Chandler y los cyborgs

Presentado en la edición de 2023 del festival de Cannes, este largo francés de animación adulta juega al retrofuturismo y la ciencia ficción en clave de estética manga a partir de una de esas tramas detectivescas que podría haber salido de cualquier novela negra de Chandler y que sirve como estructura narrativa para un viaje interplanetario entre la Tierra amenazada y un planeta Marte colonizado en el que se pone en juego el futuro de la humanidad y la emancipación de los robots que la han suplantado en las tareas menos estimulantes hasta el límite de la rebelión autoconsciente, en lo que parece un claro apunte sobre las derivas éticas y peligros del auge de la inteligencia artificial.

Tiene así esta atractiva apuesta visual y escenográfica algo de laberinto, galimatías y enigma que parece ir siempre por delante del espectador, cuestión que puede verse como problema o bien como estrategia de confusión propia del género para jugar mejor las bazas de una investigación policial, unos constantes desdoblamientos y una apuesta por lo tecnológico-científico mientras los viejos elementos de lo humano, encarnados por una mujer detective con problemas con el alcohol y su acompañante y melancólico cyborg (Léa Drucker y Mathieu Amalric en las voces originales), se quedan siempre atrás en su capacidad para controlar el destino del relato.

Jérémie Perin, también co-guionista, parece desde luego más seguro y sólido en la creación de un mundo distópico, su iconografía y sus criaturas híbridas que en el manejo y la conducción de una historia que a veces tiende a ensimismarse y ocultarse más de lo recomendable.