"En el teatro español, el funcionariado público se come la actividad artística"
Miguel del Arco. Dramaturgo y director teatral
El artista madrileño plasmará su personal visión de Lorca en una obra que estrenará en marzo de 2019
Antes de ese estreno, el próximo enero, presentará 'Jauría', un "conflictivo" montaje sobre el juicio a 'la Manada'
-En su visita a Granada con motivo del Festival Internacional de Títeres ha visitado varios lugares lorquianos. ¿Está trabajando en alguna obra sobre Lorca?
-Sí, voy a hacer un proyecto con la Joven Compañía, un grupo maravilloso que trabaja con jóvenes de entre 18 y 27 años. Me propusieron montar algún texto de Lorca y no sabía muy bien qué obra elegir para una gente de esas edades. Al final se nos ocurrió montar un texto sobre Lorca desde que deja Granada. En 2019 se cumplirán cien años de su llegada a Madrid y quiero reflejar ese proyecto de artista que era Lorca cuando llegó a la capital incluyendo su poesía y sus cartas. Lo estrenaremos en marzo en los Teatros del Canal.
-¿Girará esa obra tras su estreno en Madrid?
-Sí, pero todavía no hay cerrado nada porque no está conformado el espectáculo. Es una producción de la Comunidad de Madrid y se estrenará allí. Estará cuatro semanas en los Teatros del Canal y luego comenzará la gira.
-Antes de marzo, ¿tiene prevista algún otro estreno?
-Voy a presentar con Teatro Kamikaze la obra Jauría, que yo creo que será conflictiva. Es un ejercicio de teatro documental sobre la transcripción del juicio a la Manadala Manada. Es un tipo de teatro que se llama verbatim: se parte de un hecho real y no se añade ninguna palabra de ficción, de modo que la obra surge del corta y pega que se hace de la transcripción, como en los documentales. No añadimos ni una sola coma aunque evidentemente las declaraciones se reducen, se cortan y se pegan. Todo lo que se escuchará en la función es absolutamente fidedigno. Es del mismo autor [Jordi Casanovas] que realizó la obra de teatro B de Bárcenas, sobre el careo entre Bárcenas y el juez Ruz en el juicio del caso Gürtel.
-¿Cuándo se estrenará esta obra sobre la Manada?
-Eso lo estrenaremos antes, en Avilés en enero de 2019, pero llegará al Teatro Pavón de Madrid por las mismas fechas que se estrenará la obra de Lorca. Avilés siempre nos facilita los estrenos. Es un escenario que tiene mucho menos volumen de trabajo que nosotros y por tanto tienen la posibilidad de dejarnos ensayar durante una semana entera. En Madrid no puedo disponer una semana del teatro porque un domingo terminaré una función y el martes estaré yo estrenando la mía. Vamos a destajo...
-¿Cómo cambia la perspectiva de un director cuando se convierte también en empresario teatral?
-Bueno, ahora lo que soy también es empresario de paredes, pero de empresario teatral llevo mucho tiempo siendo porque Kamikaze la mantengo yo. De todas formas, cambia la perspectiva, claro, porque antes sólo me tenía que preocupar de la producción que yo hacía y todo giraba en torno a ella. Ahora, en cambio, tengo que alimentar un teatro 365 días al año. Nosotros hemos desarrollado este año una temporada con 21 producciones. No tiene nada que envidiar a ninguno de los teatros nacionales de Madrid: siete producciones propias, siete coproducciones y las demás de pura exhibición. Todo el trabajo previo es un trabajo arduo y grande cuando no tenemos el presupuesto que tiene un nacional. Vivo para el teatro, o estoy dirigiendo, o estoy viajando para ver teatro, o estoy hablando con las compañías, o estoy captando trabajos. Es un ritmo frenético.
-Ha comentado que hacía teatro para "pagar más teatro". ¿Se ha arrepentido de haber rechazado el puesto de dirección de algún teatro público?
-No. Yo nunca digo nunca jamás, pero no creo que sirva para eso.
-Al final hace lo mismo, con menos presupuesto... pero con más libertad, ¿no?
-Es justo eso. Todos tenemos servidumbres y pagamos peajes pero yo siempre he sido muy egoísta con respecto a mi libertad creativa. Hay algo de lo que estamos haciendo que es una salvajada: sacar adelante una producción como la del Teatro Kamikaze. Pero al final yo administro mi hambre. Eso es muy importante... Los teatros nacionales están expuestos a una una injerencia política grande, no son dueños de su dinero y tienen que estar pendientes siempre de interventores. En Francia, por ejemplo, los teatros se administran como quieren. Ahora hay unos convenios con los técnicos que son insufribles, por eso prácticamente los teatros nacionales no salen de gira. Esos convenios absurdos que yo creo que el PSOE firmó en su día hacen que sean insostenibles y provocan que el mundo del funcionariado se coma la actividad artística. No puedes tener un centro creativo al mismo ritmo que la administración. Las administraciones deben dotar a los espacios públicos de una estabilidad y una flexibilidad suficientes para que la actividad creativa sea rápida, ardua, pueda cambiar de parecer... Los concursos públicos con una pamema gigantesca.
-Usted ya se ha mostrado crítico con los concursos públicos en varias ocasiones...
-A mí me parece que pueden estar bien, pero es que hasta la escenografía de un montaje público hay que sacarla a concurso. Tienes que tener claro, con más de un año de antelación, la que vas a querer, porque de otro modo no se cumplen los plazos. Eso te obliga a tener clara una obra cuando ni siquiera has empezado los ensayos. Yo antes de comenzar ya sé más o menos por dónde va a ir una escenografía, pero al final sólo los ensayos te dicen qué vale o no vale. Además, con el concurso se la pueden asignar a un taller de vete tú a saber y no es fácil la interlocución. En mi opinión, si un político cree que alguien puede hacer bien un trabajo, que lo designe; y si no lo hace bien, que se vaya.
-Además, los concursos están perseguidos por la mala fama de que convocan para un candidato concreto.
-Eso es vox populi: "se ha diseñado para...". Por ejemplo, este año, para las mujeres. Entiendo que tiene que haber paridad, pero si es un concurso público, es un concurso público. Si creas un jurado, quién elige a ese jurado para elegir al director de ese centro... Cuál es el baremo que se sigue para mantener esos centros... Si se hace por concurso público, que se haga, pero que sean concursos reales. Además, con los políticos ocurre que, cuando los que están eligiendo son unos, arrojan una sombra de duda sobre los concursos públicos de los otros, y luego ocurre al revés. Eso se escucha constantemente y no sé que grado de fiabilidad pueden aportar para saber si el concurso se ha ganado o no en buena lid.
-Reconocerá que es usted una rara avis no sólo por rechazar puestos en cargos públicos sino también por no casarse con nadie y criticar a unos y otros...
-A mí lo que me sorprende es que sigamos ese juego político, siempre apoyando al parecido y considerando enemigo al que está fuera. Creo que la conciencia crítica es observar, parar y reflexionar sobre lo que estamos haciendo, sea quien sea el que lo haga. Yo voy a querer a mi hermano permanentemente pero le diré: Oye esto no va bien. Y espero que mi hermano me lo diga a mí. Tengo la enorme fortuna de poder trabajar con íntimos amigos y lo somos porque en una profesión como la nuestra es necesario rodearse de gente que te diga: Creo que así vas mal. La defensa a ultranza de uno u otro sólo porque es de mi partido no se lo voy a comprar ni a la derecha ni a la izquierda. Eso de aunque vaya en contra de mis propios principios no te lo voy a conceder y no te voy a dar la razón solamente porque eres del partido contrario me parece no sólo pueril, sino que va en contra de lo que debería ser la democracia. Es una perversión y a mí me crispa que hayan convertido la política en el arte de no dar la razón sea lo que sea lo que diga el oponente.
-Y sin embargo es la moneda de cambio actualmente...
-Parece que es ley de vida para vivir en sociedad. Es una perversión de la norma y me parece alucinante que no sepamos decir: No, así no. No puedo creer que la gente siga votando a un partido aunque sea corrupto. Es insufrible. O que vote a la izquierda sólo porque eres de izquierdas.
-Hablando de la vida en sociedad, ¿qué opina ahora de las redes sociales?
-Te expones de una manera brutal. No son un sitio de encuentro, son un nido de odio. La gente no quiere dialogar, sino sentar cátedra y que se les escuche.
-¿Le han terminado desengañando?
-Nunca tuve ningún tipo de expectativas al respecto. Las he utilizado siempre a nivel profesional. Es verdad que antes me crispaba y colgaba alguna opinión. No hace mucho colgué algo, aunque luego me arrepentí, sobre lo de Willy Toledo: que vaya a pasar un proceso judicial por haberse cagado en Dios en el siglo XXI me parece como de la Luna. ¡Pero en qué país estamos! Yo las utilizo única y exclusivamente para anunciar el trabajo y cada vez menos porque tengo un jefe de prensa que es una máquina.
-Comentaba antes los conflictos con los trabajadores de los centros nacionales. Usted ha sido también actor de teatro y de televisión, ha grabado cortometrajes, ha dirigido y hecho producción... ¿Cree que eso le abre la perspectiva?
-Indudablemente. Hay que picar en todo en esta profesión y en cualquier otra. Y sigo haciendo un poco de todo. Yo no llevo la producción de mis espectáculos pero estoy al tanto de todo y sé lo que cuestan las cosas. A esos escritores que de pronto montan en cólera cuando se les dice que no se puede hacer algo, no los entiendo. Yo sé que tengo un productor que no me dice que no en primera instancia, pero entiendo que cuando me lo dice es porque ya han hecho todo lo posible. Y yo también sé pedir. Al final esa es la única forma de que esto sea mejor: si sabes que una escenografía entra en una furgoneta en lugar de dos, es mucho más fácil que luego te compren un bolo; si en vez de diez actores se puede reducir a siete... todo es más fácil... Esto a mi juicio al final hace que las historias estén mejor contadas.
-También ha advertido que no quiere caer en el riesgo de la autocensura...
-No, claro, hay que evitar todo eso que no te coarte como creador. A veces al Miguel director el Miguel productor le dice No, eso es muy caro. No se puede decir no de inmediato, pero se puede llegar a una solución parecida para cumplir algo que es un deseo.
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