Historias de un flamenco | Crítica
La rumba de ayer
Rocío de Frutos. Soprano
La soprano Rocío de Frutos (Sevilla, 1978) reconoce que el Coro Barroco de Andalucía le cambió la vida, como a tantos otros jóvenes cantantes andaluces: "Fue una cantera impresionante y además ayudó a crear público para la música antigua". De las cenizas de aquella formación surgió su propio grupo, Vandalia, un cuarteto vocal que completan el contratenor Gabriel Díaz, el tenor Víctor Sordo y el bajo Javier Cuevas y acaba de presentar su primer disco, dedicado al compositor extremeño afincado en Sevilla Juan Vásquez (c.1500-d.1560).
-¿Por qué Juan Vásquez para empezar?
-Lo habíamos hecho ya con el Coro Barroco y en algún otro proyecto. Quería que nuestro primer disco fuera representativo del repertorio que manejamos, que fuera música profana y de algún compositor de la escuela andaluza. Además, había muchísima música de Vásquez sin grabar.
-De las dos colecciones de música profana de Vásquez escogen obras a tres y a cuatro voces...
-Sí, y las de tres voces nos dieron más problemas, porque el formato es más complicado. Vásquez no es nada artificioso. Su música es de una gran limpieza, es muy desnuda, y a tres aún más. Además eran piezas poco conocidas, salvo Duélete de mí señora, que sí se hace más. Requería pensar mucho sobre la distribución de las voces, porque no todas funcionaban igual. Pensar si hacerlas en una altura o en otra. Si hacerlas solas con los hombres o mezclando. Fuimos probando opciones. Algunas nos causaron incluso más complicaciones técnicas, de afinación. Pero yo las quería incluir de todos modos, porque se hacen muy poco y merecen la pena.
-Invitaron a la arpista Sara Águeda para realizar la grabación, ¿por qué?
-Grabamos para Brilliant, que tiene como filosofía publicar sólo música que no esté en su catálogo. Y tenían ya una referencia con música de Vásquez, que grabó un conjunto extranjero e incluye algunas de las obras más famosas (De los álamos vengo, Con qué la lavaré...), que yo quería también incluir. Nos pidieron que no las repitiésemos en el formato original. El arpa de Sara nos permitió salvar ese escollo. Al final ha sido un acierto total, porque le da variedad al disco y hemos conseguido algunas versiones que me parecen muy interesantes: por ejemplo, en De los álamos la melodía principal está en el arpa, mientras Gabriel y yo hacemos las otras dos voces.
-¿Qué aporta Vásquez a la música del Renacimiento español?
-En el repertorio profano es fundamental. Juega el papel de enlace entre la tradición de los cancioneros, que viene del siglo XV, y el madrigal español de Pedro Ruimonte. De hecho, tiene ya madrigales, piezas con estructuras y rasgos de madrigal. Aunque no es un innovador, sí que introduce rasgos que hacen intuir las nuevas formas: es muy silábico, busca la claridad poniéndolo todo al servicio del texto, no es demasiado contrapuntístico, pero tampoco manierista. Tiene piezas cercanas al ambiente más popular de los cancioneros, pero otras con ese aire galante, más refinado y sofisticado del nuevo estilo.
-Vandalia funciona siempre con los mismos mimbres, lo cual no es demasiado habitual en el sector de la música antigua...
-El uso habitual es el de montar proyectos a partir de una lista de gente que ha cantado contigo o a la que conoces. Lo cual me parece estupendo; no tengo nada contra esa línea de trabajo en la que me integro de forma natural. Pero yo tenía una idea más romántica de mi grupo. Mi filosofía era muy popera, quería una plantilla fija. Eso, tal y como está el mercado, es muy sufrido. Pero participo de otros muchos proyectos. Yo quiero que Vandalia funcione y me dé satisfacciones, poder controlar de vez en cuando el repertorio que hago, sin mayor pretensión. El hecho de usar sólo a unos cantantes determinados limita mucho, y de hecho este año hemos tenido que renunciar a algunos proyectos ilusionantes, porque no podíamos estar los cuatro. A veces hemos hecho conciertos sustituyendo a uno, pero más, no, porque rompería esa filosofía de nuestro grupo, que además está condicionada por connotaciones personales que me gustan: los cuatro coincidimos durante varios años en el Coro Barroco de Andalucía, entendemos el repertorio de manera parecida, tenemos muy buena relación personal, factores que tengo muy en cuenta. Creo en el valor de trabajar con la misma gente a lo largo del tiempo. Una línea de trabajo continuada ayuda a que los resultados sean más interesantes.
-¿Cuáles son los próximos proyectos que tiene con el grupo?
-A finales de mes íbamos a ir a El Cairo, pero ha surgido un problema de última hora con la embajada y se ha aplazado. En febrero o en marzo sí estaremos en Trondheim con el programa Vásquez. Tuvimos que renunciar a una colaboración con la Fundación Giorgio Cini de Venecia, pero es posible que podamos retomarla. Sería con música de Salomone Rossi. Luego participamos también en el Otoño Barroco de Sevilla con un programa que es un auténtico regalo, porque haremos madrigales de Gesualdo junto al Lamento de Ariadna y la Sestina de Monteverdi. Es el repertorio que a mí me encantaría poder hacer: si monté Vandalia fue con la idea de llegar a hacer madrigales, y para eso necesitamos cinco o seis voces. Aquí se nos une Jorge Enrique García, con el que cuento siempre que hacemos algo a cinco. De todos modos, entiendo que es un repertorio en el que hay muchos grupos que lo hacen muy bien.
-¿Alguna idea de disco?
-Hace un par de años hicimos en el MAUS música de Ruimonte, que me encanta, pues sería la continuación natural de la línea que sale de Vásquez. Pero está ya grabado por otros grupos. Tenemos también un proyecto con el arpista Manuel Vilas para hacer tonos humanos polifónicos del XVII, que se hacen poquísimo. Esa sería una opción para aportar algo nuevo.
-¿Qué compromisos próximos tiene con otros grupos?
-Este mismo mes vuelvo con la Cappella Mediterránea de Leonardo García Alarcón para actuar en Ginebra y Ambronay. En diciembre estaremos en Versalles. Siempre con el programa Carmina latina. En octubre canto también con Proyecto Ocnos en el Festival Internacional de Música Contemporánea de Tres Cantos.
-¿Cómo surgió la ocasión de colaborar con Jordi Savall?
-Hice una audición para su primera Academia vocal. Me aceptaron y luego ya me han ido llamando para estar en todas las academias y para cantar como miembro de la Capella Reial de Catalunya. Para el año que viene no sé qué perspectiva hay con respecto a las academias. Había un ambiente de despedida. Pero si fuera así, ha sido una despedida gloriosa, con The Fairy Queen. Las experiencias han sido todas muy gratificantes, porque hemos hecho programas con música extraordinaria, en sitios maravillosos abarrotados de público. Savall arrastra masas y musicalmente es siempre muy satisfactorio trabajar con él.
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