El quejío de la memoria

Pepi Fandango | Crítica

Alfred Pahola y Peter Perez, Pepi, en busca del fandango perdido.

La ficha

** 'Pepi Fandango'. Documental, España, 2023, 82 min. Dirección y guion: Lucija Stojevic. Fotografía: Samuel Navarrete. Con: Peter Pérez, Alfred Pahola. 

El feliz acepción del gran Bohórquez, dos auténticos guirijondos se encuentran y reconocen en este documental de carretera, amistad y cante que sale de la vieja Viena imperial para llegar a la gaditana Paterna de Rivera y terminar entre las ruinas del campo de concentración de Riversaltes, en el sur de Francia. 

La primera es la directora croata Lucija Stojevic, que ya retratara antes la vida de La Chana; el segundo es Peter Pérez, Pepi para los amigos, un peculiar anciano austriaco, niño marcado por los campos durante la Segunda Guerra Mundial y rescatado de la desesperación por los fandangos de aquellos otros niños gitanos de nuestra guerra civil con los que compartió internamiento forzoso.

Pepi y su amigo Alfred Pahola (fallecido poco después del rodaje, a él está dedicado el documental) viajan sin prisas, comparten la pasión por el flamenco, se encuentran con viejos conocidos, beben vino, escuchan discos de pizarra y ensayan ese fandango definitivo que cierre las heridas. La memoria traumática regresa evocada en forma de archivo tratado y el paisaje y la palabra anuncian un relato fragmentario de los días de cautiverio, separación y hambre, de la revelación del cante y su esencia desgarrada y telúrica.

El viaje termina siendo más circular que lineal, en ocasiones algo ensimismado y reiterativo en sus ideas de base. En el tramo final, el acecho de la muerte y la catarsis emocional asoman a pie de carretera y barraca siniestra. Pepi tal vez haya encontrado en el trayecto la última estrofa para cerrar su particular via crucis jondo.  

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