Lo popular y lo político

Siempre nos quedará mañana | Crítica

Paola Cortellesi, directora y protagonista del filme.
Paola Cortellesi, directora y protagonista del filme.

Ficha

** 'Siempre nos quedará mañana'. Drama, Italia, 2023, 120 min. Dirección: Paola Cortellesi. Guion: Furio Andreotti, Giulia Calenda, P. Cortellesi. Fotografía: Davide Leone. Música: Lele Marchitelli. Intérpretes: Paola Cortellesi, Valerio Mastandrea, Vinicio Marchioni, Romana Maggiora, Giorgio Colangeli.

Gran éxito de taquilla del cine italiano de las últimas temporadas, sobre todo gracias al carisma de su directora y protagonista, la popular actriz televisiva Paola Cortellesi, Siempre nos quedará mañana pulsa astutamente todas las teclas del melodrama didáctico con pinceladas de humor costumbrista que busca en la Historia y el pasado reciente de aquel país el refugio estético (el blanco y negro lavadito, las formas folletinescas) para abordar cierta agenda de actualidad, más concretamente para denunciar la violencia de género y reivindicar la conquista de derechos de las mujeres desde la inmediata posguerra tras los años del fascismo.

Astutamente en tanto que la Cortellesi recibe el primer guantazo de su marido a las primeras de cambio, sin precalentamiento, haciendo prisionero a un espectador (ideal) al que se someterá a una dialéctica entra la esposa y madre sufridora y resiliente, y ese esposo que encarna junto a su padre, invitado yacente y autoritario al otro lado de la puerta, ese feroz heteropatriarcado que, en plena época de crisis y precariedad, sometía a las mujeres a un rol secundario y servicial en el seno de las familias trabajadoras.

Ya los siguientes zarpazos vendrán con guante de seda, en forma de bailes y canciones que nos ahorran la crueldad para asumir ese punto de vista de la mujer que ha sobrevivido sublimando la adversidad, la violencia y el perdón incluso, un recurso que, junto a la música extemporánea, se mueve en la cuerda floja entre el hallazgo y la cursilería pero que se encamina a cada nuevo giro hacia un final con más trampa que suspense que busca sin sutilezas leer retroactivamente todo el filme en unas claves contemporáneas.

Habrá quien caiga en la tentación de comparar esta película con el cine neorrealista o el melodrama italiano de los 40 y 50. De todo aquello apenas queda aquí el guiño nostálgico o el gesto imitativo que busca camuflar estereotipos, moralejas y brocha gorda para tiempos de corrección política y cine sin identidad propia.

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