"Ya no basta con hacer música, hay que tener estrategia de marketing"

Graci Rodríguez | cantante

La compositora, junto a su banda, acaba de lanzar el disco 'Live Aroche', en el que explora el flamenco a través de territorios musicales diferentes

Las músicas y los pretextos

Los anónimos acaban con su anonimato

Graci Rodriguez durante su actuación en Aroche, donde se grabó su disco
Graci Rodriguez durante su actuación en Aroche, donde se grabó su disco / Álvaro J. Saavedra

El mundo es más bonito cuando se contempla a través de la voz y la guitarra de Graci Rodriguez (Puertollano, 1987), una cantautora que abraza los palos más clásicos del flamenco y se aventura con ellos a través de territorios musicales diferentes. Fruto de esta narrativa musical diversa y rica es el disco Live Aroche, que lanzó en septiembre acompañada por su banda de rock; grabado, como indica su nombre, en esa ciudad onubense durante el festival Senderos de Músicas el pasado mes de junio, sin necesitar más que algunos retoques en la producción, por parte de Manuel Soto, Noly, guitarrista y compositor de Mártires del Compás y Malabriega, que ha unido su camino musical al de ella recientemente, para enriquecer su repertorio con grandes arreglos, aportándoles un matiz muy significativo con su guitarra flamenca.

Graci lleva mucho tiempo residiendo en Sevilla, desde donde desarrolla su carrera musical, que pasa por dos discos anteriores, grabados también en directo a solas con su voz y su guitarra, además de una gran cantidad de conciertos por nuestra ciudad y los municipios del entorno andaluz y extremeño, tanto con su propio nombre como formando parte del colectivo La Dezima Musa, con el que la hemos podido ver hasta en tres ocasiones en el reciente ciclo de Noches en los Jardines del Real Alcázar. Pero donde realmente ejerce ella como profesional de la música es en la calle y ahí la escuchó en los inicios del verano José Manuel Soto, que compartió la experiencia en sus redes sociales, llegando a hacerla viral: “De repente subieron las escuchas en Spotify y empecé a cobrar royalties, algo que no me había ocurrido nunca”.

-¿Qué tal si comparte usted también esa experiencia con nosotros para comenzar la entrevista?

-Yo no sabía quién es José Manuel Soto. No tenía ni idea de que esa letra fuese suya y la cantase con la melodía principal del Entre dos aguas de Paco de Lucía. A mí esa canción me llegó cuando el boom del Flamenco Chill Out hace muchísimos años porque el percusionista del grupo de flamenco fusión en el que estaba entonces me dijo que estaría muy bonita para nuestros conciertos y la aprendí de la chica -Mati- que la interpretaba en ese estilo chill. Últimamente la vengo haciendo en la calle porque la verdad es que es un tema que a la gente le resuena al oído y se para y lo agradece. Pero en mis conciertos no la interpreto, es solo un recurso para la calle; tampoco soy yo de cantar cosas como no puedo vivir sin ti, sinceramente. Cuando él la puso en su Twitter subieron mucho mis escuchas en Spotify, aunque ahora han vuelto a bajar; ya no basta con hacer música, hay que tener estrategia de marketing, saber vender tu producto, crear contenido, y en ello estoy, aprendiendo. A ver si se revitalizan las escuchas con este nuevo disco.

-El disco tiene el subtítulo de Rock flamenco regresivo. ¿Esa última palabra es una contraposición al término de progresivo, tantas veces aplicada al rock?

-Más que una contraposición la considero una unión. Es que ya parece que está todo hecho y creo que para seguir progresando, evolucionando, hay que regresar a los patrones, en los que seguir plantando nuestra semilla para que sigan saliendo brotes.

Eso de rock andaluz no deja de ser una etiqueta y no me gustaría seguir alimentándola”

-Su música, entre el flamenco y el rock, tiene el latido sensible del rock andaluz, sin caer en sus tópicos.

-Claro; no me gusta encasillar nada, menos aún la música, y huyo de las etiquetas. Eso de rock andaluz no deja de ser una etiqueta y no me gustaría seguir alimentándola; por eso, si me van a poner una, me la pongo yo misma, de ahí lo de rock regresivo también, porque es música que se alimenta de todas las influencias que he tenido a lo largo de mi vida, que han sido tantas… lo que sí es real es que nacen como las canciones de autor, pero siempre he pensado en ellas con arreglos de banda de rock; aunque yo las tocase con guitarra y voz, por fin pude ejecutarlas con una banda y adquirieron la forma que desde el principio tenían en mi mente. En ellas el flamenco está muy presente; se componen de patrones flamencos y sonidos del rock. Las dos cosas pueden ser muy intensas, pero luego también muy dulces; mi música es el equilibrio entre ellas.

-Las expresiones artísticas vienen de necesidades que hay por dentro del alma. ¿Qué hay dentro de la suya?

-La búsqueda de la verdad. Desde la adolescencia empiezas a explorar un mundo cada vez más artificial y la escritura para mí siempre ha sido un diálogo que ha florecido en forma de canciones. Esa escritura refleja mi inquietud en la búsqueda de la liberación, tanto personal como del sistema.

Noly y Graci Rodríguez en el concierto de Aroche
Noly y Graci Rodríguez en el concierto de Aroche / Álvaro J. Saavedra

-Sus discos están grabados en directo, ¿eso es por convencimiento o por razones económicas?

-Cuando vine a Sevilla a estudiar flamenco trabajaba en un tablao al tiempo que estudiaba y tuve la inquietud de empezar a escribir letras para los cantes que hacía, adaptadas al flamenco, y los turistas siempre venían a pedirme un disco, así que terminé por grabarlo. Un disco de flamenco con mis letras. Lo hice también desde mi necesidad de expresión, aunque no fue como me hubiese gustado, que era hacer algo más elaborado, más producido, como el disco que he podido lanzar ahora. En el segundo que tengo en solitario sentí la necesidad de mostrarme como sueno en directo con mi guitarra y mi voz, sin trampa ni cartón, y también la de tener una carta de presentación a la hora de mostrarme y que la gente que me oye en la calle se acerque y pueda llevarse algo de mí.

-Grabándolos de esa forma también debe tener la sensación de encontrar lo inesperado en cualquier momento del diálogo entre el flamenco y el rock.

-Sí, siempre; de hecho, es lo que más me gusta y más me motiva. Siempre he sido mala estudiante en cuanto a memorizar; no puedo memorizar algo y hacerlo luego tal cual. Al final siempre juega un papel muy importante la expresión del momento, y teniendo ya algo cultivado siempre salen cositas nuevas.

-Cuénteme sus inicios, porque solo sé que vino a Sevilla desde Puertollano a estudiar flamenco.

-Antes de venir, de pequeñita siempre escuchaba a mi padre, que se dedicaba a cantar en orquestas y yo iba mucho con él, incluso me subía al escenario a cantar mis coplillas. Con 14 años empecé a ir con el grupo familiar a cantar en ferias, bodas, celebraciones de todo tipo, al mismo tiempo que alimentaba mis inquietudes con un grupo de rock y más adelante con uno de flamenco fusión. Cuando decidí profesionalizarme estuve de corista en otra banda de rock de Ciudad Real y escuchando los diálogos entre sus componentes me sentía un poco perdida, quería conocer el lenguaje con el que ellos se comunicaban; no solo cantar y ya está, sino entenderte con los músicos. Y como estaba en el mundillo del flamenco me dieron a conocer la Fundación Cristina Heeren y me vine a ella del tirón. Después entré en el Conservatorio, también para estudiar cante flamenco, y en esta semana tengo las pruebas de acceso al curso superior en flamencología.

Graci Rodríguez
Graci Rodríguez / D.S.

-¿En algún momento quiso usted ser cantaora?

No; no esperaba serlo. Si ser cantaora es defender un repertorio flamenco, pues sí lo seré, aunque no deja de ser otra etiqueta. Pero me considero músico y cantante. Llegué a la fundacióin con el único fin de permanecer un año para aprender flamenco; de hecho, hablando con José de la Tomasa, que es profesor allí, le dije que no quería ser cantaora, sino nutrirme del flamenco para seguir componiendo canciones y no estancarme. Además, todos los grupos que yo más había escuchado tienen esa particularidad, la de que gracias al flamenco han podido enriquecer su repertorio.

-¿También ha estudiado y perfeccionado el rock?

-No. Aunque sí que me gustaría hacerlo; pero no me lo he tomado como una disciplina, es algo más callejero.

-¿Cuáles son sus referentes flamencos y rockeros?

-En el flamenco muchísimos. Si tengo que concretar un poco, diría que La Paquera de Jerez, Antonio Mairena y La Niña de los Peines. Eso en cuanto al estudio, que voy a cantaores concretos dependiendo del cante; si voy a estudiar el fandango, me voy a Paco Toronjo, si la toná, a Antonio Mairena. En cuanto a la inspiración de las voces, Lole y Manuel, El Lebrijano, Morente, Camarón. Al rock me enganché a los 14 años con Nirvana y su rock más grunge de los 90, que era mi época. Antes escuchaba a Jethro Tull y sobre todo a Triana, Extremoduro y el rock en español que mi padre ponía en casa.

-¿A cuáles de esos palos que estudia prefiere meterle rock?

-Es que en realidad no siento que les meta nada. No se trata de meterle rock a un palo flamenco, sino de darle una sonoridad dependiendo de la interpretación. Si la ejecuto y en vez de un rasgueo propio del flamenco, le meto un riff, aunque sea con la guitarra flamenca, ya le estoy aportando algo del rock. Y no es que lo haga de forma intencionada; cuando escribo una canción que lleva unos patrones armónicos, como mi influencia es el flamenco, pues tiene una candencia andaluza y, dependiendo de por donde me esté moviendo, en tonalidades mayores, menores, mi voz se va a unas determinadas escalas. No veo límites; a cualquier canción que yo pueda escribir o producir le puedo meter tanto una escala propia del flamenco con una intención flamenca, como le puedo meter también la intención rockera con ese sonido más espontáneo.

Graci Rodríguez
Graci Rodríguez / D.S.

-Sus canciones destilan romanticismo. ¿Es esa una cualidad suya? ¿Tienen mucho de autobiográficas?

-Mucho. Y al mismo tiempo, también de imaginación. Son vivencias que todos tenemos, muchas ensoñaciones; aunque podrían ser todas en primera persona porque son cosas que me rondan por la cabeza tanto a mí como a todos los seres humanos.

-¿Su forma de escribir es instintiva, natural, o se basa en otras lecturas, en letras del fondo flamenco..?

-La canción que abre este disco, Duende, lleva el concepto del duende del que hablaba García Lorca en su conferencia sobre la Teoría y juego del duende; está inspirada en sus conceptos, con la unión de los contrarios, lo dionisíaco y lo apolíneo. Si yo no me hubiese leído ese libro, la canción no hubiese nacido. También la Poética del cante jondo me ha llevado a expresarme de esta forma. Por otro lado está el contacto con la naturaleza que las letras flamencas llevan impreso; nos expresamos con lo que tenemos a nuestro alrededor, aunque cada vez estamos más encasillados en las ciudades, en los pisos. A mí el flamenco me lleva a pensar en la naturaleza; no puedo escribir una letra sobre que Fulanito me ha enviado un Whatsapp, porque eso no es flamenco.

-¿Cómo ha formado la Graci Rodríguez Band, con la que ha grabado el disco?

-Recibí un día una llamada de teléfono de un señor que tenía una empresa y quería que le grabase una canción para anunciarla. Él se encargaba de pagar la producción y los músicos, así que a través de un amigo contacté con Enrique Mengual, Antonio J. Molins y Jesús Navarro, El Pelas, y grabamos el tema. Yo no tenía entonces pensamiento de crear una banda porque ya tenía la ilusión perdida, la verdad; me conformaba con tocar en la calle. Viendo como está el panorama, que parece que lo único que existe es el reguetón y lo que cuesta sacar la cabeza con otras cosas, como yo ya tenía dos niñas tiré la toalla en ese aspecto; decidí seguir estudiando y seguir tocando mis canciones, pero en la calle. Este trabajo del anuncio, con la canción Ven, fue una señal. Los músicos me dijeron que para lo que yo quisiera ahí estaban ellos; si quería continuar haciendo temas, ellos tiraban p’alante conmigo. Y fui recuperando el interés, la ilusión y construyendo cada vez más. Más adelante la formación cambió, Enrique ya no estaba, vino otro bajista, Sergio PillBass, y con la incorporación de Noly todo se enfocó, porque el tiene mucho más conocimiento que yo y sabe todo lo que hay que saber hacer para sacar adelante el proyecto.

La calle es lo que me está manteniendo; tanto musicalmente como para poder pagar el alquiler”

-Tocando y cantando en la calle, ¿no se siente vulnerable, pequeñita, ante su inmensidad?

-Al principio sí; me imponía mucho, era muy difícil. A pesar de todos mis años en el escenario, en la calle me sentía desnuda; pero poco a poco vas formando una coraza y dices voy a cantar para mí y todo esto para mí. Poco a poco vas cogiendo confianza, aprendes a torear con lo que va viniendo, porque pasan cosas muy bonitas pero también pasan otras cosas que no son tan buenas cuando estás a pie de calle. Yo ya tengo mi rinconcito ahí en Sierpes; pero a lo mejor un día me pilla más flojilla de energía y estoy mas insegura, o me voy a otro lugar en otra ciudad y otra vez la incertidumbre de que pasará, si vendrá la poli, si estaré molestando a alguien; cada día es una incertidumbre. Estar una hora y no ver el resultado te desmotiva, pero si ya ves que la gente te va respondiendo te vas animando más. Por lo general, la calle es lo que me está manteniendo; tanto musicalmente como para poder pagar el alquiler; es mi trabajo diario, el que me da mis ingresos.

-Pero no se olvida de los conciertos.

-Claro que no. Sigo luchando y espero no volver a perder la ilusión. Aunque el público no sea masivo, pero me ayuda a seguir creciendo en la música. Estamos negociando fechas para ir afrontando el invierno, que ya publicaremos a medida que se confirmen. Dentro de nada, el día 26, tengo el primer concierto en Cortelazor, en formato de dúo, con Noly. Y espero que el disco Live Aroche tenga recorrido.

 

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