Labordeta, un hombre sin más
Estreno exclusivo
Se proyecta hoy en un único pase a las 19:15h. en los cines Avenida el emotivo documental ganador del Goya sobre el cantautor, poeta, presentador y político aragonés.
No hubieran sido estos buenos días para José Antonio Labordeta (1935-2010), unos días de cinismo, consignas y argumentarios donde todo asomo de compromiso, dignidad y coherencia intelectual y política suele ser sospechoso de oportunismo.
Tal vez por eso este documental de Paula Labordeta y Gaizka Urresti ganador del Goya sobre su figura y su trayectoria, impecable y natural en sus giros, relevos y transiciones, se nos antoja necesario en su sencillez, y no nos gusta demasiado usar esa palabra para hablar de cine, un documental no sólo para los nostálgicos progres y compañeros de generación de aquellos tiempos de clandestinidad durante el franquismo o utopías libertarias hechas realidad durante la Transición, sino también para los jóvenes que apenas lo recuerdan por aquella airada intervención parlamentaria donde mandó a la mierda a un puñado de maleducados diputados del PP.
Tal vez sea ese el propósito de un filme que reúne a su viuda, sus hijas y sus nietas como hilo conductor por una memoria personal e íntima que es también la de la España de provincias de la segunda mitad del siglo XX, tocada por esa melancolía algo depresiva y netamente aragonesa de la que el poeta, profesor, cantautor, memorialista, icono televisivo y político hizo bandera ya fuera cantando himnos protesta que aún resisten o caminando al encuentro de la gente por la España vaciada antes de que el término se acuñara.
El Labordeta que aquí descubrimos es un hombre honesto, consecuente, discreto, ciclotímico y trabajador incansable, lo que hoy se diría un hombre de consenso, querido y respetado más allá de las siglas y los espectros políticos, una figura cívica de primer orden que nunca se dejó utilizar, ni siquiera en sus días madrileños, como anécdota periférica (pienso en Revilla y la comparación me deprime) de ese nacionalismo regionalista que, en su caso, fue más bien una cuestión de compensación histórica e identidad cultural que de frente de batalla.
Labordeta, un hombre sin más no deja de ser uno de esos documentales ortodoxos y de bajo riesgo destinados a tocar la fibra más por sus cualidades sentimentales que por la audacia de un formato que, en cualquier caso, nos revela un archivo familiar y audiovisual realmente generoso hilvanado a veces con finura y emoción al hilo de sus poemas y canciones. Ni siquiera sus limitaciones emborronan el retrato coral y cercano, sin invitados de lujo fuera de su círculo más cercano, de una de esas figuras que tanto se echan de menos en la España de hoy.
También te puede interesar
Lo último