La gran noche de Carlos Areces
Timothy Spall recibe el Giraldillo de Oro en una gala ágil que presentó con ingenio el actor de 'Los amantes pasajeros' y que recordó con emoción al fallecido Carlos Álvarez-Novoa
El año pasado por estas fechas, Timothy Spall andaba en la ciudad de Los Ángeles promocionando Mr. Turner, "aburriéndose y aburriendo a todo el mundo" hablando de su trabajo en la película de Mike Leigh, y entonces se enteró de que había sido galardonado en el Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF) como el mejor actor. "No sabía que la película estaba participando en el festival", confesó ayer, cuando cumplía el deseo que albergó ese día: hastiado de su estancia en Hollywood, "el epicentro del cine comercial", deseó estar en Sevilla. Anoche el SEFF le entregaba, ya en persona, otro reconocimiento, el premio a su trayectoria en la gala inaugural de una nueva edición del certamen, una apertura ágil y divertida en la que brilló especialmente el ingenio del presentador Carlos Areces.
El actor de Los amantes pasajeros y Mi gran noche, secundado por la traductora Concha Ortiz y el guión de la productora La Suite, demostró con su mordacidad algo que ya apuntó uno de los invitados, Montxo Armendáriz: "No todo el cine europeo es serio". En una gala que se burló de ese cliché que asocia la filmografía continental a una experiencia árida -en un corto de la ceremonia, Ingrid García Jonsson interpretó a una mujer condenada a ver una película de tres horas y media-, Areces se ganó al público con su sarcasmo, como cuando le espetó a Álex O'Dogherty si había venido en son de paz o iba a repetir el número de los Goya y cuando vinculó los tres colores del cartel de Cristina Lama a la trilogía de Kieslowski: "Si estuviera vivo se retorcería [el cineasta polaco] los pezones del gusto", dijo.
Junto al homenaje a Timothy Spall, el otro momento emocionante de la inauguración fue el recuerdo a Carlos Álvarez-Novoa, fallecido el pasado septiembre. Areces rememoró una afirmación del protagonista de Solas, "yo soy el niño de los cortos", decía un intérprete que participó en 70 -en el SEFF se verá el último, El nudista (work in progress), junto con el largometraje La novia-, y al que ayer se celebró como "un ser excepcional, con una capacidad dramática impresionante y una entrega poderosa". También hubo espacio para la nostalgia en la actuación de Single: el dúo formado por Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin interpretó una deliciosa versión de un tema de Vainica Doble, El chotis de la mujer trabajadora, con el que los donostiarras querían reivindicar que la también recientemente fallecida Gloria Van Aerssen "era de Sevilla aunque tuviese apellido holandés".
Esa mezcla de origenes de la componente de Vainica Doble, al fin y al cabo, puede verse como un símbolo de Europa, un concepto del que se habló mucho en la gala. Ángeles González-Sinde, que acompañaba a Marion Döring, la directora de la EFA, afirmó que en un presente "en el que se cuestiona la unión de Europa, la cultura, el cine, debe ser el pegamento que nos vincule". Y Louis Garrel, que presentaba su cinta Two friends, admitió que él y su colega Vincent Macaigne sentían, tras ver los ciclos que proyectará el SEFF en esta semana, que habían recuperado "el orgullo de ser europeos". Hasta el día 14, el festival trabajará por afianzar ese sentimiento.
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