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Una despedida desbordante

Más de un millar de personas pasan por la capilla ardiente de Enrique Morente en Madrid al grito de "el más grande" mientras la comunidad artística se muestra desolada y conmocionada por su inesperada muerte

El cantante Alejandro Sanz (d), el productor musical Javier Limón (2d), el cantante Antonio Carmona (2i) y el guitarrista Paco de Lucía (i), hablan en un patio interior de la SGAE. / EFE
J. Arias · J. Bezares / Granada · Madrid

14 de diciembre 2010 - 17:36

Madrid despidió ayer al grito de "el más grande" al cantaor granadino Enrique Morente, fallecido el pasado lunes en una clínica de Madrid tras haber sido sometido a una operación de estómago que tuvo fatales consecuencias. La sede de la Sociedad General de Autores (SGAE) se vio literalmente desbordada por la gran cantidad de público que acudió a la capilla ardiente a darle su último adiós al autor de La aurora de Nueva York.

El cuerpo de Morente había sido sometido a una autopsia por la mañana en el Instituto Anatómico Forense a petición de la familia, que considera que hubo una mala praxis en el tratamiento que recibió el cantaor en la clínica privada La Luz y que tuvo como consecuencia, según la denuncia formulada, la muerte de Morente a los 67 años de edad.

Poco antes de las cinco de la tarde llegaron los familiares del músico granadino: su mujer, Aurora Carbonell, y sus tres hijos, Estrella, Soleá y Enrique Morente. Minutos después era conducido el féretro a la sede de la SGAE y recibido con gritos de "viva Enrique" y "el más grande". Fue uno de los momentos más emocionantes, mientras el público comenzaba a agolparse en la calle y aplaudía al autor de Omega y El pequeño reloj.

A partir de aquel momento, la sede de la SGAE se desbordó con la presencia de artistas y amigos de Morente como Kiko Veneno, la familia Habichuela, Rafael Álvarez El Brujo, Pilar Bardem, José Mercé, Arcángel, Alejandro Sanz, Javier Krahe, Pepe y Paco de Lucía, Miguel Poveda, Almudena Grandes, Luis García Montero, Víctor Ullate, Tico Medina, Joaquín Sabina, Tomatito o Félix Grande, por mencionar unos cuantos.

Las reacciones de los políticos no se hicieron esperar: "Es y será, ya para siempre, sinónimo del flamenco más universal", manifestó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un telegrama enviado a la familia. Por su parte, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció tras visitar la capilla ardiente que la capital española dedicará una calle al cantaor del Albaicín, quien siempre tuvo una estrecha relación con esa ciudad. También desde Francia llegaron las condolencias: Jean-Luc Blouet, agregado cultural de la Embajada gala en España, aseguró que Morente significa "mucho para todos los franceses" y se mostró convencido de que su voz y su genio "quedarán para siempre" en la memoria del país vecino. La Embajada tenía previsto entregar este viernes al cantaor la insignia de Caballero de la Legión de Honor, una de las más importantes distinciones que concede el Estado francés. Este galardón no se puede entregar a título póstumo, por lo que sus autoridades tendrán que decidir qué hacer con dicha insignia.

Tampoco faltó ayer lo más importante, el recuerdo emocionado de los amigos del cantaor. "Morente era el puente que cruzaba a flamencos y no flamencos para hacer un viaje maravilloso hacia los adentros de cada uno", dijo Vicente Amigo, que colaboró en Omega. "Me agarraré mucho a la libertad que tuvo para llevar a San Juan de la Cruz y Picasso al terreno de los gritos y los susurros", señaló por su parte Kiko Veneno.

"Estamos todos hechos polvo", señaló Paco de Lucía. "No sólo se nos ha ido un artista genial sino, sobre todo, una de las personas más derechas y decentes que ha habido nunca en el flamenco. Le queríamos todos como a un familiar. Era un hombre creativo que ha aportado muchas cosas y ganas de seguir creciendo. Ha enseñado a un montón de chavales, hay una cantidad de seguidores de Enrique que son los que van a dejar patente que él no se ha ido nunca, que ha creado una escuela", agregó el guitarrista, uno de los gigantes del flamenco.

"Su pérdida es horrorosa", declaraba el cantaor Miguel Poveda, uno de los grandes valores actuales. "Ha sido mi referente, el de muchos jóvenes y el de muchos de los que amamos la música. El arte se queda huérfano porque se ha ido nuestro papi, el padre de todos a los que nos gusta el arte", añadió muy afectado por la pérdida de un un artista que supo granjearse la admiración de flamencos y rockeros, puristas y heterodoxos, jóvenes y mayores.

"Referente". Ésa fue la palabra más utilizada ayer para definir a Morente. En el mismo sentido se pronunció Mayte Martín, la última que compartió escenario con el granadino, en Barcelona el pasado 23 de noviembre. "Después de esa mágica noche -comentó ayer la cantaora-, quienes tuvimos la inmensa suerte de estar allí, la noble causa por la que él nos regaló su arte, los idealistas y el flamenco, cuyo patrimonio, como él bien decía, debía ser la humanidad y no al revés, estamos ya por siempre benditos".

La ciudad natal de Morente le dará hoy el último adiós. El Teatro Isabel la Católica recibirá a partir del mediodía el féretro con los restos mortales del cantaor, para que sus paisanos le rindan homenaje antes de su entierro por la tarde en el cementerio de San José.

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