La familia de Enrique Morente denuncia a la clínica

Solicitan la autopsia del cantaor tras demandar al hospital por una "presunta negligencia médica"

Estrella Morente, arropada por sus familiares, a las puertas de la clínica madrileña.
B. Durán · E. Llompart / Granada

14 de diciembre 2010 - 05:00

Parecía que una voz tan grande nunca se iba a poder apagar, pero los más tristes presagios se cumplieron ayer, poco antes de las cinco de la tarde, cuando el corazón del cantaor granadino Enrique Morente se paró "después de varios días de denodada lucha contra la muerte". Morente, que el próximo 25 de diciembre habría cumplido 68 años, fue ingresado el pasado 4 de diciembre en la clínica madrileña de La Luz para someterse a una operación de pólipos en el esófago y una úlcera en el estómago -que el cantaor padecía desde hace más de dos décadas según afirman fuentes cercanas a la familia- y que, en principio, parecían rutinarias, pero que trajeron consigo irreversibles complicaciones para el organismo del artista, que sufrió dos infartos cerebrales que le llevaron hasta el estado de coma y muerte cerebral.

Según explicó en un comunicado la clínica, tras la primera intervención Enrique Morente "fue trasladado a la Unidad de Vigilancia Intensiva para su control postoperatorio según el protocolo habitual", pero en la madrugada del pasado día 6 de diciembre, el cantaor experimentó un "notable empeoramiento de su estado" a causa de una hemorragia, que obligó a una segunda intervención de urgencia.

Fuentes de la SGAE aseguraron ayer al Grupo Joly que ya el pasado sábado la familia interpuso una denuncia contra el equipo médico del doctor Enrique Moreno, que se encargó de esa segunda operación realizada al cantaor por "una supuesta negligencia médica", aunque el asunto no trascendió hasta ayer por expresa voluntad de la familia, que reconoce que guardó silencio por "el miedo lógico" al estar todavía el enfermo ingresado en el centro médico. Asimismo, confirmaron que fue Teddy Bautista, presidente de la SGAE, quien buscó este fin de semana al abogado que tramitó la denuncia.

Las mismas fuentes explicaron que hasta el sábado por la noche la familia no había recibido ningún informe médico acerca del estado concreto del cantaor y que, además, el trato que la clínica tuvo con ellos fue "denigrante".

En este sentido, aseguraron que "un gerente llegó a decirle a Aurora Carbonell -esposa de Morente-: Usted tendrá mucho dinero porque esta clínica es muy cara" y que todos están convencidos de que la segunda intervención de urgencia que se le realizó al cantaor fue para "remediar los errores de la primera" e intentar solucionar los terribles problemas que se derivaron de ella. A través del abogado, la familia reclamó el sábado toda la información e historial clínico del artista, así como copias de los consentimientos necesarios para tener las pruebas periciales suficientes para poder poner la denuncia correspondiente en el Juzgado número 30 de Plaza de Castilla de Madrid.

Tras permanecer unas horas en el hospital, los restos mortales del cantaor fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde se le someterá a una autopsia que permita esclarecer las causas exactas del fallecimiento. Hoy a partir de las 15:00 en la sede madrileña de la Sociedad General de Autores (Calle Fernando VI, 4) se abrirá la capilla ardiente. Es muy probable que el cortejo fúnebre se traslade mañana a Granada, donde se celebrará el sepelio.

La familia del cantaor quiso expresar ayer a través de un comunicado público "su sincera gratitud" hacia todas las personas que les han trasladado su afecto y cariño en "estos momentos difíciles y de dolor". Estrella Morente, hija del cantaor, agradeció en la puerta del hospital "la preocupación" con que todo el mundo ha seguido los acontecimientos y aseguró también que sabía que su padre era muy importante, "pero no tanto".

El Ayuntamiento de Granada, por su parte, decretó ayer tres días de luto oficial por la muerte de Enrique Morente, al que califica de "albaicinero con un arte universal" y la bandera de la ciudad ya ondea a media asta. Quienes conocieron a este gran renovador del flamenco, que puso literalmente a sus pies, aseguran que su buen humor, su alegría y su corazón iban de la mano de lo grande de su genio y de su arte.

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