La venganza de Caperucita
Nina | Crítica
Ficha
*** 'Nina'. Thriller, España, 2024, 105 min. Dirección y guion: Andrea Jaurrieta. Fotografía: Juli Carné Martorell. Música: Zeltia Montes. Intérpretes: Patricia López Arnaiz, Darío Grandinetti, Aina Picarolo, Íñigo Aramburu, Mar Sodupe.
Para su segundo largo tras el interesante debut que supuso Ana de día, Andrea Jaurrieta se adentra en el territorio del cuento y la fábula para abordar el tema de los abusos sexuales y el consentimiento. Y lo hace apostando por una mezcla de géneros donde el thriller, el western, el melodrama o el costumbrismo local se anudan en una escalada de tensión y juego metacinematográfico que permiten cruzar tiempos y revivir el trauma femenino entre los paisajes de un Norte que funciona como territorio y paisaje de novela gótica o de película de Hitchcock.
Nina se mueve entre el presente y pasado (primeros noventa) para explicar la llegada nocturna e inesperada a un pueblo costero de una joven que un día de marchó de allí para hacer carrera como actriz. Patricia López Arnaiz pasea su enigma, su dolor, su furia, sus cicatrices y su escopeta por un lugar que remite siempre al recuerdo y el silencio cómplice sobre esa experiencia adolescente en la que el deslumbramiento y la confusión condujeron a la manipulación, el engaño y el abandono.
La película va desentrañando poco a poco el corazón negro de su misterio con plena conciencia y dominio de su registro, cuyos trazos de proyectan en la puesta en escena, el uso del color, el montaje o esa perturbadora música de reminiscencias herrmannianas compuesta por Zeltia Montes. Ahí, en el territorio de una nueva caperucita y un viejo lobo con piel de cordero, interpretado por un siniestro Darío Grandinetti, Nina se aproxima poco a poco al borde de un acantilado donde no hay posibilidad de perdón ni de vuelta atrás. Tal vez la verbalización explícita a última hora hubiera sido prescindible para escapar de la pesadilla.
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