Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
MOVILIDAD INTERNACIONAL
Málaga/Tras varios años de caída en las cifras, el número de estudiantes Eramus de las universidades públicas andaluzas ha vuelto a crecer. Casi 7.000 alumnas y alumnos están estudiando o van a estudiar durante el actual curso académico en algún país europeo. Los datos ofrecidos por las distintas universidades demuestran que la recuperación es notable respecto a cursos anteriores y supone un incremento de casi un 20 por ciento respecto al curso anterior. Un hecho que beneficia al alumnado, que cuenta más posibilidades de movilidad exterior y de beneficiarse de todo lo que ello implica.
"En los años de la crisis se apreció un estancamiento y en los últimos años una caída. La tendencia, que es similar en muchas Universidades españolas, la creemos relacionada con los cambios normativos y la disminución de la financiación", explica Julián Cuevas, vicerrector de internacionalización de la Universidad de Almería (UAL). La disminución de estudiantes con beca Erasmus coincidió con dos grandes cambios. El primero, el que realizó la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. En 2008 se comprometió a complementar con fondos propios las ayudas de la Unión Europea y del Ministerio de Educación para que cada estudiante erasmus andaluz tuviera, al menos, 600 euros al mes. Sin embargo, en 2012, con los ajustes y recortes, la administración autonómica cambio los criterios y los adaptó al nivel de vida de cada país europeo. Así, los dividió en cinco bloques y delimitó una ayuda base para cada uno de estos grupos entre los 100 y los 250 euros mensuales y un máximo de nueve meses.
Mientras, el segundo cambio tuvo que ver con el ex ministro de Educación Ignacio Wert, quien creó unas becas de excelencia, denominadas Erasmus Plus, otorgadas de diferente manera a las Erasmus tradicionales. Para los estudiantes que querían obtener una beca Erasmus Plus los requisitos se endurecían en cuanto a notas o dominio de idiomas, pero a cambio recibían más dinero. Sin embargo, las ayudas se calcularon sólo para cinco meses. "Si vas a estudiar fuera un cuatrimestre, pues es estupendo; pero si vas el curso entero, el resto de lo tienes que pagar tú de tu bolsillo y ya se complica todo", explica Ricardo del Milagro, Jefe del Servicio de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad de Málaga (UMA).
Los problemas económicos en las arcas públicas autonómicas y la implantación del nuevo programa europeo Erasmus Plus en 2014 provocaron una reducción general en las cifras de movilidad de estudiantes, sobre todo en su primer año de funcionamiento, "debido a la tardanza con la que se anunciaron las condiciones del programa, así como la incertidumbre en relación con la financiación de las estancias", tal y como explica Dorothy Kelly, Vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Granada (UGR). Y, aunque los estudiantes recibían también ayuda de la Junta de Andalucía, ésta era insuficiente para las familias con más problemas económicos. "Si tienes 325 euros de beca Erasmus, no todas las familias pueden completar el resto de la estancia del alumno o la alumna en el extranjero. Los cambios en la normativa y la crisis económica hicieron el resto", añade Ricardo del Milagro, que recuerda que a veces las ayudas tardan un tiempo en llegar y los primeros meses la familia debe adelantar el dinero, "y no todos pueden". Eso sí, recuerda que la propia Universidad de Málaga, como hacen otras universidades, también apoyan la cuantía económica en base a las condiciones económicas familiares, con el objetivo "de dar un empujón al estudiante tratando de equiparar la beca".
El hecho de que las condiciones económicas sean la razón principal para el descenso de estas becas se ratifica porque en todas las universidades las movilidades concedidas superan en mucho al número de alumnos que finalmente deciden tener esta experiencia internacional. "Ello nos lleva a pensar que en última instancia son las condiciones económicas y o académicas las que hacen decidirse al estudiante", añade Julián Cuevas. En la Universidad de Almería, por ejemplo, el nivel de cobertura en cuanto a las becas concedidas se sitúa por encima del 95%, lo que significa, por un lado, que la institución se acerca mucho a las becas concedidas; y por otro lado, "que no hay alumnos solicitantes que se quedan sin beca Erasmus en alguno de los destinos solicitados", como explica Cuevas, quien asegura que "si así fuera, es decir, si hubiera finalmente más demandantes que becas, la UAL podría financiar becas a estos estudiantes añadidos, con las denominadas becas 0".
La desaparición de la normativa creada por Wert hizo que la recuperación de estudiantes con beca Erasmus empezara a recuperarse en la mayoría de universidades públicas andaluzas. Así, por ejemplo, de los 1.485 estudiantes de la UGR con beca Erasmus en el curso 2014/2015 se pasó a 1.839 en el 2015/2016, mientras que la Universidad de Sevilla pasó de 685 a 886. Y también sirvió para disminuir la caída en otras universidades, como la UCO pasó de 548 a 484 estudiantes y la UMA de 835 a 795.
Todas las universidades de Andalucía han incrementado sus estudiantes con beca Erasmus respecto al año anterior hasta alcanzar los 6.914 jóvenes
Todas estas cifras se han vuelto a recuperar en el curso actual, en el que todas las universidades de Andalucía han incrementado sus estudiantes con beca Erasmus respecto al año anterior para alcanzar los 6.914 jóvenes, acercándose a los datos previos a todos los cambios normativos. "Se ha hecho un gran esfuerzo en todas las universidades andaluzas y por parte de la Junta de Andalucía para fomentar la movilidad en el marco del programa Erasmus, situándose la comunidad andaluza claramente a la cabeza de la movilidad a nivel nacional español", asegura la Vicerrectora de Internacionalización de la UGR. Para mantener este alto nivel y recuperar las cifras del programa anterior, las universidades creen que se deben abordar los principales problemas identificados a lo largo de los años de funcionamiento del programa. "En toda Europa las asociaciones de estudiantes identifican como principales barreras a la movilidad, además del aspecto financiero, la falta de reconocimiento académico de los estudios cursados al volver a sus universidades de origen y la falta de conocimientos lingüísticos", concluye Kelly.
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