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El flamenco, protagonista de la nueva edición del Festival de Itálica

ORGANIZA LA DIPUTACIÓN DE SEVILLA

El Teatro Romano de Santiponce, el Castillo de Alcalá de Guadaíra y la Hacienda Santa Cruz de La Rinconada acogerán la muestra bienal de danza del 22 de junio al 16 de julio

La cordobesa Olga Pericet debuta en esta edición en el Festival de Itálica. / Miguel Ángel González

Con la presencia del presidente de la Diputación y de otros responsables políticos, entre ellos el alcalde de Santiponce, la alcaldesa de Alcalá de Guadaíra y la delegada de Cultura de La Rinconada, se ha presentado hoy la programación del Festival Internacional de Danza de Itálica.

Con un presupuesto de 700.000 euros, aportados "a pulmón" en palabras de su representante, por la Diputación Provincial, esta edición del Festival, que se celebrará del 22 de junio al 16 de julio, ocupará tres espacios singulares, además de la Casa de la Provincia de la propia Diputación. El Festival, que desde su nacimiento en los primeros años 80 ha sufrido varios giros y cambios de filosofía, presenta este año una clara intención, en palabras de su director Pedro Chicharro, "de crear una columna vertebral que ofrezca, a artistas que parten del flamenco, la posibilidad de experimentar en ese arte que está tan vivo".

Así pues, el flamenco, y no solo el más experimental, se convierte en uno de los grandes pilares del Festival de Itálica, especialmente en la sede de Alcalá de Guadaíra. Cuatro Premios Nacionales de Danza y Tres Giraldillos de la Bienal estarán presentes en sus escenarios.

Otro de los puntos que subrayó el director fue la importancia de los estrenos. De los diez espectáculos que constituyen su programación nocturna, habrá siete estrenos absolutos y el estreno en España de François Chaignaud y Nino Laisné, cuya presencia, junto con la de Gregory Maqoma legitiman el carácter internacional de la Muestra.

Como sucede cada dos años, el Teatro Romano de Itálica se convierte en el buque insignia del Festival con cuatro grandes espectáculos de muy distinta naturaleza. Los días 22 y 23 de junio abrirá la programación el veterano bailaor sevillano Andrés Marín (Giraldillo al Baile en la última Bienal) con el estreno de su espectáculo Éxtasis /Ravel (Show andaluz). La pieza, en la que ha contado también con el artista plástico José Miguel Pereñíguez, consiste en una trama escénica y coreográfica en torno al universo sonoro de Maurice Ravel, y cuenta, además de con su baile y con un grupo de grandes músicos, con cuatro estupendas bailarinas: Vanesa Aibar, Andrea Antó, Chloé Brûlé y la contemporánea Lucía Vázquez.

Andrés Marín, que abrirá el Festival en el Teatro Romano de Itálica. en la presentación del cartel, diseñado por Gloria Martín. / José Angel García

Los días 29 y 30 se presentará la célebre y premiada compañía vasca Kukai Dantza, fundada en 2001 por Jon Maya Sein. El espectáculo que presentan, Erritu, es una colaboración entre Kukai y el coreógrafo israelí afincado en España Sharon Fridman. Erritu es un viaje vital por los ritos individuales y colectivos relacionados con la naturaleza y con la comunidad.

Los días 8 y 9 podrán admirar Romances inciertos, un autre Orlando, un original trabajo que el bailarín, coreógrafo, cantante y escritor francés François Chaignaud estrenó en 2017, en colaboración con el vídeo artista Nino Laisné y con ocho músicos. Todos ellos dan color a personajes hispánicos tan imaginativos como la Doncella Guerrera o la gitana andaluza La Tarara.

La programación del Teatro Romano se clausurará los días 13 y 14 de julio con otra compañía extranjera: la del bailarín y coreógrafo sudafricano Gregory Maquoma. Broken Chord, que así se llama su espectáculo, rememora la historia de un grupo de cantantes africanos que realizaron una gira a finales del siglo XIX para recaudar fondos. Maqoma, que está acompañado en escena por un cuarteto musical, añade en cada lugar donde actúa un coro local que, en Sevilla, será el Proyecto ELE.

El emblemático Castillo de Alcalá de Guadaíra, ya implicado en otras ediciones, se suma al conjunto arqueológico de Santiponce con seis trabajos, algunos de ellos en proceso. En primer lugar, la bailaora cordobesa Olga Pericet (Premio Nacional de Danza 2018) debuta en este festival con un trabajo experimental desarrollado por completo en Sevilla. Se trata de La tienta de La Leona, un primer acercamiento a su nuevo proyecto, que gira en torno al luthier almeriense Antonio de Torres y a su primer prototipo de guitarra española y flamenca. A uno de sus más hermosos modelos Torres lo llamó precisamente La Leona, nombre desde el que Pericet, artista creativa que domina numerosos registros de las danzas españolas, ha creado todo un imaginario que va más allá de lo puramente musical y dancístico. Junto a ella estarán José Manuel León, Alfredo Mesa, Roberto Jaén, el Mati y Juanfe Pérez. Seis artistas para las seis cuerdas de la guitarra flamenca.

El presidente de la Diputación y los representantes políticos de Alcalá, La Rinconada y Santiponce apoyaron el acto. / José Angel García

Los días 1 y 2 de julio Andrés Marín y el director de Kukai Danza, el bailarín y coreógrafo Jon Maya, presentarán un diálogo titulado Yarin (mañana en Euskera) mezclando las raíces flamencas con las danzas vascas, a partir de una de sus manifestaciones más populares como es el zortziko. Otro diálogo, esta vez entre la danza de Melania Olcina y el contrabajo de Pablo Martín Caminero, que ha adaptado a su instrumento las Suites números 1 y 2 de J.S. Bach, es Double Bach. La pieza, que se pudo ver en el Teatro Central en 2017, ha sido ideada y coreografiada por el creador cordobés Antonio Ruz.

Y otras dos compañías de flamenco completan la programación del castillo alcalareño. Los días 10 y 11 de julio, la del bailaor de la tierra, Javier Barón, quien, acompañado de grandes músicos como Salvador Gutiérrez, Javier Patino y la cantaora Melchora Ortega, y de la bailarina de contemporáneo Rocío Barriga, dedica su pieza, Entre mujeres, a todas las que lo han rodeado desde niño, empezando por su madre que, según sus palabras, "me dio la vida y me dio el baile".

Y para cerrar, los días 15 y 16 de julio, la gaditana María Moreno, con un Giraldillo en la pasada Bienal, realizará un work in progress titulado Verso libre, con Juan Requena, Carmen Ledesma y La Tremendita como artistas invitados, en el que, según la bailaora, "recorro un camino por mi ser más profundo, sin pretensiones marcadas, ni efectismos escénicos".

Andrés Marín, Javier Barón, Olga Pericet y María Moreno actuarán en el Castillo de Alcalá

Por último, se une al Festival otro hermoso espacio de la provincia, recuperado hace pocos años por el Ayuntamiento de la localidad. Se trata de la Hacienda Santa Cruz de La Rinconada. Allí, los días 15 y 16 de julio, la veterana compañía sevillana El Velador que dirige Juan Dolores Caballero, presentará su último trabajo Les vieux. Para este montaje, que gira de nuevo en torno a los mayores, Caballero ha contado con un elenco de siete intérpretes en el que se mezclan actrices veteranas como Belén Larios o el bailarín de danzas urbanas Dani Zoo.

Cada fin de semana del mes de agosto se transmitirá gratuitamente por streaming un espectáculo de la Muestra. Todos los espectáculos al aire libre comenzarán a las 22:30 y las entradas se podrán comprar directamente en la página web del Festival (www.festivalitalica.es).

Adiós al espacio de San Isidoro del Campo

En esta edición, la creación contemporánea local (y no solo) la encontramos en la Casa de la Provincia. Allí tendrá lugar la exposición Del tiempo y la danza del pintor jerezano Juan Carmona Vargas, y en su seno, además del 26 de junio, en el acto de inauguración, se podrán ver los trabajos de Sandra Ortega y Seifeddine Manai el sábado 3 de julio; Natalia Jiménez el 10 y Álvaro Frutos el 17. Estas últimas actuaciones, con pases a las 12:00 y a las 13:00, y con entrada gratuita y libre hasta completar aforo.

Sin embargo, este año el Festival pierde un espacio de enorme relevancia como es el Monasterio de San Isidoro del Campo. Una pérdida no solo patrimonial, dado el enorme valor artístico del Monasterio, sino porque, en las últimas ediciones, su pequeño y hermoso claustro supuso una magnífica oportunidad para la joven danza contemporánea andaluza, un tejido cada vez más frágil y con menos apoyos.

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