A vueltas con la Inteligencia Artificial

The Creator | Crítica

'The Creator' se ambienta en una guerra entre los humanos y la inteligencia artificial.
'The Creator' se ambienta en una guerra entre los humanos y la inteligencia artificial. / D. S.

La ficha

**** 'The Creator'. Ciencia Ficción, EE UU, 2023, 133 min. Dirección: Gareth Edwards. Guion: Gareth Edwards, Chris Weitz. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Greig Fraser, Oren Soffer. Intérpretes: John David Washington, Madeleine Yuna Voyles, Gemma Chan, Allison Janney, Ken Watanabe, Sturgill Simpson.

Casi todo lo que cuenta esta película, si la reducimos a su mensaje, está dicho en la anticipadora A. I. Inteligencia Artificial de Spielberg hace 22 años. Y si me apuran, ya que aquella película era un proyecto de Kubrick, de forma tan sintética como emocionante en la muerte-desconexión de Hal 9000 en 2001: una odisea del espacio mientras el superordenador canta Daisy Bell. Y entre una y otra en los androides sintientes de Blade Runner. Los humanos en lucha, en unos casos, o convivencia, en otros, con los androides. Los androides capaces de experimentar sentimientos humanos. Lógicamente este núcleo argumental, tras el que late la cuestión crucial de qué sea lo humano, compartido por muchas otras películas de ciencia ficción, se reviste con una historia, la de un militar estadounidense con trauma familiar envuelto en una lucha mundial contra la Inteligencia Artificial librada entre Occidente (Estados Unidos, para abreviar), que ha sufrido el efecto destructor de sus desajustes, y Asia (se permiten bromas sobre la huelga de los guionistas y la Inteligencia Artificial, así como sobre el auge del cine oriental y la avidez por su mercado frente a Hollywood).

El tono es el de una película bélica ambientada en las selvas orientales en las que se pueden encontrar aldeas que son pequeños paraísos por supuesto destruidos (pero no estamos en La delgada línea roja de Malik, más bien en Invasión en Birmania de Fuller). El mensaje es ambiguo al igualar humanos y androides buenos para enfrentarlos a humanos y androides (u otros artefactos) malos. La puesta en imagen es espectacular y en algunos momentos impactante. Se intuye, más que se ve, la mano de un director que en su día fue una promesa de la ciencia ficción –Monsters (2010)- para después irse descafeinándose a la vez que hinchándose con Godzilla (2014) y Rogue One: una historia de Star Wars. Lo mejor de la película, además de una inteligente fusión de exteriores naturales con efectos especiales que le da fuerza y realismo dentro de su género, es lo que de esa promesa sobrevive en esta película al plantear los peligros y desafíos de la Inteligencia Artificial y rozar la ya aludida cuestión de la frontera entre lo humano y lo artificial o entre la maldad de los humanos y la bondad de los androides, con un toque humanizador (aunque sean artefactos humanoides) que alcanza algún punto de emoción.

Discreta interpretación de John David Washington y muy buenas del trío femenino formado por la niña Madeleine Yuna Voyles en su debut, Alison Janney y Gemma Chan. La música de Hans Zimmer tiende a lo intimista (¿es cosa mía haber creído reconocer ecos de su partitura para La delgada línea roja?) aunque se permite los grandes efectos orquestales y corales basados en la reiteración que han acabado por ser su marca de fábrica. Interesante película que podría serlo aún más con menos metraje.

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