boys, ajeno a lo que diga la gente, porque si no "seguiría haciendo películas del Oeste en Italia". "No tienes que ser un tipo duro para interpretar a un tipo duro, y no tienes que ser un chico sensible y poético para escribir poemas. Un actor o un director tienen que transformarse y mientras consiga que el público se transforme con él está bien", explica Clint Eastwood.
Jersey Boys es su película más juvenil y humilde en años, sin estrellas de relumbrón (ha mantenido a los actores de distintas funciones, entre ellos John Lloyd Young y Vincent Piazza) y dedicada a la música de Frankie Valli y los Four Seasons, autores de clásicos del falsete como Stay o Sherry a mediados de los 60. "La historia ya tenía dos estrellas: Frankie Valli (productor del musical y la cinta) y el propio musical, que genera un estado de emoción en la gente que no he querido intentar explicar, pero sí seguir intuitivamente", explica Eastwood, quien vio el musical ganador de cuatro premios Tony en 2006 tres veces: en Las Vegas, en San Francisco y en Nueva York.
Eastwood, ganador de cuatro Óscar, ya había mostrado su vinculación con la música en la composición de bandas sonoras como la de Changeling, al realizar la película biográfica Bird, sobre Charlie Parker, o al plantear una nueva versión de A Star is Born protagonizaba por Beyoncé que nunca llegó a realizarse. Pero ahora vive un romance con Broadway que le hizo estar recientemente en la entrega de los premios Tony no sólo para promocionar su nuevo filme, sino para dar suerte a la adaptación musical de su filme Los puentes de Madison, que consiguió dos premios.
De Jersey Boys le interesaba un protagonista que "tenía un sonido diferente y no tuvo miedo a experimentarlo con los grupos. Ese falsete... Todos los que tienen un don, algo diferente, tienen que bregar con un periodo en el que la gente lo considera ridículo. Eso es así. Y él tuvo que enfrentarse, además, al ambiente de un barrio complicado de Nueva Jersey en los años 40", asegura. "Frank Sinatra también es de Nueva Jersey. Lo conocemos como un famoso cantante, y estoy seguro de que hubo un momento en su vida, cuando era un chico de Hoboken delgado que quería ser cantante, en que alguien le dijo que un chico duro no podía cantar canciones de amor", asegura.
Eastwood, asiduo a las convenciones del Partido Republicano, lleva años matizando ese supuesto carácter conservador con retratos del derecho a la eutanasia (Million Dollar Baby) o desmembrando el inevitable anhelo de infidelidad (Los puentes de Madison). "Conforme pasa el tiempo soy más empático con mis personajes. Tienes que tener sentimientos por ellos para retratarlos, lo cual no significa que no tengas múltiples opiniones sobre ellos", asegura. Así, para que Eastwood dirija un musical tiene que ver en la historia algunas de las claves de su filmografía, y en Jersey Boys no falta su obsesión por el impacto emocional de las infancias complicadas o la fragilidad de los vínculos amistosos en situaciones límite. "Estoy seguro de que ahora mismo, en algún lugar, hay alguien intentando hacer algo poco convencional y los demás están empujándolo a que tenga una vida normal, como mecánico o marinero", concluye.
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