Un hombre tranquilo

José Carlos Gómez, compositor de Alejandro Sanz y Serrat entre otros, publica un disco de guitarra solista.

El guitarrista algecireño José Carlos Gómez.
El guitarrista algecireño José Carlos Gómez.
Juan Vergillos

19 de junio 2016 - 05:00

ORIGEN. José Carlos Gómez Producido por J.C.G. Amorarte Music.

El guitarrista, compositor, cantante y productor José Carlos Gómez (Algeciras, 1972) publica su tercer disco en solitario. Después de dos obras en las que presentaba su faceta como cantante y compositor pop, en este disco vuelve a sus orígenes, la guitarra flamenca de concierto, con ocho toques jondos.

Entre ellos, la soleá, dedicada a Ramón de Algeciras. Es un toque austero y sentimental, con un fuerte impulso rítmico de la guitarra como instrumento de puro concertismo. Una guitarra de hoy, brillante, de gran compás, tensa, pero también sentimental, clásica y actual. La seguiriya, solemne, campanuda, se abre en algunos pasajes a novedades armónicas y de concepto. Con un toque rotundo, pleno. Pasa de la intimidad a la contundencia sin solución de continuidad, con un remate en modo mayor sorprendente. La bulería por soleá se abre con un preludio muy lírico, hermoso, al que sucede el hipnotismo rítmico de los nudillos sobre la mesa que enmarcan variaciones melódicas de enorme gusto. Las alegrías, cantables, dulces, están dedicadas al barrio de la Reconquista de Algeciras, donde nació el tocaor. Son un pasaje de buen gusto, sabor, complicidad y emoción.

La felicidad de la infancia es evocada desde la seguridad y solvencia de un tocaor sólido, maduro. El tono, la intención y la calidad melódica convierten a esta pieza más memorable de un disco excelente. El arranque, sobre todo, es inolvidable. Simplicidad y naturalidad. Las intenciones y el resultado presentan un equilibrio asombroso. Gómez no es un virtuoso al uso sino un jornalero de la guitarra que se conoce a la perfección. Sabe que la técnica está al servicio de la emoción. Y eso es lo que ha pretendido proporcionar en esta obra, emociones a flor de piel. Todo lo que nos ofrece, que es muy bello, surge con una naturalidad pasmosa. No hay vértigo, no hay tensión entre la realidad y el deseo. La realidad es música notable de un hombre que ha puesto una línea directa entre su corazón y sus dedos. Más allá de la técnica, más allá del concepto, eso es lo más difícil para un artista. Desnudarse. Ofrecerse tal y como uno es. Por eso esta obra es tan rara y notable.

Hoy, que tantos corren por el mástil, es agradable dejarse conducir con paso tranquilo de la mano de un guía que sabe dónde nos quiere llevar y cómo conseguirlo. En la guitarra de Gómez, a diferencia de la mayoría de los intérpretes actuales, no hay lucha, ni ira. La justa. Gómez sabe ser contundente y delicado a la vez. Deja a las notas brotar, sin perseguirlas, sin presionarlas, sin estrujarlas. Es decir, sabe hacernos disfrutar sin atosigarnos. El frenesí de la sonanta contemporánea ha quedado excluido de Origen. Esta obra es un remanso, una isla de paz en la batalla del flamenco contemporáneo, en esa huida loca hacia ningún sitio que es, en ocasiones, la guitarra de hoy. Gómez está tranquilo, donde está. Sabe quién es y qué quiere como músico.

El tanguillo se inicia con una polirritmia de carácter magrebí a cargo de Carlos Merino para escorarse rápidamente hacia la melodía cantable. En el estribillo la guitarra imita el laúd árabe, técnica que patentó Paco de Lucía en su disco Almoraima (1976), e incluye también algunas escalas a gran velocidad, otra de las señas de identidad del De Lucía. La rumba es un toque marchoso y muy reconocible. Lírica y de atardecer. Un estribillo brillante y un arreglo hipnótico para un tema bailable, a dos guitarras. Irenea es la primera de las dos bulerías que incluye este disco. Un tema de expresiva melodía en el que Gómez da rienda suelta a un virtuosismo contenido, pulcro, pulido hasta la trasparencia, con las percusiones del Cepillo. Se trata en realidad de una canción por bulerías en tanto que Callejón del Rinconcillo es una bulería clásica de compás frenético, con una modulación final a mayor.

Virtuosismo rítmico y melódico son los caracteres de este disco hermoso que, sin divagaciones armónicas, apuesta por la guitarra solista, con el único acompañamiento de percusiones.

José Carlos Gómez ha militado en las compañías del Potito, Merche Esmeralda, el Ballet Nacional, entre otras, y ha compuesto obras para Duquende, Niña Pastori, Marina Heredia, El Pele, La Tana, La Susi, Armando Manzanero, Alejandro Sanz, Serrat, Sara Baras y un largo etcétera.

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