David Summers, cantante de Hombres G: “Hasta que no llevas 40 años en esto no te empiezan a respetar de verdad”

Hombres G | Grupo de pop

La banda madrileña actuará el próximo domingo 8 de septiembre en la tercera edición del ciclo de conciertos Noches de la Maestranza

Tocarán por primera vez en el coso maestrante

"Para mí, la profesionalidad consiste en no conformarse con el notable"

Niña Pastori, Hombres G y El Barrio coronan la programación de Noches de la Maestranza 2024

La banda Hombres G durante una actuación en el WiZink Center de Madrid. / D.S.

En esta semana que entra comienza una nueva edición de Noches de la Maestranza, con tres conciertos anunciados. El primero de ellos es de Niña Pastori, el día 7, y el tercero de El Barrio, el día 13. En medio de los dos podremos ver el día 8 a los Hombres G, que se prodigan mucho en nuestra ciudad; en menos de dos años esta es su tercera visita. Y siempre soy yo quien les entrevista en nuestro medio, por lo que es difícil preguntarles cosas que no me hayan contestado ya; por esa razón esta vez he querido darle un enfoque distinto, al menos al inicio.

-¿Qué le gustaría que le preguntase, que no le hayan preguntado antes?

-Sobre nuestro concierto. Porque me hace especial ilusión tocar en la Maestranza, que es una maravilla y creo que nunca hemos tocado ahí. No sé si llegamos a tocar en los 80, pero en los últimos 25 años seguro que no. La gira está siendo increíble, pero dentro de ella, este concierto en concreto es uno de los que más ilusión me hace. Ya sabe usted el amor que le tengo a Sevilla, el cariño familiar; pero, además, tocar en la plaza de toros más bonita de España es una maravilla.

-En realidad, en los 80 tocaron ustedes en la Maestranza, pero de Artillería, en su solar, concretamente, que es donde hoy se levanta el Teatro Maestranza; pero en la Real Maestranza no. No quiero abrir un hilo polémico, pero ¿es usted taurino? ¿Tiene algún sentimiento especial por cantar en la plaza de toros? En esta gira lo hacen en varias: Albacete, Murcia, Sevilla…

-No hace falta ser taurino para tocar en plazas de toros, son recintos muy habituales para conciertos. No me considero taurino porque no soy un entendido, a veces me invitan en Madrid a los toros por San Isidro y flipo bastante con el espectáculo, el color, y el show de la corrida en sí. Pero tampoco soy antitaurino; no soy anti nada, dejo que la gente haga lo que quiera y yo intento también hacer lo que quiero sin molestar a nadie y ya está.

-Debe ser un gustazo escuchar a varios miles de personas gritarles a la vez Torero, Torero. Le habrá pasado muchas veces. ¿Se cambiaría usted por algún torero?

-No, nunca lo haría. Muchas veces pienso: estos tíos están aquí en el hotel, igual que yo; la tarde antes, igual que yo; preparándose, un poco nerviosos, igual que yo. Lo que pasa es que a ellos a lo mejor los matan y a mí no; yo voy a hacer un concierto, a pasarlo muy bien; como mucho, lo peor que me puede pasar es que me tiren un sujetador a la cara. Admiro mucho la valentía de esa gente, que está ahí sabiendo que la muerte está a la vuelta de la esquina, que tienen un trabajo que es digno de apreciar.

-No me diga que le siguen tirando sujetadores…

-Siguen tirando, sí; no es esa lluvia increíble de los años 80, pero siguen haciéndolo cuando cantamos Suéltate el pelo, que ya es como una tradición. Y se agradece. Y nos siguen acosando las chicas cocodrilo, aunque no nos dejamos, no tenemos edad de eso ya.

El amor por la música es lo que hace que cuatro tíos sean amigos 50 años. Nos mantiene unidos”

-Seguro que de lo que menos le gustará hablar en las entrevistas, y saldrá prácticamente en todas, es de las recurrentes polémicas sobre la corrección de sus canciones en la época actual. Obviémoslo en esta. Pero ¿sobre qué no se cansa nunca de hablar?

-No me cansa nunca hablar de música, que es el leit motiv de toda mi vida. El amor por la música es lo que hace que cuatro tíos sean amigos 50 años y que a pesar de nuestras vidas personales: todos nos hemos divorciado, casado otras veces y sufrido cambios en esos años, en nuestra vida profesional no, porque la música es lo que nos mantiene siempre unidos. Y la ilusión por hacer canciones, tocarlas en directo, forja una amistad de 50 años como la que tenemos los Hombres G. Llevamos tocando 41 años, pero ya éramos amigos de antes.

-Ahondemos en eso. En aquella Cita en Sevilla de 1986 eran ustedes los mismos cuatro componentes del grupo que ahora: Rafa, Daniel, Javi y usted. Eso es más difícil todavía que conseguir una cadena de hits. No conozco a otra banda que lo haya logrado.

-Hemos confluido divinamente cuatro que somos buenas personas, nos queremos mucho, somos buenos amigos y hacemos algo que nos encanta. Llevamos 41 años trabajando, como le digo, pero realmente no hemos trabajado nunca, porque hacemos lo que más nos gusta. Y el hecho de tener esa motivación de hacer una nueva gira, un disco nuevo, ir a un país al que no hemos ido a tocar nunca, nos sigue llenando muchísimo. Es que tenemos el mejor trabajo del mundo. No hay trabajo más bonito que intentar hacer feliz a la gente, hacerles cantar y bailar, y a eso nos dedicamos nosotros. Creo que como Hombres G en España no existe ningún caso igual; y en el mundo se me ocurre nada más que U2. Son igual que nosotros, llevan toda la puñetera vida los mismos cuatro gilipollas recorriendo el mundo. Son como los Hombres G de Irlanda

- (Metámonos en un charco) No me irá a decir a estas alturas que la G de Hombres G es la inicial de Gilipollas…

-(Risas. Se lo ha tomado bien, menos mal) No, no; es la de Grandes.

En España hemos ido a todas las ciudades y casi todos los pueblos. Hemos hecho cerca de 4.000 conciertos”

-¿Les quedan ciudades en España y países en el mundo, sobre todo en que hablen en castellano, por visitar?

-Creo que en España hemos ido a todas las ciudades y casi todos los pueblos. Hemos hecho cerca de 4.000 conciertos en nuestra vida. Y en América, le sorprenderá, pero no hemos tocado nunca en Argentina. Tenemos muchos fans allí y ahora estamos recibiendo algunas ofertas, pero nunca hemos tocado porque en los años 80 había una gran corriente de grupos de rock argentinos; estaban Charly García, Soda Estéreo, Enanitos Verdes, Julián Mateos; había muy grandes artistas argentinos que eran la competencia directa de Hombres G. En América, de grupos españoles, solamente estábamos nosotros, no había ninguno más; eran nuestra competencia directa, por eso nunca fuimos a Argentina, porque tenían demasiado rock en español ya. A Bolivia y Paraguay, no hemos ido tampoco, pero creo que el resto lo hemos machacado: Estados Unidos, toda Centroamérica, Latinoamérica salvo estas excepciones. Estamos empezando ahora a tocar un poquito en Europa; hemos hecho Milán, Londres; este año queremos ir a París, a Berlín. La población latina está creciendo muchísimo en todo el mundo, incluido Europa, y eso hace que podamos ir a tocar a sitios buenísimos, ante muchísima gente. En Milán el año pasado tocamos para 12,000 personas. Una locura.

David Summers / D. S.

-40 Años y seguimos empezando es muy buen título para una gira de aniversario. Pero eso de seguir empezando es más metafórico que real, ¿verdad? Si realmente empezasen ahora de nuevo ¿qué harían y qué no de lo que han hecho en estos 40 años?

-No me arrepiento de nada. Por supuesto, hemos cometido errores y hemos conocido gente estupenda y gente de mierda, hemos tenido una vida de experiencias de todo tipo, pero el balance general que hago de nuestra vida no puede ser más positivo. Nada más empezar tuvimos éxito, nuestra primera canción fue Sufre mamón y a partir de ahí todo se sobredimensionó y siempre hemos vivido en el éxito. Con momentos mejores y peores, pero siempre hemos vivido arriba. Quizás hay canciones que no tendría que haber grabado, que ahora no las toco simplemente porque no las aguanto, pero hay otras de las que me siento muy orgulloso. Muchas veces nos han puesto a parir, pero ahora mismo Hombres G es un grupo muy querido por todo el mundo y empezamos a ser respetados. Por eso le digo que está bien lo de 40 años y seguimos empezando, porque hasta que no llevas 40 años en esto no te empiezan a respetar de verdad. Y como decía Chaplin, todos nos morimos siendo aficionados.

-Cuando llegue el otoño y termine la gira comenzará el camino hacia la cincuentena. ¿Van a seguir empezando o van a dedicarse ya a consolidar lo conseguido? Por cierto, ¿les queda algo por aprender?

-Siempre hay algo que aprender. Piense que la tecnología va cambiando constantemente, como la manera de enfocar el trabajo, de difundir la música, y nosotros siempre estamos al pie del cañón, viendo cómo podemos utilizar las cosas nuevas que salen; no quedándonos atrás, haciendo lo de toda la vida, sino también intentando aplicar las nuevas tecnologías a lo nuestro. Sí, siempre hay cosas que aprender y gente interesante a la que conocer, que te enseñe muchas de esas cosas.

Es un privilegio tener canciones que son tan importantes para la gente. Lo llamo el efecto Paul McCartney”

-¿Cómo lleva usted que la carga emocional que tienen sus canciones del siglo pasado supere a la carga artística que tienen las que ha ido escribiendo en este siglo?

-Lo llevo bien porque es un privilegio tener canciones que son tan importantes para la gente. Yo lo llamo el efecto Paul McCartney: graba un disco nuevo y como él sigue siendo genial, hace un disco buenísimo. Pero por muy bueno que sea, siempre vamos a preferir escuchar Yesterday, Let it be, Fool on the Hill o tantas que hizo cuando era un chaval y han marcado varias generaciones. Esas canciones antiguas están armadas de emoción y de nuestros recuerdos de jóvenes, de que escuchándola alguien conoció a su mujer, otro la bailó en su boda… ¿cómo se puede competir contra eso? Es imposible. Nuestro disco La esquina de Rowland es de los mejores que hemos hecho nunca a nivel de calidad de canciones, letras y producción, y al pobre le cuesta mucho meter la cabecita en la lista de canciones imprescindibles para tocar, porque tenemos 22 que no hay más cojones que tocar cada noche. Es que a la gente le dices Hombres G y se le viene a la cabeza Sufre mamón; pero luego lo piensan y dicen Marta tiene un marcapasos, Venezia, Voy a pasármelo bien, Visite nuestro bar, Lo noto, Suéltate el pelo, Indiana; muchas canciones que todo el mundo conoce y canta con nosotros cada noche. Simplemente salimos al escenario, cantamos esas 22 canciones y tenemos el show prácticamente hecho, porque es el público el que lo hace; canta con nosotros, baila y se emociona muchísimo al escucharlas. Cuando hacemos algunas canciones nuevas, las metemos ahí a ver qué tal y ellas conviven con las otras como pueden.

-Es cuando el público aprovecha para ir a la barra.

-(Risas algo amargas) Es un poco desilusionante, porque a mí personalmente me quita ganas de seguir componiendo. Pero bueno, como es lo que más me gusta del mundo, siempre aprovecho para componer un poco más, ordenar las nuevas ideas, y en cuanto pueda grabaremos un disco nuevo; no pienso dejar de hacerlo.

-Una vez me dijo usted que su única intención al empezar era pasárselo bien, por eso la canción Voy a pasármelo bien les define perfectamente. ¿En algún momento también les ha definido La cagaste Burt Lancaster?

-(Risas, francas ahora) No, ese es de los pocos temas que tengo de ficción. Viendo las películas de Burt Lancaster pensaba en el mudo que lo acompañaba en El Halcón y la flecha -Nick Cravat-, pequeñito, al que no dejaban hablar; yo pensaba que ese tío seguro que odiaba a Burt Lancaster y sobre eso construí la canción. Pero Voy a pasármelo bien es la que define nuestra declaración de intenciones; por eso la tocamos la primera en los conciertos siempre.

Mi padre me enseñó a ser un buen artista y mi madre me enseñó a ser una buena persona"

-En las entrevistas suele salir mucho a relucir su padre, Manolo Summers, al que usted siempre reivindica y dice que le influyó muchísimo. Él era de Sevilla y tenía una vis irónica, incluso sardónica, que se puede apreciar en las canciones de usted. Pero su madre, que es de Huelva, no sale nunca a relucir. Hábleme de ella y de cómo se refleja en usted.

-Mi madre no sale a relucir porque no quiere, porque es una persona completamente discreta; nunca en la vida quiso pisar una alfombra roja, no participaba de la vida de mi padre: estrenos, premieres. Ella es una persona totalmente de campo; se dedica a criar cochinos de pata negra en Huelva, en su finca, y no quiere salir en ningún sitio. Pero ella es la responsable de que yo sea una buena persona y de que haya tenido una vida con buenos principios de educación y amabilidad con todo el mundo. Ella es la que realmente nos educó a mis hermanos y a mí, porque mi padre tenía tanto trabajo siempre que estaba poco en casa. Mi padre me enseñó a ser un buen artista y mi madre me enseñó a ser una buena persona.

-¿Y no hubiese preferido que tuviese una buena carrera seria en vez de dedicarse al artisteo?

-Para eso ya están mis hermanos. Él trabaja con mi madre, que ahora tiene 87 años, y se ocupa de la finca, está con ella y le ayuda en todo. Y mi hermana es catedrática de criminología en la universidad de Austin; ella es la cerebrito, se casó con un americano criminólogo, se fue a vivir a Texas, luego se divorció pero sigue viviendo allí. Es una empollona, que nada tiene que ver conmigo. Siendo mi padre como era, lo lógico es que hubiésemos sido artistas todos; él nos enfocó mucho en el mundo del arte, del cine, de la música; mi padre amaba el arte y el único que tenía esa disponibilidad, ese talento heredado de él, fui yo; mi hermano siempre fue más de ciencias, ajeno al mundo del arte, y mi hermana estudió psicología, se hizo forense, luego criminóloga. Lo que sí tengo es un montón de primos, sobrinos, que me siguen; yo he hecho mucho daño en esta familia (y nos vamos entre risas).

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