Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
El culebrón del convento de Santa Clara alcanza ya las orillas de Hispanoamérica y lleva camino de convertirse en la crisis más grave de las generadas por la actual delegada de Cultura, Maribel Montaño, a lo largo del presente mandato municipal. Ayer, los miembros del Consejo Artístico de la Casa de los Poetas de Sevilla, entre ellos algunos de los Premios Cervantes más autorizados de los últimos años, como Gonzalo Rojas, Juan Gelman, Antonio Gamoneda y el eterno candidato al galardón, el jerezano José Manuel Caballero Bonald, dimitieron en bloque "con carácter irrevocable" tras enterarse "con tristeza de la forzada cancelación de este proyecto, tan largamente acariciado por diversas comunidades literarias de España y de Hispanoamérica".
En una carta remitida al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, los suscriptores de la misma pasan revista a los orígenes del proyecto animado por el anterior delegado municipal de Cultura, Juan Carlos Marset, y dicen entender la dimisión del responsable de la Casa, Francisco José Cruz, debido "al prolongado desinterés" de la delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, para desarrollar este proyecto, "al no dotarlo de medios, infraestructura y presupuesto alguno".
En este sentido, recuerdan que, en diversos encuentros preliminares celebrados en Sevilla con el fin de divulgar el espíritu "abierto e integrador" de la Casa, alentar la convivencia entre poetas de Iberoamérica y conocer los méritos de las casas de poesía que ya existen en Colombia, Venezuela y México, "fue notable la participación del público local, que aplaudió la posibilidad de contar con un espacio donde escuchar año a año a los poetas más representativos de España y todos los países de nuestra lengua". Una afirmación que niega en redondo la calificación de espacio cerrado y elitista que Montaño ha difundido, y que, por contra, coincide con el proyecto inicial redactado por Francisco José Cruz, ya explicado el pasado domingo desde las páginas de este diario.
Tras remarcar que la poesía "siempre ha tenido un público, gente de todas las clases sociales que encuentra en ella una razón de vida y que aprecia la oportunidad de leerla y, especialmente, de escucharla en voz alta", destacan que tanto Cruz como Marset actuaron como "animadores decididos y apasionados del proyecto y nos comunicaron su deseo de que la Casa impulsara la comunicación constante entre los poetas peninsulares y americanos y entre éstos y los lectores".
Según ponen de manifiesto, así lo asentaron en los documentos fundacionales de la institución, por lo que los miembros del Consejo Artístico "acogimos con entusiasmo el mensaje y lo llevamos a nuestros distintos países de origen, como México, Perú, Argentina, Guatemala, Venezuela, Chile, Colombia y España".
"El carácter histórico y la belleza arquitectónica del convento de Santa Clara resultaban idóneos para darle cobijo a este proyecto internacionalista, muy a la altura de la condición cosmopolita de Sevilla", según subrayan los ya ex miembros del Consejo Artístico, que dicen no entender "el repentino e inesperado anuncio" por parte de Montaño sobre el cambio de sede. Tras lamentar que "no se nos haya al menos informado al respecto", critican que "no son más que celos políticos lo que mueve a la señora Montaño", que "no defiende los intereses de una colectividad a la que intenta despistar con falsas razones, sino que defiende intereses egoístas, ajenos a la comunidad y a la cultura". Por ello, y "ante estas evidencias", los miembros del Consejo Artístico de la Casa de los Poetas firmantes de la carta comunican al primer edil su decisión de renunciar irrevocablemente.
Los quince firmantes de la misiva son Antonio Gamoneda, Gonzalo Rojas, Juan Gelman -los tres, Premios Cervantes-, José Manuel Caballero Bonald, Humberto Ak'abal, María Victoria Atencia, Carlos Germán Belli, Piedad Bonnett, Antonio Deltoro, Félix Grande, Óscar Hahn, Eduardo Hurtado, Pedro Lastra, Fabio Morábito y Tomás Segovia.
Pese a lo concluyente de la misiva, Montaño consideraba ayer en un comunicado que esta dimisión en bloque podría "ser fruto de una desinformación" y volvía a calificar el proyecto presentado por Cruz como cerrado al público, argumentando que el uso que se le dé al parcialmente restaurado Convento de Santa Clara debe ser "necesariamente abierto a la ciudadanía". Así, en clara contradicción con lo expuesto por el director dimisionario, y con las líneas maestras trazadas en el plan original, Montaño sigue defendiendo que "el planteamiento del anterior responsable del proyecto, tras muchas reuniones celebradas en los últimos meses, no iba en este sentido, sino en el contrario".
Dichas reuniones ya fueron definidas en su día como de "mera cortesía" por parte de Cruz, quien no consiguió de Montaño desde su desembarco al frente del ICAS ni la configuración de un equipo básico de trabajo ni la normalización de su relación contractual como director del futuro centro.
La delegada asegura también en su comunicado que contactará con los ya dimitidos integrantes del Consejo Artístico para explicarles que el de la Casa de los Poetas sigue siendo un proyecto "interesante para el Gobierno de la ciudad".
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