Don Juan en el tiempo de las cancelaciones
Literatura
La Fundación Cajasol revisa en una nueva edición de 'Letras en Sevilla' al personaje que inspiró a Zorrilla, vivo aún en la vertiente literaria pero cuestionado en la social
Arturo Pérez-Reverte sabe que el personaje de Don Juan Tenorio tiene "mala prensa, está mal visto" en la vertiente social, pero el recelo que despierta en la mentalidad del presente está "eclipsando" la cuestión literaria, el valor de la creación de José Zorrilla, que para el autor de La piel del tambor o La reina del Sur es "brillante, divertida, uno de los clásicos, una de esas piezas que los actores disfrutan y que el público también". Luis Alberto de Cuenca ve en ese texto un carácter "aleccionador, para caer en todo tipo de perversiones, pero también para dejarlas", una "ambigüedad" que "caracteriza a las grandes obras". Una jornada en la Fundación Cajasol, la séptima edición del ciclo Letras en Sevilla, analizó las dualidades y contradicciones de una figura instalada en el imaginario colectivo y enfrentado a la revisión de los nuevos tiempos, como revela que el título, Qué nos queda de Don Juan, se acompañe de una ilustración en la que el Tenorio intenta seducir a una Doña Inés hastiada del cortejo.
En un encuentro que registró largas colas y en el que se quedó fuera gran parte del público, Pérez-Reverte y el periodista Jesús Vigorra abordaron al personaje del seductor junto a una serie de invitados. Carmen Posadas y Espido Freire partían de una pregunta ciertamente "provocadora" para su charla, si la práctica del Tenorio se puede calificar de "seducción o violación". Freire expresa sus "dudas" ante un hombre que "atropella la virtud y arruina las vidas de las mujeres a las que seduce. Él es consciente de las consecuencias que tendrán sus actos. Si ahondas en el personaje te metes en terrenos pantanosos. No sé si es un violador, pero desde luego no es la persona que elegiría para que fuera mi mejor amigo", dice la ganadora de premios como el Planeta (Melocotones helados), el Ateneo de Sevilla (Soria Moria) o el Azorín (Llamadme Alejandra), que vincula la peripecia de Don Juan a "los raptos de la mitología, aunque Zeus posee un poder absoluto del que él carece. Es alguien que desafía a lo divino, a la propiedad privada. Sigue vivo, pero está mayor".
Carmen Posadas acudió a recuerdos personales para retratar al protagonista de la jornada. "Conocí a Luis Miguel Dominguín cuando yo tenía treinta y tantos y él bastante edad. Él me hace pensar que Don Juan y Casanova se parecen pero no son iguales. Al primero le interesan las muescas en el revólver, la cosa numérica, colecciona conquistas para presumir ante sus amigos. El segundo es un gozador y un libertino, pero se preocupa de que las mujeres disfruten. Dominguín era un Casanova, se enamoraba. Yo era inmune a sus encantos, porque él ya era mayor, pero pude ver de primera mano qué estrategias usó, por ejemplo, con Ava Gardner".
Preguntada por si Don Juan estaría hoy confuso, Espido Freire defiende que "él escoge a sus víctimas, y todavía hay mujeres que desean redimir a los descarriados. Habrá quien juegue con cómo ha cambiado la mentalidad y utilizará eso para el coqueteo: Es que ya no se os puede decir un piropo. ¿Se os deja pasar antes o no? ¡Venga ya!", exclamó la autora. Para Posadas, el arquetipo ha encontrado hoy en internet un filón. "Con el añadido de que puede ser un señor feo de 80 años y fingir que tiene la cara de Brad Pitt".
Luis Alberto de Cuenca, otro de los participantes en el congreso, hizo un exhaustivo repaso por la literatura que ha propiciado el personaje, en el que incluyó a creadores tan diversos como Antonio de Zamora, Víctor Said Armesto, Mozart y Da Ponte, Lord Byron, Menéndez Pidal o Espronceda, una lista de la que sacó a Tirso de Molina, cuyo Burlador de Sevilla atribuyen los estudiosos a Andrés de Claramonte. Nombres con los que el poeta demostró que "el tema del Don Juan no sólo trata de un maleducado que abusa de las mujeres, sino que hunde sus raíces en el folclore y en la literatura oral desde el Romancero".
En la tarde, entre escenas donde don Juan estuvo encarnado por Emilio Buale, disertaron sobre el mito tres veteranos, los actores Máximo Valverde y Fiorella Faltoyano y la cantante Martirio. Valverde fue elegido, contó Vigorra, porque querían a "un Don Juan real", una etiqueta que el intérprete lleva ya con un escepticismo crepuscular: "Dentro de poco me ven con el andador, pero que me quiten lo bailao", afirmó. Faltoyano, entretanto, recomendó que se hiciera "la lectura del Don Juan de Zorilla en su tiempo, en su momento. Si se intenta diseccionar con los ojos de hoy, con el avance del feminismo, la liberación de la mujer, el laicismo, no tiene sentido. Es una belleza de texto, son unos versos maravillosos, y no podemos cancelarlo". Maribel Quiñones, que interpretó a Doña Inés en un montaje del Centro Andaluz del Teatro, resaltó la vigencia que todavía tiene el personaje. "A las mujeres nos gustan los malotes. Hay un tipo al que yo llamo el reo de muerte, no porque esté preso, sino porque va dejando víctimas y nunca mira atrás. Las mujeres pensamos que están tristes y que nadie los ha querido, pero los ha querido su prima, y su amiga, y todo el mundo... A esos muchachos los paseas, no los metes en el pub, porque son guapos, y gustan a tus amigas... pero no a tu madre".
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