ROSS. Gran Sinfónico 4 | Crítica
La ROSS arde y vibra con Prokófiev
María José Montiel. Mezzosoprano
María José Montiel es una de las más internacionales y prestigiosas representantes de la actual lírica española. Con producción de Antoni Parera Fons, grabación de Albert Moraleda, arreglos de Dani Espasa y acompañamiento de un pequeño grupo instrumental, la cantante madrileña acaba de publicar bajo la marca Discmedi Blau de Barcelona un álbum que con el título de El día que me quieras reúne obras populares y cultas de muy diversa procedencia.
-¿Por qué este disco y su singular mezcla de repertorio?
-Lo he hecho por placer. Me apetecía. Tengo publicados muchos discos de música clásica, ya que en un momento determinado decidí dedicarme a la lírica, pero en mi casa se escuchaba todo tipo de música. Mi madre es pianista, mi abuelo cantaba ópera y zarzuela, pero también tangos y boleros. La música era una parte fundamental de nuestro ambiente familiar. Yo empezaba a hablar y ya cantaba. Son canciones que me han acompañado siempre. Junto al productor Toni Parera me puse a hacer la selección, y al final escogimos estas 17 canciones, pero podrían haber sido 177. Hicimos la selección con mucho mimo, pero con mucha pena también, por lo que se quedaba fuera. Yo quería hacer un disco de canciones de toda una vida, pero no solamente mía, sino de muchísima gente, incluso de gente muy joven. Por otro lado es un disco absolutamente latino, con piezas argentinas, brasileñas, españolas, cubanas, una italiana. Es todo de un color, una sensualidad y un calor muy latinos.
-En cualquier caso, un repertorio mucho más heterogéneo de lo que pudiera parecer.
-Sí, porque hay canciones de Ernesto Halffter (ese fado precioso que incluyo siempre en mis recitales), Montsalvatge, Ginastera, Villa-Lobos y Ovalle que conviven en perfecta armonía con los tangos de Gardel, La violetera de Padilla o canciones de Alberto Cortez, Mari Trini y Nino Rota. La Nana de Montsalvatge es un homenaje póstumo y doble muy especial: al compositor, con el que tuve una buena amistad, y al pianista Miguel Zanetti, un gran amigo, que me acompañó tantas veces. Es una pieza que Montsalvatge dejó al final fuera de su colección de Canciones negras. Miguel y yo la grabamos por primera vez para el sello RTVE Música, y yo quise incluirla también aquí.
-Canta canciones de Antônio Carlos Jobim, pero no es la primera vez que graba música brasileña.
-Tengo un enorme amor por la música brasileña desde siempre. Y en 2002 grabé con el pianista Luiz de Moura Castro un disco para el sello Ensayo (Modinha) que llegó a los Grammy. Allí se incluye música de Cláudio Santoro, que es un precursor de la bossa nova, pero en este nuevo disco ya hay bossa nova auténtica, con esas dos canciones de Jobim apoyadas en versos maravillosos de Vinicius de Moraes.
-A pesar de la heterogeneidad del repertorio, el disco suena muy homogéneo. ¿Los arreglos le dan este carácter?
-Aparte de los arreglos, que son fantásticos y fuimos ajustando mientras grabábamos, creo que también cuenta la forma de cantar y de interpretar, así como la atmósfera del estudio, estuvimos muy unidos, muy compenetrados, y eso se refleja en el disco. Un disco que está hecho con muchísimo amor y una entrega enorme. Di lo mejor de mí misma, poniendo el sonido más bello y la paz más profunda que encontré en mi alma, para que lo que surgiera de mi canto pudiera llegar al corazón del público.
-Hizo hace poco una Carmen en español para el Teatro de la Zarzuela, ¿cómo fue la experiencia?
-Muy difícil. Primero porque es una obra que tengo tan interiorizada que hacerla en castellano no fue fácil, pero además en el cambio de idioma los acentos no acabaron siempre bien puestos, y había momentos problemáticos, como la segunda estrofa de la Habanera o la Seguidilla entera. El público se portó conmigo de forma extraordinaria, y eso sí que fue una experiencia maravillosa, pero sinceramente me gusta mucho más la ópera en francés.
-Es uno de sus papeles fetiche. ¿Cuántas veces lo ha cantado?
-Ando cerca del centenar. La canté hace poco en Pekín en la producción de Francesca Zambello para Covent Garden y antes de Navidad la hice dos veces en Tel Aviv con Zubin Mehta, un maestro al que quiero y admiro muchísimo. Después de nuestra Medea de Valencia me invitó a hacer esta Carmen, que repetiremos en marzo. En julio haré con él también Un ballo in maschera.
-Otro de sus compositores predilectos es Mahler. ¿Qué proyectos tiene con su música?
-Haré este año dos veces la 3ª sinfonía, en Lisboa y Milán, donde el año pasado hice ya la 2ª. En Milán trabajé con John Axelrod, con el que he cantado también el Réquiem de Verdi. Ya sé que Axelrod ha sido elegido como director artístico de la Sinfónica de Sevilla, y creo que puede hacer allí un gran trabajo, porque me parece un músico extraordinario.
-¿Por qué se la ve tan poco por Sevilla?
-Eso quisiera saber yo. He cantado mucho menos de lo que me gustaría: he hecho algunos conciertos, la Maddalena de Rigoletto, pero nunca un papel protagonista. Me encantaría volver cuanto antes.
-Evolucionó de los roles de soprano a los de mezzo. ¿Seguirá deslizándose hacia papeles más graves?
-En la Bastilla hice el personaje de la Cieca de La Gioconda, que es muy grave, y fue un éxito formidable. Lo trabajé mucho y lo llevé a un terreno en el que mi voz no sufriera, y todo fue bien. Lo canté con mucho cuidado, con muchísima técnica. También he cantado por ejemplo la Rapsodia para contralto de Brahms. Esto no quiere decir que me vaya a poner ahora a hacer papeles de contralto. Yo nunca forzaré mi voz por un papel, ya he rechazado algunos que me parecían demasiado pesados para mí. Pero depende de cómo se cantan las cosas. Sólo puedo decir que mi voz está fresca, tal y como estaba cuando empecé mi carrera hace 25 años.
-Algún rol que esté pensando en incorporar próximamente a su repertorio.
-Si, la Éboli de Don Carlo de Verdi, y espero hacer pronto Sansón y Dalila en escena: lo he hecho muchas veces en concierto, pero nunca en escena, y es un papel que me va como anillo al dedo.
-El pasado 12 de enero murió Elena Obraztsova, una de las grandes mezzos del último medio siglo, ¿qué destacaría de ella?
-Era una de las cantantes que más he admirado, una mujer con una fuerza interpretativa grandiosa. Aparte de esa voz personal, tan rusa, tan oscura, tan bella, interpretativamente era siempre ella misma, una artista con una fuerza, una energía y un arrojo en verdad emocionantes.
-Imagine que le permiten escoger ópera, directores (musical y de escena) y teatro.
-Werther. Zubin Mehta. José Carlos Plaza. Y el teatro me da igual mientras tenga buena acústica.
María José Montiel, mezzo. Discmedi Blau
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