Los amantes paralelos

Nuestro momento perfecto | Crítica de cine

Aylin Tezel y Chris Fulton en una imagen del filme.

La ficha

** 'Nuestro momento perfecto'. Drama romántico, Ale-RU, 2023, 113 min. Dirección y guion: Aylin Tezel. Fotografía: Julian Krubasik. Música: Ben Lukas Boysen, Jon Hopkins. Intérpretes: Aylin Tezel, Chris Fulton, Rory Fleck-Byrne, Alexandra Dowling, Olwen Fouere. 

La fórmula es vieja y, por lo que parece, aún efectiva. Chico (Chris Fulton) conoce a chica (o viceversa), chico y chica se enamoran a primera vista, se separan y se reencuentran. La escocesa isla de Skye pone el paisaje y el clima invernal para el encuentro y el match analógico entre pubs, calles solitarias, montañas y confidencias frente al mar. Aylin Tezel, también protagonista, introduce pronto los elementos dramáticos que los acompañarán en sus caminos bifurcados: una hermana enferma para él y su mala conciencia, una ruptura traumática para ella y su crisis depresiva.

El encanto se apaga a las puertas de un hospital y cada uno emprende su camino, pero el espectador ya sabe que Kira e Ian están destinados a terminar la faena amorosa interrumpida. Para más suspense romántico, la película los lleva a ambos al gran Londres, pero claro, siempre están cerca a golpe de montaje, incluso se cruzan sin verse en una misma calle en la escena más sonrojante del filme.

Estas películas sensiblonas y autocomplacientes se hacen así, dándole al espectador eso que nunca suele darse en la realidad: la ilusión persistente del emparejamiento ideal e inevitable entre dos corazones heridos. Consciente de su materia inflamable, Tezel sigue percutiendo en las crisis y quiebras personales de cada uno con cierta tendencia al postureo para la galería. Da igual, ya conocemos el final, y tal vez por eso mismo lo hace.

Drama romántico para millennials conservadores, Nuestro momento perfecto vuelve a idealizar el amor a primera vista como cliché para las (viejas) identificaciones elementales, sin pudor alguno a la hora de torcer el drama, de sublimarlo en la creatividad y el arte (del piano al pincel) o de ponerle el almíbar pop necesario para hacer prisioneros fáciles. Algunos ya estamos viejos para estas milongas.   

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