Cartas de autoayuda

Se cuela en la cartelera este documental que tal vez estaría mejor ubicado o tendría más alcance en sus propósitos buenistas en alguna plataforma o canal de televisión. Porque se trata aquí de esparcir la palabra y el espíritu de la autoayuda a través de la historia de un viejo maestro canadiense, el enérgico e incansable Bruce Farrer, que recoge a sus 81 años los frutos de un proyecto docente iniciado a finales de los 90 en el que pedía a sus alumnos de instituto que se escribieran una carta a ellos mismos en el futuro, una carta que el propio Farrer les enviaría pasados veinte años.

Una tarea que tiene más de experimento que de método, por más que, en la mayoría de los casos, la autoconciencia ante el desfase de la identidad con el paso del tiempo tenga más de autoafirmación que de verdadero autoconocimiento, no digamos ya de autocrítica o rechazo. O eso se deduce de la selección de entrevistados, casi todos alineados con las mismas tesis positivas y terapéuticas del proyecto y, a excepción de los fallecidos, pocos capaces de asumir que muchos de los sueños de adolescencia se quedarían por el camino de la cruda realidad.

Impulsado siempre por un idealismo teleológico, el documental de Esther Morente pasa por la superficie de sus personajes, empezando por el propio Farrer, en un formato ciertamente estirado con relleno de postal entre lo que verdaderamente importa, a saber, las reacciones sinceras de este puñado de adultos confrontados a sus yoes de 15 años delante una cámara. Sobran desde luego esa beatífica voz en off conductora, mucho plano recurso de la aseada vida canadiense y esas músicas insertadas para empujar un relato ejemplar e inspirador con demasiada tendencia a la redundancia y la autocomplacencia.