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"La única forma de entender la pintura es ir y verla". La cita es de Renoir, que murió en diciembre de 1919, en plena expansión de la mal llamada gripe española que estos días ha servido de espejo con el que comparar la pandemia por coronavirus que ha trastocado vidas y costumbres. Un siglo después y tras dos meses cerrados al público, los museos, los espacios para la contemplación del arte por antonomasia, afrontan esta nueva etapa con al menos dos certezas: la primera es que no es tiempo para pulverizar récords de visitantes a los que han contribuido las exposiciones temporales o el hecho de que el museo forme parte de los circuitos turísticos; la segunda es que la identidad digital no puede ser entendida como un aspecto accesorio sino como parte central del discurso del museo.
"Nada puede sustituir la experiencia de contemplar un cuadro en directo, pero es tiempo para apostar también por lo digital", explica Mar Sánchez Estrella, secretaria general de Innovación Cultural y Museos de la Consejería de Cultura. En este sentido, su departamento ha reordenado su presupuesto y ha previsto invertir dos millones de euros para la reactivación y actividades culturales de los museos, una partida que contemplaría también la modernización de las plataformas digitales, una de las asignaturas pendientes de los espacios de gestión autonómica a las que la Junta quiere poner solución de manera inmediata urgida por la actual situación.
Cuando apenas habían transcurrido 72 horas desde el decreto del estado de alarma, las visitas a las webs de los museos de todo el mundo alcanzaron el pico más alto de toda su historia a partir de búsquedas en internet como "visitas virtuales al museo para niños" o "recorrido virtual por el museo". Hoy, dos meses después, el interés de la visita digital ha decaído a favor de la búsqueda de una parte de esos usuarios de actividades diseñadas ex profeso para la web, según revela el análisis de otra de las curvas que deja esta pandemia, la de las tendencias en Google que ha estudiado el colectivo Museum Hack. Gracias al apoyo del Proyecto Atalaya (impulsado por la Junta, la UNIA y la Universidad de Cádiz), el experto en museología Santiago Campuzano acaba de comenzar un estudio que pretende dilucidar si todas esas estrategias multiplicadas al calor del confinamiento (concursos, juegos en redes sociales, conferencias on line…) con las que los museos estimularon el sentido de comunidad y mantuvieron de forma remota su rol educativo continuarán o no en el futuro.
Lo cierto es que los museos venían trabajando su audiencia on line desde mucho antes de la Covid-19 con el ejemplo de la "extraordinaria comunicación" que hace el Museo del Prado, un titán en este ámbito, pero también otras propuestas menos conocidas "pero muy interesantes desde el punto de vista de la implicación de público y creadores como las del Museo de Badajoz", apunta el profesor y crítico de arte de Grupo Joly Juan Bosco Díaz-Urmeneta. Por regla general, los museos han sabido adaptarse a este tiempo de encierro y búsqueda. Por ejemplo, el Museo Picasso Málaga, a partir del cual creció esa marca de ciudad de los museos que tan buenos réditos ha deparado en términos turísticos aunque haya sido desigual su reconocimiento académico, reconfiguró la exposición dedicada a la figura del Arlequín, que tenía previsto inaugurar este mayo, por una muestra netamente digital bautizada como Arlequín, una exposición para mirar y leer. Una iniciativa que invita a pensar que, al igual que el teletrabajo, las exposiciones concebidas para su exclusivo disfrute on line han venido para quedarse en convivencia con la visita pública.
De hecho, estos días la Junta trabaja en el complicado equilibrio que supone diseñar los protocolos para garantizar la seguridad de los trabajadores y del visitante en unos espacios que desde el punto de vista de la movilidad son muy diferentes entre sí –"el edificio del CAAC se concibió como museo y la Casa de los Tiros en Granada era una antigua vivienda señorial", señala Sánchez Estrella–. Este difícil encaje es la razón por la que la Junta descarta la celebración de exposiciones temporales en el medio plazo: "Son un reclamo, una llamada a la visita de más público y no es recomendable en estas circunstancias", valora. Es por esto que algunas muestras proyectadas se podrán recuperar en el futuro pero no hay certezas sobre aquellas otras dependientes de préstamos nacionales e internacionales, caso de la anunciada en el Bellas Artes de Sevilla con piezas de Picasso programada para finales de 2020 como uno de los grandes hitos con los que se quería revalidar los datos de 2019.
En concreto, el año pasado los 19 museos de gestión autonómica, cuya entrada es gratuita (y así seguirá siéndolo dado el contexto, según explicó la consejera de Cultura en el Parlamento) recibieron casi 2,7 millones de visitas, donde destaca la respuesta del público a los fastos por el V Centenario de Murillo en la pinacoteca sevillana, los museos de la Alhambra, gracias a estar enclavados en el monumento más visitado de toda España, o el Arqueológico de Córdoba, beneficiado por incluir su visita dentro de la programación de las fiestas de los Patios de Córdoba en el mayo cordobés. Con un registro aparte y entrada de pago, el MPM recibió más de 700 mil visitantes. A todas luces, cifras inalcanzables en este año de movilidad mermada.
Pero no nos engañemos, por regla general en Andalucía los museos públicos, como los de muchas otras comunidades, "funcionan como museos de proximidad, de identidad, es raro que tengan visitas masificadas", explica Elena Vozmediano, crítica de arte para El Cultural, de ahí que éste sea el momento idóneo "para hacer una reflexión sobre la función que tiene cada museo en la sociedad". Un ejercicio que debe hacerse con el "compromiso firme" de las administraciones públicas de las que dependen, insiste. En concreto, Vozmediano subraya el riesgo que se corre si los recortes presupuestarios vuelven a caer del lado de las instituciones culturales más frágiles, caso de los museos provinciales y locales, que en este contexto debe sumar a sus gastos corrientes el coste de las medidas higiénico sanitarias de obligado cumplimiento.
Con cuentas cada vez más exiguas, los museos deben priorizar su acción. Así, en opinión de Díaz-Urmeneta, junto a la comunicación digital, habría que apostar por la investigación, con un mayor aprovechamiento de los archivos y bibliotecas de los museos, y muy especialmente por reforzar la vertiente didáctica de los museos, hoy en muchos casos como servicios externalizados, sin olvidar la función social que deben ejercer. Un mensaje de plena vigencia este año, con una crisis que se ceba con los más vulnerables, y en las vísperas del Día Internacional de los Museos, que se celebra mañana y que este año se consagra a lanzar un mensaje a favor de la inclusión y la diversidad.
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