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La hora de Juan Simón Gutiérrez

Año Murillo

Enrique Valdivieso enriquece el catálogo del pintor asidonense, al que considera el mejor alumno de Murillo

Detalle de 'Sagrada Familia' de Juan Simón Gutiérrez / Colección Particular
Charo Ramos

27 de mayo 2018 - 07:34

A Bartolomé Esteban Murillo, defiende el catedrático de Historia del Arte Enrique Valdivieso, sólo se le puede entender en su tiempo. "Fue un magnífico intérprete de su época, una época de problemas, desolación, hambre y enfermedad donde él hace una pintura esperanzadora en la que, además, los sevillanos serán los protagonistas de la obra. Las tendencias desmitificadoras le tachan ahora, desde la lejanía, de dulce y almibarado porque intentan encajarlo en nuestros días y eso no vale, hay que entenderlo en los usos, costumbres y características de su época, en su contexto, y saber que lo aprendió todo de su maestro, Juan del Castillo, en cuya obra está el germen de los niños murillescos".

Desde 1982, y pese a su ausencia del Congreso Internacional del IV Centenario -"si eso me pasa de joven me da una alferecía", dice ahora desde la distancia-, Valdivieso investiga "la cantidad de obras murillescas y de los discípulos que había sin que nadie dijera nada. Don Diego Angulo plantó la semilla de esos estudios con un libro donde dio datos escuetos sobre 12 pintores, una obra que realmente recoge una conferencia suya. Con Juan Miguel Serrera preparé en 1982 una exposición y un estudio sobre los antecedentes y consecuentes de Murillo como contribución a la gran conmemoración, que capitanearon entonces Madrid y el Museo del Prado, y desde entonces le doy vueltas al tema de lo murillesco. Al fallecer Serrera prematuramente, quedé como único mantenedor del culto a Murillo en la ciudad y empezaron a lloverme consultas y peritaciones desde toda Europa".

El autor del flamante libro La escuela de Murillo (coeditado por la Universidad de Sevilla y el ICAS) estudia en él a dos docenas de seguidores pero considera que los grandes discípulos fueron tres: Juan Simón Gutiérrez, al que juzga el más importante, Esteban Márquez y Francisco Meneses Osorio, cuya Asunción de la Virgen, ahora en la prestigiosa Wallace Collection de Londres, nos habla de la importancia que estos artistas han adquirido en el extranjero.

Detalla de 'Asunción de la Virgen' de Meneses Osorio / Wallace Collection

"No hay documentos que certifiquen que Meneses trabajó con Murillo. Por Palomino sabemos que se le encargó terminar el retablo de los Capuchinos de Cádiz y de ahí se ha venido considerando que pudieron haber trabajado antes juntos. Él, al igual que Esteban Márquez y Juan Simón Gutiérrez, busca la gracia formal, modelos que sin fusilar los de Murillo se le acercan mucho, una pintura vistosa, elegante y sensible. Lo curioso es que el estilo de Murillo siguió cultivándose hasta cien años después de su muerte, hasta la juventud de Goya y la llegada del neoclásico. En Sevilla, en la Academia, se aprendía a pintar haciendo copias de obras de Murillo".

Domingo Martínez y Juan de Espinal pertenecen a la segunda generación de seguidores. Pero en el libro se reivindica a muchos otros artistas, como por ejemplo a Juan Ruiz Soriano, nacido en Higuera de la Sierra (Huelva) "y que se acerca mucho al estilo del maestro, por lo cual los no iniciados los confunden frecuentemente".

Un pintor que le interesa especialmente a Enrique Valdivieso es Cornelio Schut, nacido en Amberes en 1629 y afincado en Sevilla hacia 1653. "Fue probablemente amigo de Murillo pero también se dejó influir por el otro gran pintor de la época, Juan de Valdés Leal, cofundador con Murillo y Herrera el Mozo de la Academia de Pintura, de la que este artista de origen flamenco fue miembro".

"Cornelio Schut fue probablemente amigo de Murillo pero también se dejó influir por Valdés Leal"

Valdivieso cree el mejor de estos discípulos pudo llegar a formarse en el obrador de Murillo. "Juan Simón Gutiérrez, aunque no hay documentación que lo demuestre, debió ingresar en su taller hacia 1650 –con apenas 16 años, pues nació en Medina Sidonia (Cádiz) en 1634– y luego pasó por la Academia que estaba ubicada en la Antigua Lonja". Es allí, en la actual sede del Archivo de Indias, donde se expondrán a partir del 21 de junio tres lienzos de juventud de Murillo incluido La Resurrección del Señor.

De Alonso Miguel de Tovar, también nacido en Higuera de la Sierra, Valdivieso realiza nuevas atribuciones, como una Divina Pastora –uno de los temas que mejor cultivó– que se conserva en una colección privada de Madrid. "Tovar tuvo una corta producción en Sevilla porque quiso pasar pronto a Madrid y hacer carrera en la corte pero mantuvo el espíritu murillesco casi toda su vida y muchas de sus obras pasaron por lienzos de Murillo en épocas anteriores".

Entre los pintores analizados no falta Sebastián Gómez el Mulato. "Era hijo de moriscos esclavos de Granada y fue comprado por Murillo, al que sirvió como ayudante en su obrador". De su escasa producción conocida destaca la Virgen del Rosario (1690) que conserva el Bellas Artes de Sevilla.

"De Juan Simón Gutiérrez apenas se conocía una decena de cuadros. A partir de mi libro ya hay 50 documentados"

Para Valdivieso, lo más importante del libro es ofrecer una visión panorámica de los primeros discípulos y de los posteriores seguidores "un poco más amplia de lo que hasta ahora se conocía" e ilustrar que el gusto de Murillo prevaleció durante más de un siglo porque la clientela lo demandaba y era rentable pintar a la manera del maestro. "También se documentan pinturas conocidas y se aportan otras nuevas que ojalá sirvan para ayudar a la mejor catalogación futura de obras aparcadas que no se sabía de quién eran".

Porque el investigador lo tiene claro: cada vez hay más demanda internacional de las pinturas de la escuela de Murillo y es vital estudiarlas a fondo. Un ejemplo es el interés al alza por la obra de Juan Simón Gutiérrez. En Robert Simon Fine Art se comercializaba el año pasado una Virgen Niña hilando muy similar a la que del autor asidonense custodia el Museo del Prado. "Lo cierto es que de él apenas se conocía una decena de cuadros y ahora, a partir de mi libro, ya son 50. He sembrado para que un día se pueda realizar el catálogo razonado de su obra".

En Londres se subastó en 2005 una de las pinturas más hermosas de Juan Simón Gutiérrez, la Sagrada Familia, que adquirió una colección particular inglesa. Por fortuna, permanece en el Bellas Artes de Sevilla otra de sus obras capitales: Santo Domingo confortado por la Virgen y santas mártires, cuya reciente restauración en los talleres de la pinacoteca costeó el Ayuntamiento. Formó parte en Santa Clara de la muestra Murillo y su estela en Sevilla, comisariada por Benito Navarrete y uno de los hitos del Año Murillo.

'Bodegón con cocinera' que Valdivieso atribuye a Juan Simón Gutiérrez

"En muchos museos extranjeros es fácil hallar obras que durante largo tiempo han sido atribuidas a Murillo pero salieron en realidad del pincel de Simón Gutiérrez, como el Calvario del Meadows Museum de Dallas o La invención de la pintura del Museo Nacional de Arte de Bucarest, un cuadro que perteneció a la iglesia de San Andrés de Sevilla, donde los pintores sevillanos tuvieron su capilla, hoy desaparecida", continúa. No menos importante es la reciente atribución a Simón Gutiérrez que Valdivieso realiza del expresivo Bodegón con cocinera, cuadro elegido como portada de su libro La escuela de Murillo "y que aún permanece catalogado como obra de un discípulo de Murillo en el Pradoobra de un discípulo de Murillo ".

Juan Simón Gutiérrez, concluye, "fue un pintor muy elegante, como se ve a la perfección en la Sagrada Familia que se guarda en el convento de agustinas de Medina Sidonia. Los ángeles parecen de Murillo y los neófitos lo creerán así pero no lo son. Las figuras de Simón son más estilizadas y delgadas. En el fondo, cada uno de los discípulos de Murillo tiene su estilo".

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