"Ya no hay 'glamour': Meryl Streep recoge un Oscar y luego va al mercado"

Sara Montiel. Actriz

La intérprete española más internacional concedió en 2007 esta entrevista al Grupo Joly al recibir la Biznaga de Plata del Festival de Cine de Málaga por 'El último cuplé'.

Sara Montiel en una imagen tomada a finales de los 90.
Sara Montiel en una imagen tomada a finales de los 90.
Pablo Bujalance Málaga

09 de abril 2013 - 05:00

Un personaje como María Antonia Abad Fernández (Campo de Criptana, Ciudad Real, 1928) requiere las presentaciones mínimas. Basta recordar películas como Veracruz de Robert Aldrich (1955), Serenade de Anthony Mann (1956) y Yuma de Samuel Fuller (1957). El último cuplé, que dirigió Juan de Orduña en 1957, fue su primera gran aportación al cine español, a la que seguiría La violetera en 1958. La conversación telefónica transcurre de forma amable y distendida. A Sara Montiel le gusta mucho hablar de cine. Se escucha el sonido de la televisión de fondo.

-¿La historia hace justicia a El último cuplé?

-Así es. Estoy muy contenta por el premio, y porque precisamente se deba a esta película. Conservo todos los recuerdos del rodaje, parece que la hice ayer. El cuplé me dio por fin el nombre de Sara Montiel para el mundo entero.

-Y eso que ya antes había protagonizado Veracruz y Serenade...

-Sí. Pero El último cuplé me lanzó como cantante, y eso fue una de las alegrías más grandes de mi carrera. En realidad, todo fue un poco por casualidad: en un principio estaba previsto que las canciones las interpretara una cantante lírica muy importante de la época, pero Juan de Orduña se quedó sin presupuesto y no pudo pagarle. Yo dije a los productores que podía cantar, pero mi madre, que estuvo conmigo en Barcelona durante todo el rodaje, se negó en redondo. Al final, el mismo Juan de Orduña me llamó por teléfono, me dijo que tomara un taxi y que fuera en seguida al estudio, porque quería que yo cantara.

-¿La Sara Montiel cantante se entiende con la Sara Montiel actriz?

-Sí, el hecho de cantar ha sido muy importante en mi trayectoria. Ten en cuenta que mi carrera cinematográfica terminó en 1975, y que a partir de ahí me dediqué a hacer muchos musicales y teatro. Desde luego, no me puedo quejar. Soy la única artista europea que ha triunfado como protagonista de musicales en Nueva York y Los Ángeles. Los americanos venían a verme y llenaban los teatros, y eso que entonces los musicales no se traducían con subtítulos como ahora. En Latinoamérica resultaba más sencillo.

-Su primer gran éxito en Hollywood fue Veracruz. ¿Cómo fue acogida por las grandes estrellas de la época?

-Ah, muy bien, muy bien... Mantuve una especial amistad con Burt Lancaster, que me acogió my bien, y con su hija mayor. Y Gary Cooper era también un hombre maravilloso, un señor muy majo. Procuraba siempre ser simpático delante de todo el mundo. Tenía una hija muy guapa, María, de la que también me hice muy amiga. Vivió durante unos años en un convento, pero se salió y se casó con un pianista muy famoso de aquellos años. Entonces Gary Cooper se tranquilizó bastante.

-¿Considera, como muchos, que Burt Lancaster fue el mejor actor de cine de la historia?

-Burt Lancaster fue muy bueno en lo suyo, en su registro. Pero la edad tampoco le perdonó. A todos nos pasa factura, y él no iba a ser menos.

-¿Hubo alguna película norteamericana en que no se sintiera una actriz extranjera?

-Pues posiblemente Serenade, que en España se tituló Dos pasiones y un amor. No sólo porque la dirigió Anthony Mann, con quien me casé después, sino porque hice mucha amistad con Joan Fontaine. También estaba Mario Lanza...

-Y Vincent Price, que se había hecho muy popular por sus trabajos en películas de terror.

-Así es. Era un señor encantador.

-¿Hubo algún papel que no hiciera y que hoy eche de menos?

-Muchos, muchos. Me habría gustado hacer un personaje importante, una Catalina La Grande, o una María Antonieta, de la que han hecho ahora una película muy buena. Fíjate, antes te hablaba de los éxitos de mis musicales, pero, al mismo tiempo, siempre me negaron los grandes papeles por el mero hecho de cantar. Esto me cerró muchas puertas. Los productores y distribuidores me veían como cantante y sólo me contrataban para películas que tuvieran canciones.

-¿Tendrían los actores de la época dorada de Hollywood el mismo éxito hoy?

-Todo es muy distinto. En los años 50 la gente se daba de tortas por ir a ver a Rita Hayworth, pero la televisión hizo mucho daño. Hoy las películas son particulares, no hay estrellas ni glamour: Meryl Streep recoge un Oscar un día y al siguiente va a comprar berenjenas al mercado.

-¿Le gusta el cine español?

-También es muy diferente. Hoy se hace un cine poco comercial, las películas apenas están una semana en cartelera, pero se investiga mucho. Me gusta mucho Pedro Almodóvar, que me dio un papel en La mala educación. Es un manchego excepcional.

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