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Bienal de Flamenco 2018
Sevilla/Tras un intenso año de celebraciones, parece que la fuente de Murillo aún no ha dejado de manar. Algo inevitable, sobre todo en manifestaciones interdisciplinarias, como el Observatorio Flamenco desde las Bellas Artes, una actividad formativa ideada y dirigida por Ildefonso Vergara e Inmaculada Bustos bajo los auspicios de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). El Observatorio se celebrará del 19 al 21 de septiembre en el marco del programa La Bienal enciende Sevilla, que será presentado en breve por el Ayuntamiento de la ciudad.
Como colofón, sus directores concibieron un espectáculo que unía el flamenco con la música y las imágenes de la época del célebre pintor; y así nació el trabajo que hoy, bajo la dirección artística de Inmaculada Bustos, se llama Esencias y presencias... Sevilla, Murillo y el baile. Dicha unión entre el flamenco actual y las danzas y músicas preflamencas ha sido obra de dos artistas de indudable valía como son Guillermo Castro Buendía, director musical, y Luisa Palicio, encargada de la coreografía y el baile.
Castro Buendía, guitarrista, investigador de la historia de la música y autor, entre otras, de la enciclopédica obra en dos volúmenes Génesis musical del cante flamenco, ha trabajado intensamente para forjar lo que él define como "un paseo musical, sin ninguna pretensión historicista, desde el siglo XVII, es decir desde la época en que vivió el inspirador del proyecto, Murillo, hasta desembocar en el flamenco del siglo XX, cuando el baile se había convertido ya en un arte perfectamente codificado".
Así pues, el baile constituye el elemento central y vertebrador de este espectáculo, que llegará al escenario de la Fundación Tres Culturas el próximo 23 de septiembre. Y será Luisa Palicio, una de las más fieles representantes de la Escuela Sevillana de Baile Flamenco –a pesar de su origen malagueño–, la encargada de encarnar el baile de Sevilla. Una bailaora del siglo XXI capaz de dominar el baile más clásico y de afrontar propuestas como la colaboración que llevó a cabo en la pieza Arquitecturas de luz y sombras, del bailarín Rubén Olmo.
La joven bailaora, que estará presente también en la Bienal el próximo día 14 en el Hotel Triana, no se ha prodigado demasiado en los últimos años, debido quizá a su trabajo como docente en la Fundación Cristina Heeren. "Me gustaría bailar mucho más de lo que bailo pero, desgraciadamente, hoy hay muchísimas bailaoras buenas y en este momento funciona más el márketing que el valor de un trabajo", afirma Palicio, que consiguió el Giraldillo a la Artista Revelación en la Bienal de 2006 y que, además de colaborar con grandes artistas, como su maestra Milagros Mengíbar o Calixto Sánchez, ha creado con su nombre espectáculos como Sevilla, que le valió en 2015 el premio a la Artista Revelación en el Festival de Jerez, y Biznaga, estrenado en 2017, en la Bienal de Flamenco de Málaga.
Respecto a Esencias y presencias..., "cuando me lo propusieron, dije que sí de inmediato, aunque no quería ilusionarme demasiado porque me parecía un proyecto de mucha envergadura y no estaba segura de que saliera. Luego hablé con Guillermo y nos entendimos desde el primer momento así que empecé a prepararme los bailes. A pesar de ser un gran experto, él me ha dado completa libertad para crear y proponer porque éste ha sido un trabajo de equipo. Para mí es muy importante el ambiente que se respira en el escenario a la hora de trabajar con los músicos porque eso produce un intercambio que nos enriquece a todos, personal y artísticamente. Pero también ha sido un gran reto para mí, sobre todo a la hora de afrontar la parte barroca y del siglo XVIII, especialmente el fandango de Boccherini que tiene una gran complejidad musical. Yo estudié danza española, pero soy flamenca y ese carácter flamenco siempre acaba por salir. En el fandango, por añadidura, están las castañuelas. Menos mal que Milagros (Mengíbar) me ha echado una mano en esta parte. Las demás son coreografías mías, mis bailes y las piezas que bailo con dos bailaoras que fueron mis alumnas y hoy comparten mi lenguaje: Coral Moreno y Beatriz Rivero", afirma Palicio.
"El baile es sin duda el elemento vertebrador del espectáculo" –interviene de nuevo Guillermo Castro– "pero yo he elegido todas las músicas buscando sus fuentes de manera que hubiera una coherencia musical y una vinculación con la época de Murillo. Yo creo que nos ha quedado una pieza muy variada que, sin ser lineal, se podría dividir en dos grandes bloques: el de las músicas que denominamos antiguas o preflamencas y el de la parte flamenca. En el primero estarán una chacona, un zarambeque o el citado fandango, y en el segundo ritmos como la guajira –que bailan las tres mujeres–, una seguiriya y una alegría final muy flamenca, acompañada también por el violín y el chelo. También hay una zambra de Turina adaptada al violín". Todas las músicas serán interpretadas en escena por una pequeña orquesta a la que se han unido, junto al cante de El Niño de Gines y la guitarra flamenca de Jesús Rodríguez, el violonchelo de Sergio Ramírez, el violín de Elisa Prenda y la percusión de Álvaro Mejido.
La directora artística, por su parte, ha aportado un sencillo guión y un conjunto de detalles, imágenes y proyecciones, que pretenden ser un homenaje a Sevilla, a la copla y a Murillo. "Como filóloga, puedo decir que le he puesto las tildes al espectáculo", dice Bustos, que no quiere dejar de expresar su agradecimiento "al equipo artístico, a Isabel Ojeda (ICAS) –que ha financiado el 40% del proyecto cuando ya tenía cerrada la programación del Año Murillo– y a cuantos nos han ayudado, como Lina, que ha realizado una preciosa bata de cola, a la altura de la maestría de Luisa para manejarla".
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