Primos hermanos en el camino de la memoria

A real pain | Crítica

Kieran Culkin y Jesse Eisenberg en una imagen del filme.
Kieran Culkin y Jesse Eisenberg en una imagen del filme.

La ficha

** 'A real pain'. Comedia dramática, EEUU-Polonia, 2024, 89 min. Dirección y guion: Jesse Eisenberg. Fotografía: Michal Dymek. Intérpretes: Jesse Eisenberg, Kieran Culkin, Will Sharpe, Jennifer Grey. 

A real pain acumula ya una buena cosecha crítica y de premios camino de los Oscar, el más reciente un Globo de Oro para su co-protagonista, Kieran Culkin, uno de los dos primos judíos que emprenden un viaje a Polonia y a los lugares del horror nazi para cumplir los deseos de su abuela recién fallecida, originaria de aquel país y superviviente del Holocausto

No seremos nosotros quien nos sumemos al entusiasmo generalizado que parece haber despertado la cinta, y no precisamente por la ligereza por la que pasa por encima de un asunto histórico serio, al fin y al cabo el filme pretende ser una comedia dramática e ironizar sobre ello, sino por los numerosos tics de mal director de Jesse Eisenberg, también co-protagonista e igualmente entregado a un despliegue de tics del neurótico de manual.

Sobre el pretexto del viaje como deuda familiar y trayecto sanador, A real pain no deja de ser, a la postre, un filme sobre la relación freudiana entre dos primos hermanos cuyo vínculo está marcado por las diferencias de carácter, la inseguridad y el apocamiento de uno, el desparpajo y el carisma del otro y, a la postre, un amor filial amenazado por el distanciamiento adulto.

El esquema de road-buddy-movie le viene de perlas a Eisenberg para avanzar y no detenerse demasiado en los detalles y el peso del tiempo compartido, pasando página a cada nuevo emplazamiento, en cada nuevo hotel, tren, avión, monumento o taxi en el que se van revelando de manera bastante explícita los traumas y emociones reprimidas.

A real pain va liquidando así poco a poco toda indagación profunda en sus criaturas (acompañadas por un grupo variopinto de turistas que descarga aún más el peso dramático) para quedarse en la superficie de su vínculo. Eisenberg filma el camino y el paisaje polaco con la misma intrascendencia de su escritura y su sentido del montaje, se deja acompañar por un inevitable repertorio chopiniano y no se atreve nunca a asomarse al verdadero abismo de la Historia y sus criaturas.   

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