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Humano, demasiado humano

Finch | Estreno en AppleTV+

El perro Goodyear, el robot Jeff y el humano Finch que encarna Tom Hanks.

Ficha

*** 'Finch'. Ciencia-ficción, EEUU, 2021, 118 min. Dirección: Miguel Sapochnik. Guion: Craig Luck, Ivor Powell. Fotografía: Jo Willems. Música: Gustavo Santaolalla. Intérpretes: Tom Hanks.

Al margen del parecido razonable que me ven con él amigos, conocidos, alumnos guasones y hasta mi propia hija de año y medio, Tom Hanks tal vez sea el único actor americano capaz de aguantarle el tipo a un balón de voleibol durante dos horas en una isla o, como en esta nueva película de ciencia-ficción distópica deudora de aquella Naúfrago, a un robot y a un perro como únicos acompañantes de su odisea crepuscular por los paisajes desérticos y carreteras polvorientas de un planeta devastado por los últimos envites del cambio climático.

Finch, que así se llama nuestro hombre, se ha quedado solo y escondido en el mundo y sobrevive en su refugio en compañía de un perro y un androide de simpática voz al que ha dotado de una pasmosa humanidad que sin duda se confunde con la suya, astuta estrategia para un diálogo y una amistad creciente entre ambos destinada a pasar el relevo de valores y encarnar una nueva fábula de iniciación y legadoon the road que sólo Hanks, insisto, es capaz de sostener con verdad sin que se derrumbe el castillo de naipes o se afloje más de la cuenta el leve infantilismo de la propuesta que dirige Miguel Sapochnik y avala Amblin en la mejor tradición del cine de aventuras existenciales en los límites del fin del mundo.

Cuento de alerta ecologista, canto a la amistad y el compañerismo, relato fantástico fuertemente anclado en lo terrenal, Finch consigue el pequeño milagro de la empatía con la máquina, que sueña incluso con sus particulares ovejas eléctricas, al tiempo que cincela con fuerza ese rol repleto de valores nobles y esa fortaleza frágil que han hecho de Hanks la única posible estrella heredera del legado clásico del cine americano, un actor cuya sola presencia y cuya manera de mirar, moverse y aguantar el contraplano ante un ente digital sólo pueden incitar a la empatía y al reconocimiento de todo eso que todavía nos recuerda qué es ser un buen hombre y actuar en consecuencia.

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