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Catherine Camus publica en España el libro 'Albert Camus. Solitario y solidario' (Plataforma), un amplio álbum de fotografías familiares y cómplices de su padre, cuya obra, afirma, da "mucho oxígeno" a quien la lee.

Albert y Catherine Camus, a comienzos de los años 50.
C. Guerrero (Efe) / Madrid

19 de marzo 2012 - 05:00

Albert Camus murió hace 52 años, pero su obra sigue vigente y da "mucho oxígeno" a quien la lee, afirma su hija, Catherine Camus, quien acaba de publicar en español un libro de fotografías en el que repasa la vida del autor de El extranjero y proyecta los focos sobre "su lado español". "Durante toda mi vida intenté infatigablemente recuperar lo que había de España en mi sangre, pues para mí era la verdad", escribió Camus en Carnets, 1949-1959, en alusión a sus orígenes baleares. Es uno de los muchos textos de carácter autobiográfico extractados de la obra de Camus con los que su hija documenta Albert Camus. Solitario y solidario (Plataforma), una suerte de álbum de fotos de gran formato que ofrece una excepcional visión panorámica y cronológica de este novelista, ensayista, dramaturgo y filósofo francés nacido en Argelia el 7 de noviembre de 1913.

Los mitos que propone Camus en su variada obra y que transitan por las páginas de La caída, Los justos y La peste, revelan "la verdad profunda de la naturaleza humana", destaca Catherine. "Leer a Camus puede hacer mucho bien" y "más en esta época de consumismo e individualismo en la que se fomenta la reacción epidérmica, sin reflexión", y en la que "se han reemplazado los valores humanos por los de desprecio y eficacia". Una época, continúa, en la que "la búsqueda de éxito conduce a unos hombres a servirse de otros como medios", y además "la gente piensa que solo tiene derechos y se olvida de sus deberes", asegura Catherine Camus (Francia, 1945).

El amor a la libertad y el respeto al ser humano, así como la lucha contra cualquier forma de opresión, que le llevó a ser uno de los primeros hombres de izquierdas en denunciar los regímenes comunistas, lo que le valió la reprobación de prestigiosos intelectuales de su época, con Jean-Paul Sartre a la cabeza, son algunos de los rasgos que definen los principios de Camus. "En los catorce años de vida que pasé a su lado, me abrió caminos que me permitieron vivir y sobrevivir. Todavía hoy la vida me parece cruel, pero de una riqueza y una belleza fabulosas. El me enseñó a verlo", se sincera Catherine Camus, quien en septiembre próximo, al igual que su hermano gemelo (Jean), cumplirá 67 años. Sin su mirada, "grave, pero cargada de dulzura y tolerancia", que refleja la foto de la portada y que le daba "confianza", ella, asegura, no habría podido mantenerse "en pie".

Camus murió trágicamente el 4 de enero de 1960 al estrellarse el coche en el que viajaba de copiloto contra un árbol, en una carretera a las afueras de París. Dejó tras de sí una producción que había sido premiada con el Nobel de Literatura tres años antes. La Academia sueca le concedió en 1957 el más preciado galardón de las letras cuando Camus contaba solo 44 años, y lo hizo, según explicó entonces, por "una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy".

"La vida es dura, pero hay artistas que dan oxígeno, y creo que papá da mucho", dice Catherine Camus, con voz dulce y pausada, en conversación telefónica desde el sur de Francia. Gracias al dinero del Nobel, Camus, criado en el seno de una familia muy pobre y originaria de Menorca por parte de madre, pudo comprarse una casona en Lourmarin, un pueblo cuya luminosidad y paisaje le recordaba a su Argelia natal y donde ahora vive su hija. Unica albacea de la producción literaria de Camus desde que tenía 34 años -a la muerte de su madre-, le gustaría jubilarse, pero sigue trabajando y espera que la edición en español de este libro sirva para "que la gente le conozca mejor y sepa cuánto amó a España".

"Mi padre era sensual, al contrario que muchos otros intelectuales, su mensaje pasaba también por el vientre y por el corazón", afirma, y subraya la "coherencia" que existe entre la persona y el escritor en el caso del autor de El primer hombre. "Era un ser humano completo, que amaba la vida, a las mujeres, comer bien, bailar, la naturaleza, el sol, el fútbol...", y, por encima de todo, adoraba a su madre, una mujer casi sordomuda que limpiaba casas y que enviudó cuando él tenía apenas un año". A él le salvaron de la miseria su talento y la cultura, "elemento salvador para los desheredados del mundo", dice su hija.

Gran seductor, se casó dos veces. De Simone Hié, morfinómana, se divorció tras descubrir que le era infiel. De Francine Faure nunca se separó, pese a que él tuvo otras relaciones, entre las que destacó la mantenida con la actriz María Casares, también de origen español. Camus, según su hija, se sentía muy unido a Casares, a quien ella conoció al final de su vida, y dice que la quiso "mucho". "Estaba llena de vida y de alegría", recuerda, y desvela que "la mujer que corre por la playa al final de El primer hombre es ella".

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