Pasó, pasa y pasará en la televisión andaluza
Los herederos del tesoro
Dahomey | Crítica
La ficha
*** 'Dahomey'. Documental, Sen-Fra-Ben, 2024, 64 min. Dirección y guion: Mati Diop. Fotografía: Josephine Drouin Viallard. Música: Wally Badarou, Dean Blunt.
Sobrina del gran Djibril Diop Mambety (Touki Bouki), Mati Diop ya hizo historia al ser la primera mujer de origen africano en ganar un gran premio (del Jurado) en Cannes con su primer largo de ficción Atlantique (2019). Con su siguiente trabajo, este Dahomey, se hacía también con el Oso de Oro en la Berlinale, un nuevo y doble hito si consideramos además que se trata de un documental.
La cineasta franco-senegalesa se propone aquí revisar la identidad, la herencia y el legado postcolonial a través de la filmación del traslado de 26 piezas pertenecientes a los tesoros reales del desaparecido Reino de Dahomey (1600-1904) desde los museos franceses donde se encontraban a su país de origen, la actual República de Benín. Una historia narrada por una de esas esculturas que, desde su voz interior distorsionada, asume el protagonismo fantasmagórico y la licencia poética de un relato que se superpone a la filmación del minucioso proceso de embalaje, traslado, apertura y colocación de las piezas y objetos en su nuevo destino, listas para ser exhibidas y celebradas en una gran exposición convertida en acontecimiento nacional.
Es tras ese momento cuando Dahomey vuelve a mutar en filme-debate donde algunos jóvenes universitarios reunidos en asamblea alzan sus voces y opiniones para plantear los pros y contras de una operación que tiene tanto de gesto político de restitución como de germen para una catarsis sobre el pasado colonial y sus muchas maneras de ejercer el control sobre los pueblos colonizados, también sobre las propias carencias y contradicciones del país y la negociación entre lo material, lo mitológico y lo simbólico.
Abierta ya a una suerte de performance documental, Dahomeypone a dialogar el arte, la Historia y el presente en un dispositivo mestizo tan interesante como didáctico, tan prosaico y explícito como espectral, sobre todo en ese cierre sonámbulo donde el filme conecta con la deriva de género que ya sobrevolaba aquel primer largo a propósito de los sueños de los jóvenes africanos imbricados con los viejos relatos y tradiciones sobrenaturales.
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