Las damas van a Lourdes

Desde una Irlanda pintoresca, proletaria y costumbrista ambientada en 1960, El Club de los milagros será recordada como la cinta que reunió a la gran Maggie Smith, recientemente fallecida, y a la no menos gran actriz norteamericana Kathy Bates en el último papel en el cine de la primera y en uno de los últimos de la segunda, que acaba de anunciar a los 76 años que se retira. Junto a ellas, la también norteamericana Laura Linney y la local Agnes O’Casey completan el cuarteto protagonista de un filme de tibio mensaje feminista y empoderamiento tardío que reúne tras el funeral de una amiga a cuatro mujeres de distintas edades en su propósito de peregrinar a Lourdes para pedir por sus respectivas dolencias y las de un niño que aún no habla.

Es ese y no otro el sostén de un filme amable, contenido y tristón anclado en los recuerdos, errores y traumas del pasado y al que se ve siempre su arco dramático y su voluntad redentora y conciliadora, incluso con esos hombres peripatéticos dejados en casa (Stephen Rea entre ellos) sobre cuyas caricaturas recae el peso de un patriarcado machista (aunque educable) que busca conectar el filme de Thaddeus O'Sullivan con las tendencias del cine de hoy.

Smith con sus arrugas, su cojera y su sorna octogenaria, Bates con su tumor en el pecho, su determinación, su logrado acento irlandés y su mala leche, Linney con sus razones de peso para haberse marchado a América y O’Casey con su afecto y su ternura maternal son siempre el espectáculo y la razón de ser de un filme que sabe asentarse en un tono comedido que lo hace digerible a pesar de lo previsible.