Ni contigo ni sin ti

Lejos ya del compromiso social y el tono político algo pasado de rosca de su trilogía proletaria con Vincent Lindon (La ley del mercado, En guerra y Un nuevo mundo), Stéphane Brizé busca pulsar en esta Fuera de temporada las teclas del cine romántico capaz de sublimar en su puesta en escena esa materia sensible, quebradiza e intangible del amor que se escapa entre los dedos.

Y no parecía ese el camino del filme en su primera media hora, declinada en clave de comedia minimalista a propósito de una estrella de cine en crisis (Guillaume Canet intentando ponerse ante el espejo con cierta ironía autoparódica) recién llegada a un spa de lujo en la costa normanda. La cinta gira inopinadamente de rumbo cuando un viejo amor reaparece en escena en la mirada dulce y la delicadeza de Alba Rohrwacher, mujer casada y con hija, posiblemente frustrada, dispuesta a reavivar la llama perdida entre paseos por la playa, comidas y conversaciones donde se fragua el corazón adulto de la película.

Fuera de temporada se sale entonces de su foco y su ritmo iniciales y se permite incluso largas digresiones que buscan los ecos y proyecciones externas de su sustancia romántica. El largo tramo de la boda de una amiga anciana y las idas y venidas de la pareja en su intento de recuperación del tiempo perdido y búsqueda de razones se acomodan y suceden en una película que, como sus protagonistas, no termina de decidirse por su camino mientras las canciones y melodías de Vincent Delerm y el paisaje invernal ocupan el marco de una melancolía ligeramente de postal.