Figuras y fondo

A Hong Sangsoo siempre le ha interesado forzar lúdicamente los límites de la forma dentro de su artesanal concepción del cine digital. Ha oscilado entre el color y el blanco y negro, ha coqueteado con el zoom como gesto gramatical anacrónico o ha saturado la paleta de colores en busca de nuevas modulaciones e intensidades dramáticas para la imagen. En esta breve y fascinante In water, su segundo filme de 2023, juega con el desenfoque o la imagen borrosa como recurso que busca a un tiempo emparentarse con la pintura (impresionista), pero también como gesto conceptual que pliega la película sobre sí misma y sus asuntos.

Un joven cineasta y actor reúne a dos amigos, una mujer y un hombre, para rodar en la costa su película. Ha alquilado una pequeña casa para ellos y les paga unas modestas comidas como única compensación por su trabajo. El rodaje aún está por comenzar y mientras tanto se dedican, como de costumbre, a charlar, pasear, comer y beber. En esas conversaciones se reflexiona sobre el cine, la amistad y la creación, pero también hay espacio para un relato de fantasmas, un encuentro con una mujer que limpia la playa o una llamada telefónica que apunta un romance no del todo consumado. Tras comenzar el rodaje, In water aún nos reserva alguna sorpresa más en forma de trampantojo.

Todo eso en apenas 60 minutos, también la fijación de algunos bodegones y paisajes donde la música (también del propio Hong) exhibe su condición material y su propio grano. In water no deja de ser otro pequeño (gran) divertimento a orillas del mar, un juego metacinematográfico sobre el tiempo que se escapa y desdobla entre el trabajo creativo y la vida alrededor, pero también, en un memorable final, una llamada de atención sobre la soledad ante el horizonte. A Godard le hubiera gustado mucho esta película.