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La sombra de la ley | Crítica
*** 'La sombra de la ley'. Policiaco, España, 2018, 120 min. Dirección: Dani de la Torre. Guion: Patxi Amezcua. Fotografía: Josu Inchaustegui. Música: Manuel Riveiro, Xavier Font. Intérpretes: Luis Tosar, Michelle Jenner, Vicente Romero, Ernesto Alterio, Paco Tous, Manolo Solo, Jaime Lorente, Adriana Torrebejano, José Manuel Poga.
El gallego Dani de la Torre ya había presentado sus credenciales como estilista virtuoso en El desconocido, thriller que encerraba en un coche-bomba a un banquero corrupto (Luis Tosar) y a sus hijos para desplegar un efectivo tour de force de puesta en escena y suspense.
Con su segundo largo, posiblemente la superproducción nacional de reconstrucción de época más ambiciosa que hayamos visto, De la Torre no sólo no se achanta con las dimensiones del proyecto, sino que da un desacomplejado paso adelante en su voluntad de homenajear al noir gangsteril clásico y moderno (Érase una vez en América, Los intocables de Eliot Ness, La puerta del cielo, Cotton Club, Camino a la perdición o Enemigos públicos, también a las reformulaciones televisivas recientes como Peaky Blinders o Boardwalk Empire) para traerlo a territorio nacional, ponerle oscuridad, lluvia, abrigos, gabardinas y sombreros, y ambientarlo en la Barcelona convulsa de 1921, una ciudad en plena expansión moderna atravesada por revueltas anarquistas, policías corruptos y burgueses corruptibles, escenario de movimientos políticos previos al Golpe militar de Primo de Rivera.
Mitología cinéfila e Historia intentan así caminar de la mano en un artefacto de deslumbrante factura visual, cámara portentosa y no pocos estereotipos (del protagonista misterioso a los ambientes del cabaret musical), lo que da como resultado un producto híbrido aunque de gran solvencia cinematográfica que funciona siempre mejor como mecanismo de género que como relato que intenta explicar o contar la complejidad histórica y política una época (poco visitada por nuestro cine) y, en última instancia, su posible correlato con el presente.
Lastrada por algunos excesos musicales (morriconianos) de explícita voluntad operística, La sombra de la ley peca de una sobredosis de referencialidad que no siempre la hace respirar por sí misma, como si el brillante diseño de producción o De la Torre estuvieran más pendientes de recrear con precisión y virtuosismo determinadas escenas espectaculares o resonantes y hubieran descuidado la cohesión, el desarrollo narrativo o el retrato de los personajes y sus motivaciones más allá de la carcasa.
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