Guitarras transparentes, guitarras brillantes
CUARTETO DE GUITARRAS DE ANDALUCÍA | CRÍTICA
La ficha
****Festival de la Guitarra de Sevilla. Programa: 'Cuatro piezas españolas', de Manuel de Falla; 'Transparente, vacío, ciego, alado', de César Camarero (estreno absoluto); Suite del ballet 'Don Lindo de Almería', de Rodolfo Halffter. Intérpretes: Francisco Bernier, Antonio Duro, David Martínez y Javier Riba. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Jueves, 31 de octubre. Aforo: Un tercio.
A los cinco años desde su creación, el Cuarteto de Guitarras de Andalucía ha alcanzado un sobresaliente nivel de madurez artística. A la intrínseca calidad de cada uno de sus integrantes se une ante todo una absoluta sintonía y un apabullante grado de compenetración que se pone de relieve incluso a la vista de sus interpretaciones, en las que da gusto ver cómo se pasan los temas de uno a otro, cómo intercambian las voces, cómo unifican el sonido y cómo articulan como si fueran uno solo. Ya fue palmario desde la Aragonesa de Falla, con riqueza de colores individualizados y con la melodía transitando de una guitarra a otra con total naturalizadad y fluidez. La manera de acentuar el ritmo lánguido y cadencioso de la Cubana, con atención a las síncopas, dio lugar a una versión llena de encanto. La sutilidad en las gradaciones dinámicas y la variedad de colores caracterizó a la Montañesa, mientras que en la Andaluza supieron adelgazar y engrosar las texturas en función del desarrollo temático, cerrando la pieza con total delicadeza.
César Camarero ha partido de un verso de Antonio Machado para escribir Transparente, vacío, ciego, alado especialmente para el Cuarteto de Guitarras de Andalucía. La obra sigue fielmente el trasfondo semántico del verso machadiano y hace del silencio (el vacío) un elemento indispensable como complemento de un sonido transparente y alado. Desde la depuración sonora de las notas colgadas del aire y con leves desplazamientos microtonales, todo se sustenta sobre un pulso interno que el Cuarteto supo sostener mientras conseguía tonalidades casi quebradizas en los sonidos de sus intrumentos.
Cerró el concierto la suite del ballet Don Lindo de Almería de Rodolfo Halffter, obra irónica, divertida, que huye a propósito de cualquier sombra de romanticismo para, desde una estética neoclásica derivada de Falla, jugar con las disonancias, los quiebros sonoros, los cambios de ritmo. Aquí los integrantes del Cuarteto estuvieron soberbios, con sonido brillante y con empaste total incluso en los pasajes disonantes. Magnífica la forma de poner de relieve el ostinato de cuatro notas en Escena y danza segunda. Podían dejarse llevar por el incesante ritmo de la Danza cuarta para a continuación detenerse en la sutilidad de la pulsación del inicio de la Danza quinta y escena y salir brillantemente triunfadores del complejo encaje de voces de la Danza final.
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