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“Levantar un espectáculo es mi manera de aprender y descubrir”

Guillermo Weickert. Coreógrafo y creador

El onubense recibe en la Feria de Artes Escénicas de Andalucía el Premio Salvador Távora

a su trayectoria. Aquí una conversación sobre su trabajo y la importancia de crear comunidad

Teatro Central 23/24: Creación sin etiquetas

Guillermo Weickert, fotografiado el lunes en la Feria de las Artes Escénicas de Andalucía, en Palma del Río. / Gerardo Sanz

Guillermo Weickert ha protagonizado con espectáculos propios como Go with the flow, Lirio entre espinas o Parece nada, también con alianzas con otros creadores como Sol Picó, Rui Horta, Álex Rigola o Carlota Ferrer, entre otros muchos, uno de los episodios más interesantes de la historia del teatro reciente. El coreógrafo, director de escena e intérprete (Huelva, 1974) vio reconocida este lunes en la Feria de Artes Escénicas de Andalucía, en Palma del Río, esa búsqueda personal con el Premio Salvador Távora a su trayectoria. Una distinción que Weickert, siempre honesto y lúcido, compartió con los compañeros de profesión y recibió con humildad.

"Es extraño que me den un premio a mi carrera como creador", admite. "¡Pero si mi carrera como creador es cuando puedo y cuando tengo para invertir en ella!", exclama, antes de matizar sus palabras. "Puede parecer que tengo la autoestima baja, y si leen esto Toni [Hurtado] y Lourdes [García, responsables de El Mandaíto Producciones, cómplices de Weickert desde hace décadas] me van a reñir... Y quizás se vea contradictorio, pero yo quiero que mi carrera sea así, estoy contento y no me arrepiento de nada, aunque sí es verdad que frente a otra gente que está haciendo un esfuerzo titánico por sacar un discurso artístico, esa gente que rechaza otros trabajos sólo para centrarse en lo suyo, no sé si mi compromiso con mi propia creación está a esa altura", sopesa.

"Cuando a un compañero le dan un premio piensas que está en un momento espléndido y que lo tiene todo a su favor, pero la realidad es dura para todos", añade el onubense, que no obstante cree que la adversidad acaba abriendo otras puertas. "Tengo la sensación de que la dificultad que hay aquí para crear te obliga a hacer otras cosas, lo cual no tiene por qué ser malo. Yo hace mucho tiempo que considero la docencia una extensión de la obra artística, e igual no habría llegado a ella si me hubiese encerrado en mi compañía. Los talleres me permiten estar en contacto con gente muy joven que no habría conocido de otro modo".

La Feria de Palma del Río lo ha galardonado por "su apasionada curiosidad", una descripción con la que se identifica y una virtud con la que se adentra en procesos que le han hecho crecer, como persona y como artista. "Veo que se ha implantado, quizás venga del arte contemporáneo, la necesidad de que tu discurso artístico esté claro y cerrado antes que la obra. Y a mí lo que me gusta es dar respuesta a retos; recibir invitaciones de festivales o programaciones que te imponen una temática me estimula mucho. Me motiva meterme en una producción en la que pueda explorar la parte que menos conozco de mí, no desarrollar la que ya conozco", asegura. Pero son malos tiempos para el riesgo y para las aventuras sin un mapa bien delimitado:"Ahora los teatros te piden con un año o un año y medio de antelación la ficha técnica del espectáculo. ¡Si yo lo tuviera tan claro no me metía en esto! Si no fuera para aprender y descubrir algo, no lo hacía".

Weickert se formó en el Instituto del Teatro de Sevilla y en el Centro Andaluz de Danza, y en el homenaje que le han dedicado en Palma ha rememorado aquellos años. "Siempre lo he sabido, pero con el paso del tiempo soy más consciente de lo importante que fue el Instituto del Teatro a muchos niveles. Yo no venía de un entorno especialmente represivo, pero eran los 90 y tenía cosas que resolver en mi cabeza", recuerda. "Abrir las puertas y encontrarme a compañeros de todas las edades, algunos de 50 años, que nos cambiáramos todos en el mismo vestuario sin distinción de sexos, que allí nadie discutiera la homosexualidad… De repente me dije: Empieza mi vida, bienvenido al parque de atracciones. Ahora me fijo en cómo se intenta hablar del género en los centros y compruebo que éramos muy modernos, todos esos valores que tenemos hoy se ponían en práctica de una manera muy intuitiva. Había una voluntad muy clara de no crear desde las etiquetas, una aceptación de cada uno, yo en ningún momento me sentí incómodo por no ser un cuerpo normativo… Por eso agradecí el premio a los compañeros y profesores".

El intérprete mostró también su gratitud a los profesionales que trabajaban por las artes escénicas en la Sevilla de finales del siglo pasado. "Yo empecé la carrera el 13 de octubre de 1992, un día después de que cerrara la Expo. Había visto los meses antes todo lo que había programado Manuel Llanes en el Teatro Central, y me voló la cabeza, fue como hacer un máster antes de ponerme a estudiar. Y luego había gente como José María Roca, que abrió La Imperdible, Isabel Blanco y Salud López, que gestionaban Endanza, María González y Fernando Lima… Era un ecosistema fabuloso, y soy lo que soy gracias a haber crecido ahí".

"Hoy tienes que cerrar bien tu discurso antes de empezar los ensayos. Así nos perdemos la búsqueda, el proceso"

Weickert, que no se identifica con la etiqueta de danza, "no porque tenga nada en contra de ella, pero siento que me limita y que va en contra de todo lo que yo he aprendido", prepara ahora su nuevo espectáculo, Luz sobre las cosas, que se estrena en enero en el Teatro Central de Sevilla y se verá en febrero en el Mercat de les Flors de Barcelona. "En la obra estamos tres intérpretes, yo entre ellos, en parte por razones de presupuesto y en parte porque quiero cuestionarme algo", señala. "Yo me veo igual que antes, pero tengo casi 50 tacos, y cuando bailo con Luna Sánchez, que tiene menos de 30, es muy fácil caer en ciertas inercias de la danza, en esta cosa como de relación de pareja. Quiero preguntarme cómo entrelazar, conectar en movimiento y en coreografía, dos cuerpos de edades tan distintas y no irse al cliché…", anticipa un intérprete que "más allá de esta pieza, me apetece darme un tiempo para explorar un cuerpo que la gente no espera ver en escena. Aunque sea muy crudo decirlo, hay un cierto rechazo a la edad. Quiero trabajar desde esa conciencia, para no dar por hecho que mi sitio está ahí, para ganarme ese hueco".

El director y coreógrafo también presentó en Palma #ComunidadEscena, un proyecto que impulsa junto a El Mandaito Producciones, Lugadero y Kreativa Visual y que busca generar redes y alianzas en el sector. "Todos nos sentimos orgullosos de lo que hemos conseguido, pero no lo visibilizamos, porque no estamos articulados. La propuesta no se ciñe a Andalucía, porque la movilidad que tenemos los artistas te impide atarte a un punto concreto. Esto es un punto de partida para debatir qué necesitamos y crear un sitio amable", defiende sobre un foro que trabajará, entre otras líneas, para que no desaparezcan más festivales. "El Mes de Danza, por ejemplo, no era importante solo para la gente de Sevilla, también para todos los artistas del Estado que actuaban allí. No es que a la gente no le importara, pero no se tuvo una respuesta firme con el Ayuntamiento de Sevilla. Y hay muchas otras citas en territorios rurales que consiguen cosas muy importantes, pero tal como las consiguen se agotan y esos proyectos desaparecen y se convierten en un comentario en Facebook. Tenemos que unirnos para impedir situaciones así".

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