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Un disco imprescindible

flamenco

El cantaor lebrijano José Valencia publica, después de años de preparación, su primer disco, una obra de corte tradicional y con la frescura del sonido de hoy.

José Valencia es uno de los más reputados cantaores actuales.
Juan Vergillos

20 de mayo 2012 - 05:00

Sólo Flamenco. José Valencia. Con S. Gutiérrez, M. Parrilla, P. Iglesias, J. Requena. Cambayá/Karonte

Dos entregas por bulerías presenta esta obra, la primera con aires lebrijanos y arromanzados, con referencias a los ritos nupciales en sus letras. La segunda es una canción del guitarrista Juan Requena, menos bailable, más templada y con estribillo. Sobre las condiciones técnicas, tanto en lo que se refiere a la amplitud de registro y potencia como a dominio rítmico, lo que más destaca en esta voz es la visceralidad de la misma. Timbre denso, pleno de colores, y entrega absoluta. Eso lo convierte en el cantaor ideal, uno de los grandes intérpretes de nuestro tiempo. Muy solicitado, por su sentido del compás y sensibilidad, por los grandes bailaores de hoy, de Andrés Marín a Eva Yerbabuena. La clave de este disco es el equilibrio entre esos agudos rompedores y los graves serenos, entre valles y clímax. La facilidad y el conocimiento de los estilos que tiene este cantaor han provocado un disco natural, muy bello.

Las cantiñas de tierra adentro son otro de los cantes característicos de los gitanos utrero-lebrijanos y de José Valencia. Esas cantiñas reposadas, reticentes, que encuentran aquí el toque ideal en la guitarra de Salvador Gutiérrez. Cantes del Pinini de tercios largos y emotivos.

Incluso a un estilo como los tientos, aquejado hoy de monotonía melódica y rítmica, consigue Valencia dotarlo de llanto verdadero.

La malagueña y la taranta dan fe del buen hacer de Valencia en los estilos de ritmo más relajado. Esta bellísima malagueña de la Trini, de las muchas que tiene en su repertorio el cantaor, se ve completada con la belleza melódica y poderío físico de los cantes de Juan Breva-Frasquito Yerbabuena. La taranta presenta la solidez tocaora del jerezano Manuel Parrilla, maestro de silencios, es decir, maestro del sonido: la primera de las letras, más austera, es una composición popular trovera del área de Cartagena, mientras que la segunda es más valiente, costumbrista y sentimental. Un perfecto diálogo entre el cante, espectacular, y la guitarra, sobria y sensible.

Soleares, seguiriyas y tonás: la filiación mairenista de este área cantaora, o, cabría decir, la filiación de Mairena a esta zona cantaora, se torna carne caliente en los tres cantes de que hablamos, en la forma valenciana de decirlos. Incluso los jaleos entregados y algo entrometidos de los discos de Mairena reaparecen actualizados en esta entrega. Demorada la soleá de Cádiz, puro equilibrio musical de ese genio gaditano y gitano apodado El Mellizo. Esta grabación es un hito contemporáneo en el arte de la soleá. Porque al equilibrio sucede el arreón emocional, la ruptura de límites y formas que viene del puro deseo/necesidad de expresión. La cabal de los Puertos de la seguiriya es otro de los monumentos del cante flamenco contemporáneo donde la destreza técnica se disuelve en pura expresión. La obra se cierra brillantemente por tonás con letras del propio Antonio Cruz García, Mairena para lo flamenco. La universalidad de este cante, de este arte, es la del gozo y la de la pena, que están en el corazón de todos los humanos, como revela la última letra del disco: Como yo era buen caló/ yo me comparecía de aquel/ que ni a su bata ni a sus chorreles/ le daban pan que comer.

José Valencia nació coyunturalmente en Barcelona, en 1975, pero estética y vivencialmente es un intérprete lebrijano. Se inició como niño prodigio en el ámbito de las peñas catalanas junto a su tío Luis de Lebrija, de ahí que su primer nombre artístico fuera el de Joselito de Lebrija. Ha obtenido importantes galardones en el Concurso de Mairena del Alcor (1987) o en la Bienal de Sevilla (2004), entre otros. Su militancia en diversas compañías flamencas abarca el abanico que va desde Javier Latorre o Los Ulen, hasta Antonio el Pipa, Canales o Joaquín el Grilo, pasando por Manuela Carrasco, Farruquito y Rafael Campallo.

¿Cuál es la razón de que este sea el primer disco en solitario de José Valencia? Tiene que ver con las dificultades que los jóvenes cantaores actuales, incluso un superdotado como éste, tienen para mantenerse con una carrera en solitario. Con la necesidad de vincular la subsistencia al ejercicio de acompañamiento al baile. Además de los músicos reseñados esta obra incluye el compás inefable del Bobote, Carlos Grilo, El Penka, El Reque y Tío Justito y los jaleos de Manuel de Paula y El Sordo. Una obra imprescindible para entender el cante flamenco contemtemporáneo. Esta semana el cantaor presenta en directo los cantes de su nuevo disco en los Jueves Flamencos de Cajasol de Sevilla.

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