Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Cómic
Suelo desconfiar bastante cuando en la portada de un cómic leo el nombre de algún famoso ajeno al mundo de las viñetas, no he tenido muy buenas experiencias en el pasado. Curiosamente, en los créditos interiores, con un tamaño de letra mínimo, puede leerse el nombre y apellidos del guionista que realmente ha hecho el trabajo duro, adaptando esa 'idea' o 'concepto'…
Pero claro, como en todo, siempre hay honrosas excepciones. Y este cómic es una de ellas, ya que parece que su guionista, el actor Bruce Campbell, famoso por haber convertido en icónico en nombre de Ash Williams (saga Evil Dead), se ha contagiado del oficio al pasar muchas horas junto a profesionales del medio, como su gran amigo Sam Raimi, aclamado director de cine al que le une una gran amistad prácticamente desde la infancia.
Y la verdad es que se ha sacado de la manga un argumento que te atrapa desde la primera página, ya que mezcla el conflicto bélico, la Segunda Guerra Mundial, sita en los últimos estertores de la amenaza nazi, con los muertos vivientes y, sobre todo, una enorme carga de ironía, tan propia de Campbell, que nunca se ha tomado muy en serio.
Un Adolf Hitler que ve como sus tropas están siendo vencidas por el contingente aliado, idea un macabro y oscuro plan con la ayuda científica del doctor Morell, que ha conseguido algo impensable. Gracias a un coctel de sustancias y el poder de la electricidad, todos aquellos que cayeron ante las balas del enemigo van a regresar a enfrentarse en el campo de batalla…
Ante este grave problema, que puede volver a inclinar la balanza hacia el contingente alemán, los altos mandos del ejército norteamericano convocan al más rudo de sus militares que, junto al grupo de hombres que lidera, han pasado por uno y mil peligros, sin perder los nervios ante cualquier amenaza, por muy peligrosa que esta sea.
Así que, armados con los artilugios bélicos más adelantados del momento, se les asigna la difícil misión de localizar el lugar donde se 'producen', como si fuera una factoría, este ejército de muertos vivientes.
Frank Rock y sus hombres lo van a tener verdaderamente difícil ante un enemigo que vuelve una y otra vez, por mucho que lo machaques, y se encontrarán con lo insólito en el momento que se vean las caras con el desquiciado fuhrer.
Como ya os decía anteriormente, este es un cómic super divertido, sin más intención que hacer pasar al lector un muy buen rato. Y si a esto añadimos que está ilustrado por uno de los grandes nombres de comic mundial, el argentino Eduardo Risso (100 Balas, Spaceman…), creo que es suficiente razón para que le deis una oportunidad ya que además, el tomo contiene una extensa sección con todas y cada una de las portadas alternativas de la miniserie original, firmadas por lo mejorcito de la profesión, nombres como Francisco Francavilla, Ben Templesmith, Evan 'Doc' Shaner…
También te puede interesar
Lo último