El hombre que bajó a la tierra

Crítica 'El desconocido del lago'

Una escena de 'El desconocido del lago', el particular thriller de A. Guiraudie.
Una escena de 'El desconocido del lago', el particular thriller de A. Guiraudie.
Alfonso Crespo

16 de noviembre 2013 - 05:00

El desconocido del lago. Drama. Francia, 2013, 97 min. Dirección: Alain Guiraudie. Intérpretes: Pierre Deladonchamps, Christophe Paou, Patrick d'Assumçao, Jérôme Chappatte, Mathieu Vervisch.

L'inconnu du Lac tiene algo de digest del cine de Alain Guiraudie, un cineasta mayor que aquí -como en cierta medida ya en la anterior y euforizante Le roi de l'évasion- ha logrado ampliar su número de interlocutores válidos a partir de la declinación genérica de sus particulares universos de ficción, esos que, en las magistrales y primigenias Ce vieux rêve qui bouge y Dusoleilpourlesgueux, ambas películas de 2001, gestionaban lo concreto y lo abstracto -lo real y lo fantástico- de manera inusitada, conformando un oxímoron que era el reflejo de un mundo por nacer, de una sociedad otra pero hecha con los materiales de la nuestra (es decir, el cine dentro del cine, pero de verdad).

Aquí, de nuevo, estamos ante un universo, si bien más reconocible (un lugar semioculto y a orillas de un lago donde se producen encuentros homosexuales más o menos furtivos), igualmente sometido a unas reglas que sólo el cineasta-demiurgo conoce. En este huisclos más naturalista de lo habitual en su cine, Guiraudie, excelso comediante, ejecuta su particular equilibrismo entre contrarios de una manera más sofisticada, sometiendo a espacios y cuerpos -maravillosamente reales, como siempre; salidos de un profundo ideario democrático y del inquebrantable amor que los grandes cineastas sienten por sus criaturas de ficción- a una exquisita y cuidada fragmentación que hace de los planos piezas casi autónomas que los valores rítmicos adosados a su ensamblaje convierten en un mecano armonioso. Guiraudie pierde un poco de frescura en esta operación de descenso a la tierra, pero a cambio obtiene eso, una música subyugante que lo envuelve todo naturalizando las escenas de sexo y de crimen, por fin igualadas.

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