Crímenes sin solución

Flamante ganadora (mejor película y mejor guion) en los Premios Lumières del cine francés, también recompensada con el premio Jacques Deray al mejor film policiaco del año, La noche del 12 se le ha vuelto a escapar a los distribuidores españoles y ha llegado directamente a Filmin. Y no será porque las anteriores películas de Dominik Moll, de Harry, un amigo que os quiere a Sólo las bestias, no se hayan estrenado antes e incluso con cierto reconocimiento.

Más allá de esta circunstancia, la película se despliega como policiaco neo-clásico en el proceso de investigación de un caso criminal (real) ocurrido en la provincia francesa en 2016: una joven aparece calcinada en un descampado de una pequeña localidad de montaña próxima a Grenoble. Moll se pega a la investigación policial dejando a un lado el ruido mediático o el morbo habituales para centrarse en los encuentros e interrogatorios con amigos, conocidos y familiares de la víctima, proceso en el que emerge el perfil promiscuo de la chica y las reacciones derivadas del mismo entre una comunidad pequeña que aún mantiene los estigmas del viejo orden heteropatriarcal.

La noche del 12 avisa pronto de que más del 20% de los casos criminales en Francia quedan sin resolver, de manera que a Moll no le interesa aquí llegar a una conclusión como retratar el camino, las pistas y los obstáculos, las opacidades de toda investigación, la psicología y desgaste de los policías y los contextos y circunstancias en las que trabajan. Así, su película se sitúa en algún lugar entre el Zodiac de Fincher y los policiacos de Chabrol sin renunciar a cierto suspense aunque sin levantar demasiadas falsas expectativas. A la postre, Moll no resiste a la tendencia de cierto cine contemporáneo a subrayar una culpabilidad masculina colectiva como caldo de cultivo de la violencia y los crímenes de género.