La danza del Hombre
Crítica de Cine
La ficha
*** 'Dancing Beethoven' Documental, España-Francia, 2016, 80 min. Dirección y guion:Arantxa Aguirre. Fotografía: Rafael Reparaz. Con: Malya Roman, Gil Roman, Julien Favreau, Piotr Nardelli, Óscar Chacón, Zubin Mehta, Munekata Iida.
Más allá de la candidez o la vigencia del discurso utópico sobre la bondad y la fraternidad humanas que la acompaña, la Novena Sinfonía de Beethoven permanece inalterable y robusta como una de las grandes creaciones artísticas de todos los tiempos, una obra de referencia que ha nutrido y sigue nutriendo imaginarios y que deposita en el hombre el mejor futuro posible para el hombre.
El coreógrafo francosuizo Maurice Béjart (1927-2007) la puso en escena con su compañía en 1964, marcando un hito en la danza contemporánea que ha alimentado e inspirado a su escuela en décadas sucesivas hasta nuestros días. Este documental de la española Arantxa Aguirre (ayudante habitual de Berlanga, Almodóvar, Saura o Patino) registra el proceso de gestación de su última encarnación entre Lausana y Tokio, en una ambiciosa unión de fuerzas entre la compañía suiza y su hermana japonesa y con el concurso de Zubin Mehta al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel.
Seguimos aquí atentamente los ensayos, el trabajo, el esfuerzo y los sacrificios (las lesiones, las renuncias); nos detenemos en algunas historias particulares, como la que hace resonar el embarazo de una bailarina con ese personaje femenino interpuesto como una suerte de guía para el relato y las entrevistas, Malya Roman, también hija de dos de los bailarines principales de Béjart que continúan hoy con su legado.
Nueves meses de preparación, trabajo, repeticiones y perfeccionamiento, nueve meses de gestación, cuatro estaciones y dos ciudades comunicadas y atravesadas por los cuatro movimientos y tempi de la Novena, del allegro fundacional al adagio, del scherzo al recitativo de la oda a la alegría, en un luminoso trabajo documental que deposita su mirada cálida y esperanzada en la creatividad y el arte, en la capacidad del hombre para trascender la historia y vencer a la muerte, en una ráfaga de optimismo que, aunque parezca algo ingenua, se termina imponiendo desde la rotundidad del sonido, la música, el ritmo y los cuerpos en perfecta y sincrónica armonía.
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