Los tres días del Mono
Consulte los detalles del cartel de la segunda edición del festival de música Monkey Week, en El Puerto
Sábado
Andrew Bird y sus silbidos, Faust resucitados de la fábrica, el eclecticismo de Pony Bravo, Chrome Hoof...
En realidad, esto ya ha empezado. Ayer, viernes 8 de octubre, desfilaron por las mesas de debate un buen número de expertos que charlaron de la relación entre la televisión y la música indie, sobre las filias y las fobias de los bloggers y sobre el gran monstruo de la música moderna, su devorador y asesino, el pirateo. Por la noche, copitas con la prensa acreditada, mucha más que el año pasado, y a dormir para ir acumulando fuerzas porque hoy, sábado 9 de octubre, el show empieza.
Y lo hace a las doce de la mañana en el teatro Muñoz Seca, el escenario acústico, con Ainara McLagón. Se debe mencionar este escopetazo de salida porque es el primero de los 106 conciertos que se podrán ver en este maratoniano fin de semana, conciertos repartidos por toda la ciudad: en la plaza Alfonso X El Sabio, en el bar El Burladero, en el Milwaukee, en la sala Mucho Teatro... en muchas más. Precisamente en ésta última, a las siete y media, saltarán al escenario los madrileños Hola a todo el mundo, que es como una revisión dulce de losMamas&The Papas, con sintonías de los bosquecillos. Y en el Barsito, a las nueve de la noche, ya casi enlazando con los conciertos del Monasterio del escenario Heineken, estarán los Lavaviejos, que los traigo a colación porque son amigos, son de El Puerto y regresan al rock del tupé con una alegría que da gusto.
Mientras, en los foros se ha estado hablando de la música y las políticas culturales, donde hay mucha tela que cortar, pero también se ha desarrollado una de las charlas estrella del fin de semana, llamada Bajo los focos. Ahí han estado Nacho Vegas, Miqui Puig y Juan Aguirre, de Amaral. De esa conversación hemos podido extraer en qué momento se encuentra la música en directo en nuestro país, si hemos superadola letra de aquella magnífica canción deKaka de Luxe que se llamaba. Peroquépublicomás tontotengo.
Y hemos llegado al Monasterio, al templo del mono. y nos hemos encontrado conungrupo sevillano que ha ascendido en esta edición de división. Son los Pony Bravo, que el año pasado estaban en los showcases y éste se van de marcha con el mono. Pony Bravo, eclécticos y heterodoxos, que tanto veneran a Manolo Caracol como a Nick Cave, que tienen un ornamento como de spaghetti western, es una de las grandes esperanzas del pop rock andaluz. Seguiremos informando.
No han sido los primeros en tocar porque la noche, a las 22,30, ha arrancado con un silbido, el de Andrew Bird. Este treintañero de Illinois es uno de mis favoritos de todo el cartel. El muchacho, de formación clásica, que se cuela en el escenario con una guitarra o un violín, según le dé, tiene un repertorio preñadito de dulces y amigables canciones. Pese a llevar un tiempo en este mundillo, pese a haber sido un músico reconocido de jazz y swing, su idilio con el pop no tienemás de cinco o seis años, cuando lanzó un maravilloso disco que llevaba por título La misteriosa producción de huevos y que yo recomiendo encarecidamente desde estas líneas, aunque intuyo que en el concierto se centrará en su último trabajo que viene a explicarnos cómo es una Noble bestia y que tampoco está nada mal.
La jornada cuenta, en cualquier caso, con su figura legendaria. A las dos menos cuarto de la madrugada damos paso a unos alemanes que descifraron en los sonidos industriales la balada de un nuevo tiempo. Con un nombre tan alemán como Faust, durante los 70 vivieron a la sombra del éxito de sus compatriotas Kraftwerk, que se hicieron célebres en todo el mundo con fórmulas que eran de ellos. Son dinosaurios en el mejor sentido de la palabra y el público está invitado a esta propuesta arqueológica que nos ofrece el Monkey.
Cierran la noche el multitudinario grupo londinense Chrome Hoof, unas veces 14 y otras menos, mitad música mitad teatro.
Domingo
Kid Koala rompediscos, el garajeo de Strange Boys, sabiduría de Luke Lewis, una de marionetas...
Que sea un domingo de sol éste en el que el mono invita a un koala al zoo porque por la noche vamos a ver mucha fauna desfilando por el escenario Heineken. Pero no adelantemos acontecimientos, no, no, que es domingo y los domingos hay que despertar a la hora del vermú.
El amanecer brumoso tras una noche que terminó a las cinco de la madrugada con bailoteo y parloteo puede ser la sencillez acústica de Diecisiete en el Muñoz Seca o escuchar la sabiduría de un gurú de la industria musical, Luke Lewis, editor deNewMusical Express, una publicación que siempre supo adaptarse a los tiempos, que vio en los 70 que el punk sería algo más que la provocación de los Sex Pistols, que los Cure no se limitaban a uniformar a la juventud de la época con guardapolvos o que esa música recién llegada de Seattle que llamaron grunge sería la última gran tendencia musical, el último gran movimiento, del siglo XX. Luke Lewis no es un cualquiera. Es de los que más sabe de esto.
Del NME se puede saltar, una vez comidos y aseados, al Ruta 66, una revista especializada que ya cuenta su vida por décadas y con la que el que esto escribe ha crecido. Ruta 66 patrocina un debate de sugestivo nombre: Rock and Roll, un joven mito fuera de tiempo. Eh? ¿Se puede hacer una declaración de principios más concisa? ¿Se puede uno senti
más identificado? Fuera de tiempo en años en los que no podemos tararear Time is on my side sin sentir que no, amigo Jagger, el tiempo ya no está de nuestro lado. En fin, que me estoy yendo por las ramas.
En la sala Milwaukee, excelente bar, se cuenta con cuatro conciertos, es otra posibilidad. Recuerdo que en la plaza Alfonso X El Sabio compiten otros dos grupos que están concursando en el certamen de pop rock que organiza el Instituto Andaluz de la Juventud. Y también recuerdo que este concurso lo ganó el año pasado un grupo de Jaén llamado Guadalupe Plata, que precisamente en esta jornada dominical del mono actúan en la sala Mucho Teatro. No creo que haya mucho tiempo para aburrirse, incluso estresa un poco.
Vayámonos a la hora convenida, las 22,30, por segunda noche al Monasterio porque se expende droga dura -es una broma, terminología rockera, nada de drogas, eh-. Por orden de aparición: Cave, Chain & The Gang, Quintron &Miss Pussycat, The Strange Boys y Kid Koala. Casi todos, melones por calar, talentos por descubrir. Por experiencia propia, me quedo con The Strange Boys, que son inocentes tejanos a los que les gusta la misma música que me ha gustado siempre. Son garajeros, son rocanroleros y son rhythmanbluseros. Tan sencillo como eso, no inventan nada, pero lo que hacen lo hacen muy requetebién. No van a ser los nuevos Strokes, como pregona su casa de discos, pero estoy seguro que ofrecerán uno de losmejores conciertos del fin de semana.
Es también la noche de Ivan Svenonius, que fue componente de una banda punk de los 80, Nation of Ulysses, pero eso ya no vale porque ahora no hace ni por asomo lo mismo. Viene con su banda Chain & The Gang, donde se trabajamás el soul que otra cosa.
La extravagancia llega de la mano de Quintron & Miss Pussycat, espectáculo de música electrónica y marionetas en un cóctel de esos que -sospecho- o te subyuga o te hastía. Y cerramos el domingo, ya metidos en el lunes de alta madrugada, con el dj canadiense Kid Koala, que se ha hecho un nombre con sus personales samplers. ¡A bailar! Se le considera el rey del turntablism. No les voy a engañar.No sé qué es el turntablism.
Lunes
Desde nuestro más oscuro pasado, llegan a El Puerto Pete Shelley y Howard DeVoto: los Buzzcocks
Las promesas se hicieron para romperlas. Es lo que dicen los Buzzcocks en su canción Promises. Puede hacer casi treinta años que conozco esa canción y aún, de vez en cuando, regreso a ella porque en todo ese tiempo he visto saltar por los aires, sin equivocarme mucho, 1.476 promesas y aún sigo creyéndomelas. A veces, me creo incluso las mías. Pero a ustedes todo esto no les importa, lo que les importa es que es la gran noche de los Buzzcocks, mítica formación delManchester demediados de los 70. Y cuando digo que es una formación mítica nomeestoy pasando ni un pelo. Pete Shelley y Howard DeVoto, sus fundadores, están en el vértice de todo el movimiento punk británico -ya saben que el punk nació unos años antes en Estados Unidos con los Ramones y los Stooges, pero eso es otra historia-. Se codean con los grandes nombres de la época, y no estoy hablando sólo de los Sex Pistols o los Jam, sino también losVapors, los Dead Boys. Sí, señores, ahí donde los ven los Buzzcocks no son ni han sido nunca unos cualquiera y saltarán al escenario Heineken a las 12,45 del lunes convertido ya en martes.
Dicho esto, por entonces ya habremos tenido otra sobredosis de conciertos en los showcases, de donde voy a destacar en la plaza Alfonso X EL Sabio el de Eladio y los seres queridos porque me gusta el nombre. No quiero dejar sin mencionar, barriendo para casa, a los Refoundation, un divertidísimo grupo jerezano de funky soul que no ocultaré que son viejos amigos míos y que proceden de la órbita mod.
Para los que degustan la tertulia será imprescindible el momento en que Luis Menéndez, de la revista Mondo Sonoro, entreviste en directo a Colin Newman, líder de Wire, grupo que ya actuó en la pasada edición delMonkey y que más de una vez, dicho sea de paso, compartieron en los felices 70 cartel con los Buzzcocks. Por cerrar el círculo. Posteriormente, en otro de los debates, se levantará la bandera del orgullo underground, donde los músicos independientes, ingenieros de sonido, organizadores de conciertos y gente del ciberespacio nos explicarán cómo se come de esto.
Volvemos al Monasterio, donde los Buzzcocks no estarán solos. Para quienes no los conozcan, resultarán interesantes los gallegos Triángulo de Amor Bizarro, pero para eso te tienen que gustar My Bloody Valentine o Jesus and Mary Chain. Como a mí me gustan, no tengo problema con estos coruñeses distorsionadores. Son interesantes Ginferno, grupo seudoinstrumental madrileño que se aproxima al surf con una batería tumbada y dos guitarristas de rompe y rasga. Cierra la jornada y elMonkey Joy Orbison, niño mimado de la siempre estirada crítica musical británica y que nos traerá sus sonidos electrónicos con envoltorio dance para que la genta haga eso: bailar.
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