La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
CULTURA
La cuarta edición de Icónica Santalucia Sevilla Fest celebró ayer la primera cita con varios artistas en una sola jornada. Bajo el nombre de El rollo by Scalpers aglutinó a la mexicana Danna Paola, los madrileños Taburete, el sevillano Álvaro de Luna y, como colofón, la Fiesta Bresh desde Argentina. Uno de los principales atractivos fue la puesta en marcha de una especie de feria con palomitas, helados y algodón de azúcar como premios. Varias maquilladoras ofrecían purpurina y brillo por el recinto. Todos listos para el show. También fue llamativa la presencia de tiktokers e influencers desde primera hora de la tarde. Esta cronista no conocía a la mitad de estos (nuevos) famosos que causaron un revuelo momentáneo a su llegada y necesitó la ayuda de unas adolescentes, puestas en la materia, para identificar a cada uno.
Deslució un poco que la estrella internacional Danna Paola fuera la primera en subir a las tablas. Con una puesta en escena de vértigo con varios niveles que simularon una montaña, la artista apareció en escena coronando la cima. Habría sido sorprendente verla de noche con el despliegue de 10 bailarines, columnas de humo y juegos de luces. A pesar de que la Plaza no estuviera del todo llena todavía, la mexicana lo dio todo. El público -algunos con banderas verdes, rojas y blancas- hizo lo propio en esta relación de reciprocidad que no muchos consiguen.
No es la primera vez que pisa Sevilla. Ejerció como presentadora en la gala de los Grammy Latinos que la ciudad acogió el pasado noviembre. Pero sí fue su primer concierto en la capital hispalense. Y comenzó con su canción más famosa Mala fama y un torrente de voz que impresionó a los presentes. "Es la primera vez que canto aquí" agradeció la artista para poner en valor que este mes se "celebra el amor libre" en el sentido más amplio de su "expresión". Invitando a formar parte de la reivindicación, la mexicana cantó Tq y ya que defiende un contundente mensaje: "Dame la mano por la banqueta, / Y el que nos vea no ponga etiquetas, / Que en la calle se nos respeta, / Amor es amor y que nadie se meta".
Arropada por sus bailarines, la artista no dudó en preguntar directamente a uno de los asistentes de la primera fila por su último desamor. Y en un acto de pura camaradería, la de México bajó del escenario para compartir un chupito de tequila curapenas con el fan, bebiendo ambos a morro de la botella. "Que rico calor. Muchas gracias por estar aquí. Mi nuevo disco acaba de salir y estoy muy contenta por promocionarlo en este país", en referencia a su último trabajo Childstar que salió el pasado abril. "Aquí en España me enamoré de una chica y esta canción se la dedico a todo el que tiene un amor platónico y no se lo dice. Hay que decirlo, porque tenemos que vivir el hoy", continuó la artista Platonik.
El siguiente gran mensaje de amor libre y sin fisuras -hacia los demás y hacia uno mismo- vino con Amor ordinario: "No merecemos amores amores a medias. Para poder recibir amor primero tienes que amarte a ti mismo. Nunca ames a nadie que te haga sentir ordinario". El gran colofón, en el que la intérprete subió y bajo de su montaña y su cuerpo de baile se dejó la piel, llegón con XT4S1S. Dando por concluida la primera actuación de la jornada y, sin duda, una de las mejores.
Una vez que Catalina se puso sobre la Plaza de España, llegó el turno de Taburete. Los madrileños abrieron su actuación con 5 sentidos, uno de sus temas más representativos. El estribillo que confiesa querer "estar borracho, / Viviendo mi vida, pero a tu lado, / Bebiendo tequila de cualquier vaso / Rompiendo la fila si tú te vas" que cantan en su versión original con Dvicio fue uno de los más coreados.
Con nueve años de andadura y cinco álbumes publicados, Willy Bárcenas y Antón Carreño defendieron todo su arsenal. Desde Belerofón a Amos del piano bar pasando por Me quedo conmigo, Mexico D.F. y Caminito a motel. Recordaron su primer concierto en Sevilla, concretamente en la sala Malandar antes de entonar Penúltimo beso. Pero sin duda la canción coreada fue Sirenas. Un tema que es más un himno imperdonable del grupo.
Pero si hubo alguien que disfrutó como un niño ese fue Álvaro de Luna. Sacudió al público con una dosis de energía extrema desde que se proyectó la palabra Uno -que así se llama su álbum- sobre una tela roja. La primera canción que soltó fue Portarse mal, porque de eso iba la noche. "Estar en casa siempre es un honor y un gusto", dijo el artista antes de cantar Mi lugar y Hoy festejo.
No podía faltar el clásico "Levantaremos al sol, / Nos perderemos los dos, / No habrá quien nos pare ni nos separe el corazón" de Levantaremos al sol ni tampoco su Todo contigo dedicado a la ciudad que le ha visto crecer. "Me parece muy significativo estar en un sitio tan emblemático y bonito como la Plaza de España. ¡Que viva Andalucía, que viva Sevilla y que viva la madre que os parió!", manifestó el intérprete después de atreverse por Nena Daconte y Tenía tanto que darte.
Su despedida -al ritmo de Juramento eterno del sal- supo a no querer terminar. Desde prácticamente los primeros acordes de esta canción decidió bajar a la pista y cantarla rodeado de sus seguidores. De un lado a otro de la Plaza. Empezando por el lado derecho y continuando hacia el opuesto. Y cuando parecía que volvía al escenario para despedirse, volvió a cantar el estribillo que rememora "esas noches locas recorriendo Portugal". "Vamos a hacer un último brindis", rogó el artista levantando un vaso de chupito e invitando a los presentes a alzar sus vasos. Para después, entonar por tercera vez el final de la canción.
Y al filo de la 01:30 llegó el turno de la Fiesta Bresh. Cita que nació en Argentina en 2016 y que se ha convertido en el evento favorito de las superestrellas. Aquí se debe hacer una mención especial al equipo técnico que, con asombrosa rapidez, cambió todos los equipos de sonido y de luces para acomodar el escenario a una sesión de baile. Dos patos rosas gigantes comenzaron a inflarse en la pista y, sobre las tablas, todo se tiñó de rosa.
El equipo de la Bresh se encargó de poner el mejor reguetón como colofón a la fiesta: desde Daddy Yankee a Bad Bunny pasando por el rock Freddie Mercury o la electrónica de Kid Cudi y su Pursuit of Happiness. Sobre el escenario se montó una microfiesta alrededor de la mesa de mezclas, animada por bailarines que lo mismo montaban una coreografía que animaban el cotarro. Todo vale en la Bresh si es sinónimo de disfrutar y ser libre. Porque en eso consiste disfrutar de la música, ¿no?
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