La guitarra en libertad

Esta edición representa el auge de la guitarra solista flamenca a finales de los 60 y primeros 70. Durante un periodo en el que el tocaor compaginó su carrera solista con su calidad como acompañante al cante y al baile, de lo que da buena cuenta esta obra con discos dedicados a Rafael Farina y Gabriel Moreno. El EP que hizo con Rafael Farina lo registró con sólo 19 años, los mismos que contaba cuando realizó su primera grabación como solista, cuatro tomas improvisadas según nos refiere el propio guitarrista en el libreto. Pese a la juventud y al carácter casual del registro, podemos atisbar en él las virtudes tocaoras de Serranito que estallarán gloriosamente en sus primeros elepés como reputado solista, incluidos en el presente cofre.

El primero se tituló El flamenco en la guitarra de Víctor Monge 'Serranito' (1966). Le siguió Airesflamencos (1968), que contiene ya algunas de sus obras maestras, que retomaría en diferentes ocasiones a lo largo de su carrera. Así la impresionante farruca: pulcra, solemne, de enorme exigencia técnica para el intérprete, ha sido modelo para otras versiones posteriores de este toque.

La seguridad, la velocidad y la solidez del toque de Serranito fueron el asombro del momento y convirtieron a nuestro protagonista, junto a Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, en la punta de lanza del concertismo jondo. Si la farruca es solemne y enjundiosa los jaleos son frenéticos y brillantes, de enorme originalidad. Algo parecido podemos decir de los sorprendentes campanilleros aquí incluidos y que Serranito retomará en el futuro, con trémolo meloso, una melodía sentimental en tono menor y unos arreglos de percusión curiosísimos. Estos dos últimos toques, jaleos y campanilleros, los retomaría en su entrega siguiente Virtuosismo flamenco (1971), también aquí incluido, en versiones para cinco guitarras. De esta obra destaca Gamboa el taranto al que considera "posiblemente la más lograda obra del género". Se trata de un toque sereno, una composición concebida como una obra cerrada, no una sucesión de falsetas y rasgueados sino como un todo, en donde cada nota tiene relación con el resto de la composición.