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Film Symphony Orchestra y el éxtasis del séptimo arte

La formación actúa en FIBES este viernes, 22 de noviembre, con su nuevo espectáculo, 'TARAB'

Film Symphony Orchestra regresa a Sevilla para interpretar las bandas sonoras más famosas del cine

Constantino Martínez-Orts, en el centro de la imagen, dirige la Film Symphony Orchestra compuesta por 70 músicos. / D. S.

En el flamenco, no es fácil ofrecer una definición concreta para el concepto de duende. Va más allá de técnicas, destreza y experiencia. El duende se siente, se clava en la garganta del que canta, en las manos del que despunta la guitarra y en la retina del que observa. En árabe hay una palabra que podría ser sinónimo de duende y esa es tarab. Algo así como el éxtasis que cualquiera es capaz de sentir cuando escucha una composición musical. Pero va más allá. Es el punto álgido entre los músicos y su público. Este concepto –cuyo origen reside en países como Egipto, Siria, Palestina y Líbano– ha sido el elegido para dar nombre a la nueva gira de la Film Symphony Orchestra. "Con esta palabra, la cultura árabe designa ese momento de éxtasis emocional al que llega el ser humano justo cuando escucha música. Esos pelos de punta y ese corazón que palpita con fuerza", explica a este periódico Constantino Martínez-Orts, director de la formación

La Film Symphony Orchestra volverá a hablar el idioma del séptimo arte a través de un repertorio magistral con una cita que tendrá lugar este mismo viernes, 22 de noviembre, en el Palacio de Congresos y Exposiciones (Fibes) a las 19:30 horas. “Lo que se pretende con este repertorio es que nuestro público llegue al tarab emocional”, indica el director. De hecho, la propuesta navega entre clásicos como La Sirenita (Alan Menken, 1990), La lista de Schindler (John Williams, 1994) y Leyendas de Pasión (James Horner, 1995) y largometrajes de mayor actualidad como Dune (Hans Zimmer, 2022) y Oppenheimer (Ludwig Göransson, 2024). 

"Nuestro gran reto es proponer al espectador un viaje emocionante con momentos de tensión, cómicos, de relax y dramáticos", detalla Martínez-Orts y señala que la elección de las composiciones la hace como si de "un chef culinario" se tratara: "Intento preparar un cocinado musical que, en esta ocasión, reúne bandas sonoras muy dispares". 

¿Qué tienen en común Gravity con Frozen? En principio, podría parecer que poco, pero el director disipa con avidez esta cuestión al considerar que son bandas sonoras con la fuerza suficiente como para llevar al público a sentir una emoción intensa. Esa que algunos llaman tarab.

"Además, pertenecen a momentos históricos muy dispares. La composición que hacemos de la saga Star Wars pertenece a una película de 2019 y luego nos vamos a El halcón del mar que es de 1940. Intentamos tocar ese universo sonoro que es la historia del cine, tratando de recrear las partituras que llevamos todos detrás", apunta el músico y destaca que, este espectáculo "no tiene nada que ver con las últimas giras". Entre otros motivos, porque los títulos elegidos tienen de especial "que prácticamente son todos recientes", y que, además, "es absolutamente ecléctico y para todos los públicos". 

Que sean capaces de ofrecer un espectáculo con capacidad de emocionar con independencia de la edad es uno de los grandes secretos de esta formación. De hecho, se trata de un rasgo que llevan a gala, pero no es el único. También la defensa “con respeto y rigor” del estilo que ofrecen frente a la música clásica. Martínez-Orts defiende que la música de cine "no es ninguna hermana menor" aunque "haya sido un género, a veces, denostado". De hecho, valora que "la música de cine tiene espacio en las salas de conciertos". 

Los 70 músicos que componen la formación persiguen la filosofía de "acercar la música sinfónica al gran público utilizando el cine como hilo conductor". Para conseguirlo han derribado una "cuarta pared y han desencorsetado la sinfónica" a través de un vestuario futurista –parecido al que utilizan los superhéroes–, con una iluminación que permite "ver el Tiburón sobre el escenario" más allá de las partituras de John Williams y jugando con la imaginación de los asistentes. En definitiva, sacando partido de "ese poder evocador que tiene la música de cine y que nos permite viajar en el tiempo y trasladarnos a cualquier lugar".

Estos aderezos se combinan con la búsqueda de partituras originales y con la puesta en valor de composiciones que, muchas veces, "pasan desapercibidas en el mundo del cine" como si de un actor secundario se trataran. "Queremos darle el papel protagonista, llevar una música al escenario y mostrar al público lo que sonaba durante esa secuencia tan sangrienta de Troya en la que los griegos invaden la playa. Explicar por qué se necesitaba transmitir una emoción determinada en ese momento", apostilla Martínez-Orts. Sin embargo, tiene claro que el mayor reto que asume TARAB es interpretar la banda sonora de Oppenheimer, cuyo autor "dijo que no estaba hecha para ser interpretada por humanos y tuvieron muchas dificultades para su grabación por problemas técnicos". Tanto es así que la Film Symphony Orchestra es la única formación en España que se atreve a interpretarla: "Nuestra misión es interpretarla y que el público sea el que juzgue". 

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