Vigencia de los Álvarez Quintero
Artes Escénicas
El tándem formado por Alfonso Sánchez y Alberto López reivindica en el Cartuja Center la "alegría de vivir" y la actualidad de la obra de los utreranos
La ficha
‘Homenaje a los Álvarez Quintero’. 16, 17, 18, 19, 22, 23, 25, 26, 29 y 30 diciembre a las 20:30. Entradas a 20 euros en cartujacenter.com
Tras la muerte de Cernuda se encontró en su máquina de escribir el texto en el que andaba enfrascado el poeta, una reseña sobre los hermanos Álvarez Quintero. Quizás la nostalgia de sus raíces llevaba al autor de La realidad y el deseo, que falleció en Ciudad de México en 1963, a celebrar el legado aparentemente en las antípodas de los dramaturgos, pero Alberto López, uno de los intérpretes que revive en estos días la obra de los utreranos, señala otro motivo en la admiración que sintió por ellos Cernuda: la "alegría de vivir" que desprenden sus piezas. Desde este jueves y hasta el día 30, esa energía contagiosa atraviesa el Homenaje a los Álvarez Quintero que se representa en el Cartuja Center y en el que el tándem de los compadres, Alberto López y Alfonso Sánchez, se alía con las actrices Antonia Gómez y Carmen Canivell para reivindicar la vigencia de unos creadores a los que el tiempo apartó "injustamente" de la cartelera teatral, que pasaron de ser un verdadero fenómeno en su época a convertirse en sinónimo de lo rancio y lo casposo.
El propio Sánchez recuerda que, cuando Arturo Pérez-Reverteles sugirió recuperar la obra de los sevillanos, reaccionó con escepticismo. "Yo también tenía prejuicios, pero eran infundados. ¡No los había leído!", exclama el actor, que ejerce también de director de una función en la que se encadenan varios sainetes de los Álvarez Quintero, El cerrojazo, Fea y con gracia, Filosofía alcohólica, Sangre gorda y Ganas de reñir. "Yo hice Arte Dramático y estudié a Shakespeare, a Ibsen, a Koltès; con mi compañía, de jovencito, llevé a escena obras de Rodrigo García y Alberto Conejero, cuando aún no eran tan prestigiosos como hoy... pero de los Álvarez Quintero no sabía nada".
López apoya esta teoría: "Aprendíamos cómo se vivía en la estepa rusa gracias a Chéjov, pero desconocíamos el entorno de nuestros abuelos", observa el intérprete, que muestra su admiración ante la "carpintería teatral" que encontró en los autores de Las de Caín o Mariquilla Terremoto. "En estas piezas breves los personajes están muy bien definidos, tienen unas preocupaciones, un bagaje, y se enfrentan a un conflicto. Y todo está escrito con un ritmo increíble, nosotros no hemos quitado una coma, porque habría sido como si suprimieras una nota a la partitura de un compositor genial", opina.
Las actrices defienden que, pese a que su nombre esté vinculado en el imaginario colectivo a una visión conservadora de la vida, los Álvarez Quintero escribieron personajes femeninos "fuertes, independientes". Para Antonia Gómez, El cerrojazo "trata del no es no del que hablamos ahora, pero a principios del siglo XX"; la historia de Fea y con gracia se podría extrapolar al desmedido culto por la belleza "que hoy nos encontramos en las redes sociales, en Instagram". Carmen Canivell, que interpreta El cerrojazo, define así a su heroína: "Es una mujer libre a la que le gusta pasárselo bien, que tiene amigos, y uno de esos hombres se cree otra cosa, malinterpreta su actitud", resume. "Es un argumento muy actual, porque todavía, si eres divertida, si te ven cogida de la mano de otro, te juzgan".
Los artífices de este homenaje ven en la trayectoria de los Álvarez Quintero una estela que les interesa seguir. "Ellos demuestran que reír es una labor social, y que lo popular no está reñido con la calidad. Sus creaciones no son fáciles, son sencillas, pero si te metes en ellas tienes que profundizar, porque tienen otras capas, una sutil denuncia social", aseguran. Esperan que producciones como ésta desbaraten los clichés con que se contempla a los Álvarez Quintero. "Ojalá pase como con Chéjov. Durante un tiempo se hicieron versiones muy plúmbeas, muy serias, de sus obras, hasta que de repente se dieron cuenta de que había un humor fantástico en su escritura. Pues ahora toca descubrir que en los Álvarez Quintero hay mucho más que chistes fáciles".
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