A las puertas del Clasicismo
Flor Galante | Crítica

La ficha
FLOR GALANTE
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XLII Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS). Flor Galante: Cristina Bayón, soprano; Lena Rademann, violín; José Manuel Cuadrado Sánchez, oboe; Martin Jantzen, viola da gamba; Irene González Roldán, clave.
Programa: ¡Corazón, desfallece! Rompe, silencioso mar de lágrimas
Johann Gottlieb Janitsch (1708-1763): Sonata para violín, oboe d’amore y continuo en fa sostenido menor D-B, M.Th. 148
Georg Philipp Telemann (1681-1767): “Folternde Rache, flammend Qual”, aria de Schmeckt und sehet unsers Gottes Freundlichkeit TWV 1:1252 [1726]
Johann Gottlieb Graun (1703-1771): Sonata en trío para violín, viola da gamba piccolo y continuo en sol mayor C:XV:89
Christoph Graupner (1683-1760): Die Kranckheit so mich drückt, cantata GWV 1155/09b [1709]
Johann Gottlieb Janitsch: Sonata da camera en sol menor nº21 Op.4 O Haupt voll Blut und Wunden
Christoph Graupner: Ouverture en fa mayor GWV 445 Le Desire [c.1731]
Carl Heinrich Graun (1704-1759): “Betrübtes Herz zerbrich”, aria de Scipio Africanus GraunWV B:I:4/50 [1732]
Lugar: Capilla Doméstica de San Luis. Fecha: Miércoles 26 de marzo. Aforo: Lleno
A última hora la anunciada soprano alemana Cornelia Fahrion tuvo una indisposición y no pudo venir acompañando a Flor Galante a su cita con el Femás. La sustituyó la sevillana Cristina Bayón, que tuvo que prepararse en no muchas horas un programa en absoluto sencillo, que incluía un aria de Telemann, una cantata de Graupner, piezas en las que supo hacerse fuerte en la transmisión de los afectos (aunque a esa ira que se evoca en el aria telemanniana le faltó un punto último de furor), y, como cierre un aria de una ópera de Carl Heinrich Graun, de intrincada escritura virtuosística, que le dio más problemas, tanto por la tesitura, que le exigió mucho de su registro agudo (algo tirante) como por las agilidades, que le ocasionó algún apuro articulatorio.
El conjunto de los sevillanos Irene Roldán y José Manuel Cuadrado, que comparten con los jóvenes alemanes Lena Rademann y Martin Jantzen, reincidió respecto a su anterior visita a Sevilla en un programa en torno al estilo galante y la corte berlinesa, un terreno en el que el privilegio de la melodía y el aligeramiento general de las texturas está abriendo ya las puertas del Clasicismo. Flor Galante mostró la espléndida preparación de sus cuatro miembros, impecables en sus partes individuales, tanto como el perfecto trabajo en equipo para unas interpretaciones siempre bien empastadas, más de frases bien ligadas que de acentos impetuosos, de redonda sonoridad, limitadas en el contraste de dinámicas, pero generosas en el color (extraordinaria Roldán en el nuevo Ruckers de Alejandro Casal) y la ornamentación.
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