La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Las expectativas se han cumplido, y el e-book, o el libro electrónico, del que se llevaba años hablando como el formato del consumo literario en el futuro, ya está aquí. Aunque hace más de diez años de los primeros experimentos en este campo por parte de varias empresas, la expansión no ha empezado a hacerse evidente hasta ahora. Los grandes almacenes ya comercializan su propio modelo de e-reader [dispositivo para leer los libros electrónicos], las editoriales han reaccionado ante un mercado emergente y el tema es objeto de análisis constante: la Feria del Libro de Sevilla, por ejemplo, dedicó su edición del pasado mayo a indagar en asuntos como las bibliotecas digitales o la edición bajo demanda.
Andalucía no es una excepción al empuje del libro electrónico: el portal www.biblioandalucia.com reúne a 26 editoriales de la comunidad, cuyos fondos suman más de 1.200 títulos digitalizados. Esta web, respaldada por la Consejería de Cultura de la Junta y el Pacto Andaluz por el Libro, permite que los e-books se comercialicen no sólo desde la propia página, sino también en establecimientos amigos como la tienda on line de El Corte Inglés, la cadena Gandhi de México y la Librería de la U de Colombia.
Algaida ha sido una de las últimas empresas en apostar por este sector: ha añadido 50 de sus obras a este proyecto, y la pretensión de la editorial es que en un breve periodo el interesado pueda acceder a todo el catálogo. Algunos éxitos recientes como La judía más hermosa, de Fernando García Calderón; La jauría y la niebla, de Martín Casariego, y La sangre de los crucificados, de Félix G. Modroño, se ofrecen ya en soporte electrónico a un precio más barato que en papel.
¿Qué ha provocado el salto a esta era digital de la literatura? Para los expertos, los sistemas de protección contra copia que se han desarrollado han convencido a la industria; los hábitos de compra on line y el uso de gadgets de todo tipo han ayudado a que el cliente se familiarice con otros métodos. Narciso Sánchez, director ejecutivo de la sevillana editorial MAD y vocal de Nuevas Tecnologías de la Asociación de Editores de Andalucía, señala que la incorporación de la e-ink o la tinta electrónica a los e-readers ha impulsado un fenómeno que, durante un tiempo, se resistía a avanzar. Ahora, la experiencia de lectura ante un e-book es muy parecida a la de un libro en papel. "Son pantallas con una resolución similar a la de un libro impreso, necesitan de luz para leer y el consumo de energía es mínimo, con lo que tienen una autonomía muy alta", expone el especialista.
La editorial Publidisa, del grupo MAD, con sede en Alcalá de Guadaíra, puede presumir de ser pionera en la región en el ámbito del libro electrónico. Y la experiencia, valora Sánchez, ha sido muy positiva. "Si bien la cifra de negocio actual de venta en e-book no llega al 1% de nuestra facturación, cada año hemos duplicado los ingresos del anterior, y este año estamos triplicando las cifras", informa el editor, que calcula en "más de 20" las descargas diarias de e-books.
El balance es esperanzador debido a un pequeño matiz: hasta ahora "la lectura se tenía que hacer en ordenadores", precisa Sánchez, y la comercialización de e-readers "va a disparar la venta en este formato en los próximos meses".
Pese a todo, existen todavía desafíos pendientes: entre ellos, que los editores consigan la cesión de los derechos de difusión digital por parte de los autores, algo no cerrado en contratos antiguos, y que se venza el recelo con que algunos consumidores contemplan el precio con el que salen al mercado los e-readers.
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